Enfrentamientos

Se enfrenta entre reproches a su suegra porque no acepta la relación con su hija: “Llevo más de cinco años con ansiedad”

Se enfrenta entre reproches a su suegra porque no acepta la relación con su hija: “Llevo más de cinco años con ansiedad”
Marcos se enfrenta a su suegra en 'El diario de Jorge'
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En ‘El diario de Jorge’ nunca se sabe lo que puede pasar, pero lo que ocurrió anoche superó cualquier expectativa. Rosa llegó al programa sin saber muy bien por qué la habían invitado. Lo que no imaginaba es que su yerno, Marcos, y su propia hija necesitaban hablar con ella para pedirle, casi suplicarle, que aceptara su relación de una vez por todas.

Según Marcos, el problema es claro: su suegra no lo acepta por ser gitano. Rosa, desde plató, lo negó tajantemente. “Es mentira”, insistió una y otra vez. Pero la tensión estaba servida.

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El tenso reencuentro

Marcos apareció en videollamada desde Almería, a punto de convertirse en padre, su mujer podría ponerse de parto en cualquier momento. Desde la pantalla, lanzó la primera acusación: “La primera vez que subí a su casa, empezó desde la cocina gritando sobre los gitanos por mis tatuajes”. Además, el invitado aseguró que su suegra le llegó a tirar comida recién hecha.

Rosa negó haber tirado comida ardiendo, pero sí reconoció haber hecho algún comentario desafortunado. El ambiente se cargó todavía más cuando Marcos relató otros desplantes: un desprecio en una cena de Nochebuena y la famosa frase, según él, de su suegra: “Mira, un gitano que trabaja”.

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Rosa no se escondió: “Sí, se lo he dicho. Yo quería otra cosa para mi hija”. Sin embargo, repitió varias veces que no es racista y que todo se debe a “malentendidos y discusiones”. Marcos no lo ve así. “Me has hecho sentir mal durante años”, confesó, visiblemente afectado: “Llevo más de cinco años con ansiedad por esta situación”.

La discusión subió de tono, pero también dejó momentos inesperados, como cuando Rosa lo llamó “cínico”, él lo encajó y ambos terminaron reconociendo, a su manera, cierto cariño. Pese a la dureza del enfrentamiento, Marcos dijo algo que sorprendió al plató: “¿Que si creo que me quiere? Sí. De un cien por cien… un diez por ciento.”

Rosa, indignada, reaccionó: “¡Qué malo eres!”, aunque entre reproche y reproche terminó admitiendo: “Y yo también te quiero”. Marcos, resignado pero esperanzado, añadió: “Yo lo único que quiero es que estemos bien”.