Amigo flor, amigo cactus
No sé si quedarme con la teoría de Cristian sobre el amigo flor y el amigo cactus o la de Aroa sobre el tridente de Poseidón. Aquí el más tonto hace relojes… y teorías.
Cristian ha ido uniendo los puntos hasta completar la figura final. Le ha llevado más de un mes darse cuenta de lo que se estaba cociendo en su contra. El tramo final del punto a punto lo completó mientras hacían la radio, lo que ellos llaman el podcast. Escuchando a sus compañeros ante el micrófono (en realidad llevan uno colgando siempre) conoció las reacciones de sus compañeros cuando se puso más pavo del pactado. Al parecer creía que no eran tres lonchas por persona, sino por cada trozo de pan. Cristian no se ha resistido nunca a la tentación de tomarnos por idiotas.
Con idéntica facilidad que muestra la paranoia por la que cree en una confabulación contra su persona evade muchas de las responsabilidades que conlleva una amistad utilizando la teoría de la flor y el cactus, que explica así: “Hay dos tipos de amigos, el amigo flor y el amigo cactus. El amigo flor necesita que le rieguen todos los días y al amigo cactus basta con que le riegues una vez a la semana, siempre va a estar ahí”. Cristian culmina la explicación con un esperado posicionamiento: “Yo soy amigo cactus”. No podía ser de otra manera.
Necesidades relacionales distintas
Que Cristian utilice esa metáfora popular para explicar que cada uno tenemos necesidades relacionales distintas es un síntoma de que está evadiendo su responsabilidad en la relación con Rocío, lo cual no quita para que me parezca una teoría interesante. Con un poco más de detalle podemos analizar que los amigos flor son quienes necesitan más cuidados emocionales, requieren atención o cercanía frecuente y si se sienten descuidados pueden marchitarse (por seguir con la metáfora). Está bien escogido el nombre porque una flor requiere agua, luz y cuidado. Por su parte, los amigos cactus son los que necesitan poco mantenimiento, no requieren contacto constante, ni se ofenden por la distancia o los largos silencios. Y es que el cactus sobrevive con bien poco y requiere escasa atención.
Digamos que el amigo cactus es más autosuficiente y emocionalmente resistente. También es la opción más cómoda y requiere un menor grado de compromiso. Que Cristian se identifique con esta opción quiere decir que considera a Rocío una amiga flor, por lo cual es más sensible y demanda cercanía a sus amigos. En realidad, se lo ha pedido a Cristian la madrugada del lunes al martes en una conversación que le ha hecho verter algunas lágrimas. En realidad, terminaron con llorando los dos. Rocío empezó a reprochar a Cristian su distancia en el oasis cuando se les unió Aroa. Entonces dudé si eran celos, pero ahora tengo meridianamente claro que sí.
“Te he puesto en un pedestal que no te has ganado”, le dijo Rocío a Cristian. Luego vino un chorreo de reproches. Desde que ha llegado a estar llorando en el dormitorio y él ni se ha enterado hasta que tiene más confianza en Patricia que en ella. Otra vez los celos, esta vez metiendo a Patricia de por medio. “No estamos en el mismo nivel de amistad”, siguió diciendo Rocío. A esta concursante también le costado terminar de unir los puntos para darse cuenta de que Cristian no es su amigo. Su estudiado papel de aspirante a la beatificación le llevó a mostrarse atento y cariñoso con todos en un principio, lo cual la llevó a error.
Recordemos que Cristian conoció a Rocío conviviendo en el oasis junto a una pareja (Sofía y Noah), además de su amiga Desi. Y todo el tiempo del mundo para ganarse a muy pocas personas. Cuando llegó Aroa se volcó con ella, desatando la ira en Rocío. Un mes después, Rocío ha reparado en que Cristian reparte sus atenciones de manera equivocada, según su opinión. Diría más bien que lo hace de manera interesada. Rocío ya no le interesa, pero tampoco Patricia, a la que ve muy unida a Edurne y Jonay tras desencantarse de él. Las quejas de Rocío llegan en un momento de debilidad para Cristian, quien solo cuenta ya con Joon.
“Tienes que respetar mi espacio”, le pidió Cristian a Rocío. Frente a la idea de que están en niveles diferentes de amistad, él piensa que están en el mismo, pero la expresan de manera diferente. Dice Cristian que Rocío expresa la amistad con más confianza, pero esta considera que hasta Joon le ha dado una confianza mayor. El drama está servido, aunque se trata de la historia de un desencuentro anunciado. No hacía falta saber que Cristian es un amigo cactus para darse cuenta de que su entrega y amabilidad extrema son pura fachada. Lo que no sé es cómo se lleva tan bien con Joon, quien improvisó un tercer tipo con el nombre de amigo bonsay, que requiere todavía más cuidados y mimos que el amigo flor. Lo normal es que hubiera surgido el conflicto entre ambos porque una “flor” siempre pensará que un “cactus” pasa de ella del mismo modo que un “cactus” sentirá que la “flor” demanda demasiado.
El conflicto del que hablo no lo ha tenido Cristian con Joon, pero sí con Rocío, aunque para el bien de ambos ha tardado mucho en explotar. Casi al mismo tiempo se ha dado cuenta Cristian de que algunos compañeros no le hablaban, pero hablaban de él. Le han estado dando puntos con la misma facilidad que le daban la espalda. Está molesto porque no le dijeran nada de su error con la loncha extra de pavo, pero no parasen de censurarle por ello. “¿De verdad que las mismas personas que me están diciendo que me moje no se han mojado conmigo?”, pregunta Cristian. Es una pregunta retórica, claro está. En realidad quería poner de relieve una incoherencia que, la casualidad, va en su contra. No le queda ya ni Rocío, tal vez me debería dar pena su situación.
Aroa y el tridente de Poseidón
Podría repetir con Aroa mi conclusión de que a Cristian le han dejado solo. Esta concursante tiene en Quili su Joon particular, menos ocurrente y no tan acertado en su análisis de la situación. Jamás le diría Quili a Aroa verdades como las que le he escuchado a Joon. Ayer en esa conversación del jardín sobre arquetipos de la amistad hacía Joon una descripción gestual de la evolución en el concurso de su amigo. Tan solo elevaba su mano al máximo y luego la precipitaba hasta lo mínimo. Casi siempre está acertado, hablando o sin hablar. Aroa tiene un nuevo enemigo no declarado llamado Raúl. Su grupo se ha disuelto como un azucarillo en el café y sus últimos integrantes abandonan el barco a toda prisa. Quili es el hombre orquesta de este Titanic.
Raúl llamó llorona el lunes a Aroa, acusándola de hacer teatro llorando durante el programa del domingo antes de saber quién resultaría expulsado. Ni siquiera quiso disculparse con un abrazo, como le había pedido la malagueña. Días antes de esto empecé a creer que Raúl ha estado más cerca del disuelto grupo de Aroa solo circunstancialmente. Ayer estuvo haciendo planes con Edurne para cuando esto termine. No significa nada, pero es más de lo que le he visto hacer con Aroa. Hasta a Joon le veo ahora más cercano a esta concursante. Ayer le estuvo explicando su teoría del tridente de Poseidón, aunque ella lo llama “bastón”. Aquí el más tonto hace relojes… y elabora teorías.
Dice Aroa que su oponente no tiene la verdad absoluta cuando da una opinión discrepante de la suya. Esta obviedad es lo que ella llama “bastón de Poseidón”. Supongo que el tridente es símbolo de poder o autoridad. Por tanto, tenerlo significa estar en posesión de la verdad. Tal vez debiera bajar un peldaño en importancia a esta simbología entendiendo que quien tiene el tridente simplemente domina la discusión. Sin más. Ya expliqué ayer que la verdad es producto de un consenso y entre Aroa y Patricia no hay más predisposición al acuerdo que entre esta última y Raúl. Pero a Aroa no le inquieta la discrepancia tanto como que su oponente haga de manera recurrente esta pregunta: “¿Me estás vacilando?”. Las coletillas irritan cuando se repiten con mucha frecuencia.
No escuché a Patricia preguntar si la estaban vacilando en la discusión que tuvo junto a Edurne con Aroa y Quili. Dos bandos de difícil reconciliación que discuten por el placer de discutir. Excluyo en esto a Quili, tal vez a Edurne también. Pero tengo claro que Patricia y Aroa se regocijan en el conflicto. Lo del lunes no tiene otra explicación. Aroa sabía que habría bronca en la cabaña en cuanto entraron Edurne y Patricia. Discutieron por un comentario de Quili sobre los robos de leche, un conflicto de hace días, semanas incluso. También porque a Patricia le pareció que este compañero se reía de su apellido. No sé qué complejo tiene con esto Patricia, pero me deja de pasta de boniato, que decía Mercedes Milá.
Los nuevos enemigos de Aroa se unen a sus clásicos, como es el caso de Jonay. Ayer se quejaba de que esta compañera se metiera siempre en todo y contestaba al comentario de que ahora se relaciona más con la gente. “Hablo más ahora con la gente de la casa porque somos la mitad de personas y se han marchado justamente aquellos con quienes no tenía mucha relación. Edurne, como viene siendo habitual, le daba la razón a Jonay en que Aroa se mete en todo y apostillaba esto sobre el otro asunto: “Es que si te fijas se han ido los que no hablaban”. Ahora resulta que hemos expulsado a un ejército de mudos. Es que te tienes que reír.
Moleskine del gato
Comentando su charla con Rocío se le escapó a Cristian su opinión sobre la amistad de aquella con Desi. Dice el feriante que Desi es una amiga “tóxica”. No me lo esperaba.
A Joon no le parece “bonito” que se pregunte si alguien va a usar la tostadora y en cuando la desenchufan vaya Quili a volverla a enchufar para hacerse una tostada. Si esto no es sacar las cosas de quicio no sé lo que considerar así. Por cierto, todas las tostadoras que he tenido se podían dejar enchufadas quedando a la espera de cuando quisiera utilizarlas. ¿Me he perdido algo en esta historia?
