Sergio Martínez, el mejor enólogo de vinos generosos del mundo: "Mi abuelo tenía viñas en Chiclana"

Es la séptima vez que el gaditano Sergio Martínez, enólogo y capataz de Bodegas Lustau desde 2016, es reconocido con este galardón en los ‘Oscars del vino’
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Tras celebrarse en Londres una nueva edición del International Wine Challenge hemos ido en busca de uno de los grandes protagonistas de la gala que tuvo lugar en el histórico edificio The Guildhall. Nos referimos a Sergio Martínez, enólogo y capataz de Bodegas Lustau con más de 26 años de experiencia años recorriendo a diario, tiza y venencia en mano, las andanas que conforman los solerajes de esta legendaria bodega.
Nacido en San Fernando (Cádiz), Martínez es un enamorado de los vinos de Jerez, en general, y de los amontillados en particular. Hablamos con este profesional del flamante reconocimiento con el que viene a igualar a su maestro –y anterior capataz de bodegas Lustau– Manuel Lozano (también fue a recogerlo en siete ocasiones), con quien siempre se deshace en elogios: “Él me tendió la mano y me enseñó a interpretar lo que cada vino quiere expresar y los secretos que guarda Lustau”.

'Mejor enólogo de vinos generosos del mundo'. No suena nada mal. Sobre todo cuando hablamos de la séptima vez que te reconocen con este galardón.
Sí, suena muy bien. Es un gran honor y una enorme satisfacción, tanto a nivel personal como profesional. Pero, si te paras a pensarlo, también puede dar un poco de 'vértigo', porque supone una gran responsabilidad. Prefiero no detenerme demasiado en ello; disfruto de mi trabajo y cada día intento hacerlo lo mejor posible. Ya llegará el momento, cuando me jubile, de mirar atrás y valorar todo lo que hemos conseguido.
La relación de los vinos de Jerez con las tierras británicas viene de lejos. Supongo que recibir un premio así en The Guildhall debe ser aún más especial.
Siempre es muy reconfortante que reconozcan tu trabajo, y tengo la suerte de estar pudiendo vivirlo. Como siempre digo, es un reconocimiento al esfuerzo de todo el equipo de Lustau. Recibirlo en tierras británicas, con todo lo que Inglaterra ha significado para la expansión de los vinos de Jerez y siendo además uno de nuestros principales mercados, lo hace aún más especial. La ceremonia, tan solemne como siempre, celebrada este año en un lugar tan emblemático como The Guildhall, convirtió el momento en algo verdaderamente único.

Tu antecesor, Manuel Lozano, también fue condecorado en siete ocasiones. ¿Cómo vivía él todo esto de los premios?
Sí, él también fue reconocido siete veces como 'Mejor enólogo de vinos generosos del mundo'. Aunque, por supuesto, le hacían ilusión, siempre vivió los premios con mucha naturalidad. Se centraba en hacer bien su trabajo y no se preocupaba por los reconocimientos. Me hizo ver que estos galardones son, en realidad, una forma de valorar el esfuerzo y la gran labor del equipo, además de reforzar nuestra manera de entender los vinos de Jerez. De él lo aprendí todo en lo profesional, y también mucho en lo personal. Me inculcó que no basta con hacer las cosas: hay que hacerlas bien.
Desde que te incorporaste a Lustau, todas las nuevas gamas de la bodega han sido reconocidas con un oro. Más allá de los premios, ¿Qué has aportado desde tu llegada a esta bodega?
Llegué a Lustau en 2003, como becario, cuando aún no había terminado la Licenciatura en Ciencias Químicas. Pero fue en 2016 cuando asumí la responsabilidad enológica. Desde mis inicios tuve mi mesa junto a la de mi tutor, Manuel Lozano, y durante 13 años trabajamos codo con codo. Tuve la enorme suerte de acompañarle en cada paso… Y muy torpe habría sido si no hubiera aprendido de quien fue, sin duda, el mejor maestro posible. Por otra parte, creo que lo más importante ha sido mantener la línea de calidad que caracteriza a Lustau desde los años 80, incorporando al mismo tiempo los conocimientos y recursos técnicos de hoy. He tratado de combinar tradición e innovación sin perder la esencia de Lustau. Además, conocer cada rincón de la bodega me ha permitido identificar, conservar y cuidar las auténticas joyas enológicas que alberga.

De las 30 medallas de oro que ha conseguido España en la última edición de IWC, 20 son de vinos generosos. ¿Cómo interpretas esto?
Los excelentes resultados obtenidos en el IWC 2025 no son solo una buena noticia para mí o para Lustau, sino para todo el Marco de Jerez. Estos reconocimientos suponen un escaparate mundial que pone de relieve lo excepcionales y únicos que son nuestros vinos generosos, y además confirman el gran momento que vive la región.
Lustau es un referente a nivel mundial desde 1896. ¿Cuál fue tu recorrido antes de llegar aquí y cómo ha sido aterrizar en un lugar tan mágico?
Antes de llegar aquí, como cualquier estudiante, hice pequeños trabajos para poder financiar mis estudios. Siempre he estado vinculado al mundo del vino, ya que mi abuelo materno tenía viñas en Chiclana de la Frontera, y muchos de mis recuerdos de infancia están ligados a esos momentos en familia entre las viñas. Sin embargo, nunca me había planteado dedicarme profesionalmente al vino… Hasta que llegué a Lustau, en febrero de 2003, para realizar mis prácticas universitarias. Recorrer cada día las andanas de la bodega y descubrir lo que significaban Jerez y Lustau me conquistó por completo. Recuerdo pensar: “Yo tengo que trabajar aquí”. Siendo aún becario, me ofrecí para sustituir al capataz de bodega que se jubilaba. Me dieron la oportunidad y, desde entonces, sigo aquí, disfrutando y aprendiendo cada día de este oficio que tanto me apasiona.

Como experto en vinos generosos, ¿qué vino le recomendarías para empezar a alguien con prejuicios hacia este tipo de vinos?
Los vinos de Jerez son increíblemente versátiles. Ofrecen una enorme diversidad de aromas, sabores e incluso colores, según su tipología y el tipo de crianza. Siempre digo que quien dice que no le gusta el vino de Jerez es porque aún no ha encontrado su vino de Jerez. Además, no debemos encasillarlos como vinos solo de aperitivo. Gracias a su versatilidad, el vino de Jerez puede acompañar toda una comida, para cada plato hay un Jerez que lo complementa a la perfección, solo hay que atreverse a descubrirlo. Si te gustan los vinos dulces, recomendaría nuestro Cream East India: no es excesivamente dulce, es equilibrado, con notas de fruta madura, moca, cacao y un sabor a pasas, nueces y naranja caramelizada. Y si disfrutas de platos especiados, un amontillado, como nuestro Escuadrilla, es una elección fantástica: realza los sabores y crea un maridaje lleno de matices.
