El paparazzi que fotografió el topless de Lola Flores desvela los detalles mejor guardados del escándalo 42 años después: "Ya lo había intentado"

El paparazzi que fotografió el topless de Lola Flores desvela los detalles mejor guardados del escándalo 42 años después: "Ya lo había intentado"
Juan Carlos Teuma, quien captó el pactado de Lola Flores para Interviú, relata los secretos del reportaje
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Cuarenta y dos años después de que Lola Flores protagonizase un escándalo al salir a la luz unas imágenes de ella desnuda -asegurando en un primer momento que le habían pillado 'in fraganti'-, sale a la luz toda la verdad del reportaje de la mano del paparazzi que la captó. Juan Carlos Teuma, el fotoperiodista que llegó a un acuerdo con La Faraona, cuenta en 'El tiempo justo' cómo se produjo esta idea. Al parecer, fue la popia Flores quien tuvo la iniciativa de salir en topless en Interviú, así que contactó con los directores de la revista.

"Todo empiza con una llamada de ella a mí", comienza diciendo. Lola Flores le pidió que le ayudase a "gestionarlo", por lo que Teuma se puso a trabajar en ello el mismo año en el que su hija Lolita iba a contraer matrimonio, el 1983. "Le llamé al jefe de ventas y se revolvieron, lo había intentado antes", comparte.

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La propia hija de Flores le advirtió de que si se producía finalmente el pactado, ella "se iba de casa". Junto con el abogado Eduardo Álvarez Puga, tuvieron un encuentro en la casa de Lola Flores. "Quería cash", asegura.

El precio que costó el 'pactado'

Si bien cuando salieron las imágenes La Faraona desmintió que se tratase de un pactado para dar más emoción al asunto, más tarde se confirmó que no era un 'robado' y que efectivamente hubo un acuerdo previo para el reportaje. "Todo se cierra por 8 millones de pesetas del año 83", dice.

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Ahora bien, hubo más polémica porque Lola Flores vio más fotos en dos números diferentes. "Ya era tarde para pedir más. Ella no se lo esperaba y se cogió un rebote de narices", relata.

Juan Carlos Teuma cuenta cómo se hicieron las fotos. Ella subía y bajaba de las escaleras que le llevaban a la piscina del jardín de su casa. En un momento dado, el fotoperiodista le pidió que se quitase la parte superior del bañador en la ducha.

Como el sitio no estaba rodeado de árboles, Teuma se las averiguó para que pareciese un robado. "Vi un árbol cercano, así que arranqué varias ramas y me las puse por delante", cuenta. "No llego a durar una hora la sesión", apostilla.