La herencia de Walt Disney, una batalla legal y familiar con acusaciones de problemas mentales y adicciones
La herencia de Walt Disney ha sido peleada en los juzgados por los descendientes del magnate entre acusaciones de problemas mentales y adicciones
Qué opciones existen para gestionar adecuadamente una herencia
Walt Disney ha sido uno de los pioneros de la animación y un magnate del entretenimiento estadounidense que, junto a su hermano Roy O. Disney, fundó The Walt Disney Company, la gran compañía de Mickey Mouse que a día de hoy está valorada en miles de millones de euros. Tras la muerte de los dos fundadores, los herederos de los hermanos Disney se han visto envueltos en una compleja batalla legal en la que luchan por sus cuantiosas herencias.
Aunque el gran imperio que creó el animador y productor estadounidense sigue creciendo bajo la dirección de ejecutivos ajenos a la familia, los descendientes del fundador continúan discutiendo en los tribunales por la gestión de la herencia, los derechos derivados de los fondos familiares y, sobre todo, la capacidad de decisión sobre determinadas partes del legado económico que dejó tras su muerte en 1966.
La figura del fideicomiso
El conflicto viene de décadas atrás, pero han ido adquiriendo nuevos matices según pasan los años y la fortuna familiar se revaloriza. El patrimonio que dejó Walt Disney se estructuró originalmente a través de varios fideicomisos (contratos legales donde una persona transfiere la propiedad de sus bienes a otra persona para que los administre en beneficio de un tercero o de él mismo) destinados a su mujer, a sus dos únicas hijas, Diane y Sharon, así como a los hijos y nietos de estas.
Parte de esa estructura buscaba garantizar que la fortuna se administrara de forma responsable y que los herederos recibieran los fondos en etapas, siguiendo condiciones muy específicas.
Con el paso del tiempo, estas condiciones se han convertido en uno de los puntos más conflictivos. Algunos miembros de la familia han denunciado que la administración de los fideicomisos no ha sido transparente, alegando que ciertos administradores habrían ejercido un control excesivo sin respetar por completo la voluntad original del fundador.
En cambio, otros han sostenido que esas normas fueron diseñadas por Walt Disney precisamente para evitar decisiones impulsivas y así poder proteger el patrimonio a largo plazo.
Una herencia que sería entregada por partes
El legado de Walt Disney se dividió principalmente entre su esposa, Lillian Disney, y entre sus dos hijas, Diane Marie Disney y Sharon Mae Disney. No obstante, hay que destacar que el patrimonio también incluyó inversiones destinadas a organizaciones benéficas.
Tras la muerte de Sharon Disney, hija del magnate, en 1993, sus hijos y nietos del fundador de la compañía, Victoria Brad y Michelle, protagonizaron varios episodios tensos debido a las imposiciones que se les pusieron para poder recibir la herencia de su madre y de su abuelo.
En concreto, Sharon Disney dejó una herencia valorada en más de 400 millones de dólares que debía estar gestionada por tres fideicomisarios, igual que hizo su padre con ella y con su hermana.
Estas personas elegidas por la hija del fundador de la compañía estaban obligados a retribuir a sus descendientes con un 20% de lo que les correspondía cuando cumplieran 35, 40 y 45 años siempre y cuando "tuvieran las facultades mentales adecuadas para manejar los fondos de forma prudente y responsable", explican desde el periódico 'El Mundo'.
Acusaciones de problemas mentales y documentos médicos falsos
Según documentos judiciales, las cantidades económicas que debían recibir sus hijos dependían de evaluaciones médicas y financieras que determinaban si estaban capacitados para manejar grandes sumas de dinero.
Estas evaluaciones se convirtieron en el centro de una disputa cuando algunos herederos cuestionaron su validez ya que se encargaron informes médicos que apuntaban adicciones con sustancias y problemas mentales entre los herederos de Sharon Disney. De esta forma, los tres nietos de Walt Dinsey denunciaron que habían sido utilizados por sus albaceas para frenar el acceso legítimo a su parte del patrimonio.
Acusada de tener problemas con las drogas y de llevar una vida derrochadora, Victoria, hija de Sharon y nieta de Walt Dinsey, falleció en 2002 sin dejar descendencia por lo que su parte de la fortuna tuvo que ser dividida entre sus dos hermanos, Brad y Michelle.
Sin embargo, los albaceas encargos de esta fortuna familiar alegaron que los dos hermanos padecían dislexia y él síndrome de Down y alcoholismo fetal. Tras varios encontronazos en los banquillos, las pruebas médicas y los informes de ADN demostraron que no era así y que aquellos documentos entregados en la corte por los albaceas habían sido manipulados para satisfacer ciertos intereses.
Una batalla legal en los juzgados
A partir del año 2005, Michelle, nieta de Walt Disney, comenzó a percibir parte de la fortuna de su abuelo. Sin embargo, Brad tuvo que seguir peleando en el Tribunal Superior de Los Ángeles para conseguir los réditos obtenidos a partir de sus 200 millones de dólares que debía heredar.
Una batalla judicial y familiar que continúa a día de hoy entre los herederos de Walt Disney. Mientras tanto, la compañía The Walt Disney Company —separada desde hace décadas de la gestión directa de la familia— continúa operando con normalidad y sin interferencias provenientes de estas disputas privadas.
La herencia del otro fundador de Disney
Por otro lado, se encuentra la fortuna que dejó Roy O. Disney, hermano de Walt Disney, tras su fallecimiento en 1971. En su caso, el hermano mayor de Walt tan solo tuvo un único hijo, Roy O. Disney Jr. El sobrino de Walt Disney ha sido el último miembro de la dinastía en trabajar en la compañía de Mickey Mouse.
En concreto, Roy O. Disney Jr. estuvo ejerciendo como asesor, miembro de la junta directiva y director emérito del consejo de administración.
En 2009, el hijo del otro fundador de Disney murió a los 79 años y al poseer el 1% de las acciones de la compañía, valoradas en Forbes en 1.200 millones de dólares, fue repartido entre sus cuatro hijos.
El dato más llamativo lo ha protagonizado durante los últimos años Abigail Disney, hija de Roy O. Disney Jr., que ha ido desprendiéndose de su fortuna poco a poco al donarla a diferentes organizaciones benéficas al considerar que no es merecedora de todo este dinero por el mero hecho de ser descendiente de uno de los fundadores de la gran compañía.