Logan sacaba la ansiedad aullando mientras se acercaba un poco más a la civilización, concretamente a su maleta. “Al abrir la maleta me sentí por unos segundos en Asturias”, decía Logan mientras olía algunas de las prendas que aún guardaba. Pero eso no era lo que más había echado en falta: “Nunca me imaginé echar tanto de menos un peine o una colonia, ahora lo pienso y son como una bendición”. Emocionadísimo, el concursante, leyó una carta de su familia, que le decía lo orgullosos que estaban de él: “Ya voy a poder ir a pescar en barco con mi padre sin que me eche la bronca”.