Cómo se hace el rebujito: el secreto mejor guardado de la Feria de Abril

El rebujito de la Feria de Abril
El secreto del rebujitogetty images
Compartir

Andalucía sabe a primavera, a farolillos y sevillanas, pero sobre todo, sabe a rebujito. Aunque esta bebida no posee la solemnidad del vino fino, ni la complejidad del jerez añejo, se ha convertido en el espirituoso protagonista de las ferias andaluzas. Tan sencillo en su preparación como insuperable en su capacidad refrescante, el rebujito es mucho más que una mezcla casual: es una síntesis perfecta de frescor, tradición y alegría.

Pero, ¿qué es exactamente un rebujito y cómo llegó a convertirse en el alma líquida de la Feria de Abril?

PUEDE INTERESARTE

El enigma de su origen: de la Inglaterra victoriana a la caseta sevillana

Aunque hoy el rebujito se asocia casi automáticamente con Andalucía, lo cierto es que sus raíces no son precisamente locales. En realidad, el antecedente más aceptado del rebujito es el 'Sherry Cobbler', una bebida inglesa del siglo XIX elaborada con vino de Jerez, azúcar, hielo y frutas cítricas. Este cóctel elegante cruzó el Atlántico y se popularizó en los Estados Unidos antes de desembarcar nuevamente en España, transformándose en el refrescante rebujito que conocemos hoy.

Por supuesto, no es la única historia de origen de esta bebida, ya que según otras versiones, el rebujito nació de forma espontánea en Andalucía, concretamente en Granada durante la Feria del Corpus, cuando un grupo de amigos mezcló casualmente vino fino con refresco para combatir el calor. Sea cual sea la versión correcta, el rebujito arraigó profundamente en las tradiciones andaluzas durante las últimas décadas, transformándose en acompañante imprescindible de las fiestas populares.

PUEDE INTERESARTE

Sus ingredientes: simplicidad y equilibrio

El éxito del rebujito reside en su sencillez y equilibrio perfecto entre ingredientes. La clave radica en la elección adecuada del vino: un fino o manzanilla muy fríos. Para complementar este vino seco, se emplea un refresco de lima-limón como pueden ser los populares Sprite o 7 Up, también servidos muy fríos, y que aporta la dulzura justa, amén de la efervescencia necesaria.

La proporción clásica es clara y aceptada universalmente: un tercio de vino fino o manzanilla y dos tercios de refresco lima-limón. Si el vino el bueno se puede modificar ligeramente esta proporción a favor de la bebida alcohólica, pero eso ya depende de gustos y paladares. 

PUEDE INTERESARTE

Añadir abundante hielo es crucial, ya que debe servirse bien frío, casi helado, para maximizar su efecto refrescante. Se trata de una bebida que no puede prepararse con antelación, pues servido tibio pierde buena parte de su carisma. Finalmente, el toque distintivo: unas hojas frescas de hierbabuena, cuya función aromática convierte al rebujito en una bebida excepcionalmente fresca y ligera.

Paso a paso: la preparación del auténtico rebujito andaluz

Preparar un rebujito en casa es sencillo, aunque la auténtica maestría está en los detalles:

  1. Elegir el vino: Un fino de Jerez o una manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, siempre fríos.
  2. Hielo abundante: Llena una jarra grande con hielo para mantener la bebida fría durante más tiempo.
  3. Vino y refresco: Añadir primero el vino fino o manzanilla hasta completar un tercio de la jarra. Luego, verter lentamente el refresco lima-limón para mantener el gas y completar los dos tercios restantes.
  4. Hierbabuena fresca: Añade varias hojas de hierbabuena previamente lavadas, que aportarán el aroma distintivo del rebujito.
  5. Remover suavemente: Sin agitar demasiado para no perder efervescencia.
  6. Servir y disfrutar inmediatamente: Es una bebida pensada para ser consumida de inmediato.
El secreto del rebujito

Variaciones regionales y nuevas tendencias

El rebujito admite algunas variaciones regionales interesantes. En Córdoba, por ejemplo, es frecuente el uso de vino fino de Montilla-Moriles, más seco y robusto. En Málaga, algunos locales añaden un toque de vermut o naranja amarga para darle un giro diferente a la bebida. También existen nuevas tendencias gastronómicas también experimentan con ingredientes inesperados, como jengibre o pepino, para adaptarse a gustos más contemporáneos, aunque estas innovaciones suelen quedarse fuera de las casetas más tradicionales.

En resumidas cuentas, el rebujito es mucho más que simplemente una bebida refrescante, ya que encierra un significado cultural profundo. Es un emblema de la hospitalidad andaluza, de su gusto por compartir momentos de alegría alrededor de una mesa o en el centro de una caseta en plena feria. Su sencillez lo hace accesible, pero su equilibrio y frescura le otorgan una elegancia sutil.

Preparar y degustar un rebujito es participar de un ritual social que une tradición, placer gastronómico y celebración colectiva, convirtiendo esta bebida, nacida de la improvisación, en uno de los grandes símbolos gastronómicos de Andalucía.

Suscríbete a la newsletter de Gastro y te contamos las noticias en tu mail.