Así fue la boda de Carlos III y Camila hace 20 años

Se enamoraron en el año 70, pero su relación era imposible, por lo que decidieron tomar caminos separados
Lejos de grandes festejos, la pareja se casó en una discreta e íntima ceremonia civil
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MadridLa historia de amor de Carlos III y Camila parecía condenada, pero el tiempo y el esfuerzo de amos ha cambiado su destino y gracias a ello, hace 20 años que se dieron el ‘sí, quiero’, una esperada y discreta boda que no cambió nada entre ellos, pero lo cambió todo. Gracias a esa decisión, hoy Camila es reina junto a su marido, el rey Carlos III. Fue él quien quiso darle este título, pues no eran pocos los que esperaban que ella fuera reina consorte.
Se enamoraron en el año 70, pero su relación era imposible, por lo que decidieron que lo mejor era tomar caminos separados. Él se casó con Lady Di y ella con Andrew Parker-Bowles, sin embargo, este no fue el final de su amor, ni de su relación. Las vidas de ambos continuaron estando entrelazadas, manteniendo una estrecha relación. Después se confirmaría que habían mantenido una relación extramatrimonial.
El príncipe Carlos y Diana de Gales se divorciaban en 1992, dos años después hacía lo propio Camila, ambos eran libres para hacer lo que quisieran, pero la muerte de Diana en el 97 hizo que su relación se complicara todavía más. La pareja no se mostraría junta en público hasta dos años después y en el año 2005 se casan en una discreta ceremonia.
La boda de Carlos III y Camila hace 20 años
El sábado 9 de abril de 2005 se casaban, por fin, Carlos y Camila, tras toda una vida de relación, aunque no siempre fuera sentimental. Lejos de grandes festejos, la pareja se casó en una discreta e íntima ceremonia civil, pues ambos habían estado casados anteriormente, fue una ceremonia de segundas nupcias.
Lejos de grandes celebraciones, tan habituales en las bodas reales, esta solo contó con algunos familiares y amigos cercanos de la pareja, tan solo 28 personas asistieron a la ceremonia, entre los que estuvieron los príncipes Guillermo y Harry, y también los hijos de Camila, Tom y Laura. Faltaron los Reyes, ni Isabel II ni el duque de Edimburgo estuvieron presentes.
Para la ocasión, Camila Parker-Bowles apostó por mantenerse fiel a su estilo. Escogió un diseño de Robinson Valentine hecho a medida, formado por un vestido de gasa en color crema, de cuello redondo y rematado con detalles de encaje y un abrigo a juego. Completó su estilismo con una pamela de rafia adornada con plumas de Philip Treacy. Un look para el recuerdo que quedó eclipsado por el segundo de sus estilismos, el que escogió para la ceremonia religiosa posterior, en la que se bendecía su unión. En el castillo de Windsor recibieron la bendición del arzobispo de Canterbury.
La novia escogió para esta ceremonia otro diseño de Robinson Valentine, un vaporoso vestido de seda en azul porcelana que cubrió con un abrigo largo bordado a mano con cinco tonos de hilo de oro. De nuevo un tocado de Treacy, esta vez de hojas doradas y con diamantes de Swarovski.
A pesar de que llevaban tres años conviviendo, la pareja optó por pasar la noche previa a la ceremonia por separado, ella en Clarence House y él en Highgrove, su residencia campestre.