El cónsul de Pakistán descarta la implicación de los padres en el crimen de las hermanas de Terrassa: "No tenían contacto"

Mirza Salman, cónsul de Pakistán, no cree que los padres hayan tenido nada que ver en el asesinato de las dos hermanas de Terrassa
Afirma que el padre no tenía contacto con sus hijas desde hacía meses y que la madre no quería que viajaran a Pakistán
El padre de las hermanas asesinadas en Pakistán: "Tengo dos hijas muertas y dos hijos en la cárcel"
Los crímenes de Arooj y Aneesa, las dos hermanas de Terrassa (Barcelona) asesinadas en Pakistán por familiares tras negarse a aceptar sus matrimonios forzados, no pueden quedar impunes. "Que los asesinos tengan su pena y haya justicia", reclama el Mirza Salman, cónsul de Pakistán en la ciudad condal.
Los Mossos de Escuadra mantienen abierta la investigación para tratar de esclarecer los hechos y saber qué fue lo que llevo a las hermanas a una muerte segura en el país asiático. Según Salman, "no creemos que los padres estén implicados". El progenitor, Ghulam Abba ya declaró no tener nada que ver con el doble asesinato a la vez que se mostró costernado por tener a "dos hijas muertas y dos hijos en la cárcel", debido a la implicación de estos dos últimos en la propia muerte de sus hermanas.
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El padre no tenía contacto con sus hijas desde hacía meses
"El padre no tenía contacto con la hija pequeña desde hacía 14 meses y con la mayor desde hacía cinco", afirma Salman, al mismo tiempo que revela que "la madre no quería que las hijas fueran a Pakistán". El distanciamiento entre las dos hermanas y su progenitor, apuntaría a que ni él ni su mujer habrían tenido relación alguna con sus asesinatos. "Ellos están dispuestos a colaborar. Están muy tristes", apunta el cónsul.
Los padres están pasando por un momento muy delicado. A la muerte de sus dos hijas y el encarcelamiento de sus hijos, se suman los problemas económicos. "No pueden ir a trabajar y el padre no puede pagar ni el alquiler", señala. Aún así, han querido mantenerse unidos. "La madre y el hijo pequeño se han ido a vivir con el padre porque ella lo ha pedido. Las autoridades le daban residencia y trabajo, pero ha querido volver con su marido", apunta Salman.
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Las dos hermanas tenían pareja en España y no querían continuar casadas con quienes les impusieran sus familiares, una práctica muy común en algunos países como Pakistán, donde las mujeres, especialmente las niñas, están totalmente desamparadas por la ley y la religión.
Arooj y Aneesa habían huido de su casa en los últimos meses. Se negaban a aceptar una imposición que tiempo después les llevó a la muerte: "La hija pequeña -Aneesa- se fue cinco veces de casa, en los últimos 14 meses. Y la mayor -Arooj- hacia cinco meses que se había ido de casa", afirma Salman, quien añade que, a pesar de este frío distanciamiento de las jóvenes con su familia en España, "al padre le parecía bien, que no volviera y se casara con su pareja con la que estaba actualmente".
Las hermanas habían solicitado el divorcio a sus primos en Pakistán
Las jovenes, casadas un año antes con sus primos, les habían solicitado el divorcio para contraer matrimonio con sus actuales parejas en nuestro país. Al llegar a Pakistán, engañadas, los familiares las recibieron y las torturaron hasta la muerte. "A la pequeña le pegaron directamente un tiro y la otra le hicieron algo en el cuello, pero exactamente no sabemos", afirma Salman.
Unos crimenes de "honor" que han acabado con la vida de dos jóvenes, de 20 y 24 años, han destrozado a una familia y ha puesto sobre la mesa los abusos a los que todavía hoy son sometidas algunas mujeres musulmanas por elegir ser libres.