La denuncia de una madre de Málaga en un cine: “No me dejaron meter comida para mi hija con alergia grave”

A Lara Arcos y a su pequeña de 5 años, que tiene una alergia grave a la proteína de la leche de vaca, aún les dura el disgusto. Fue el pasado miércoles cuando esta familia malagueña, de vacaciones en Madrid, sufrió un lamentable incidente en los Cines Yelmo, que terminó con la niña llorando, la madre indignada y la propia Policía Nacional interviniendo.

Todo por un paquete de patatas, las únicas que la menor puede tomar sin riesgos, y que no les dejaron meter en la sala. “Cuando ya teníamos las entradas compradas, vimos que no vendían ningún producto apto para ella, así que yo salí a comprarlas”, nos cuenta Lara que insiste en que su hija puede entrar en paro cardíaco si, por error, consume proteína de la leche de vaca. “El año pasado estuvo en la UCI por un cambio en el etiquetado, no podemos arriesgarnos”, lamenta este madre.

Al regresar, su hija ya había entrado con su tía, su hermano y su prima en la sala. “Yo llegué 15 ó 20 minutos más tarde, con la bolsa de patatas y la mochila con toda su medicación: ventolin, adrenalinas para inyectarle en caso extremo y una pulsera de alerta médica”, relata. Al intentar acceder, personal de seguridad se lo impidió alegando que no podía meter comida de la calle. “Le expliqué que era para mi hija, le enseñé la mediación pero nada, llamó al gerente que dijo lo mismo, que le daba igual la alergia, que no podía meter comida de fuera”, explica Lara que empezó a perder los nervios.

"Mi hija estaba dentro sin comida ni medicación"

“Mi hermana me llamaba por teléfono para saber qué pasaba porque la niña estaba llorando. Era la única que no tenía nada para comer”. De forma que esta madre decidió entrar por su cuenta. “Les dije que me daba igual, que mi hija estaba dentro sin comida y sin medicación y que iba a entrar. Empezaron a perseguirme para retenerme y llamaron a dos personas de seguridad del centro comercial”, relata Lara que asegura que la hicieron sentir “como una delincuente”.

“Me pidieron que me marchara, que como había perdido los nervios, tampoco me dejaban entrar sin las patatas, a pesar de tener mi entrada”, asegura. Ante su frustración, fue una trabajadora del cine, “la única persona razonable”, la que se ofreció a acompañarla dentro para dejarle la medicación y volver a salir. “Cuando mi hija me vio llegar escoltada, se puso a llorar y a preguntar que si me iban a llevar a la cárcel”, explica Lara que, indignada, acabó llamando a la Policía. “Fueron muy amables y me animaron a poner una reclamación por lo sucedido”.

La pequeña no quiere volver al cine

Al final, toda la familia terminó saliendo de la sala, con la película a medias y un tremendo disgusto. “¡Qué triste! Mi hija ya no quiere volver al cine ¿Por qué tiene que ser la única niña que no pueda comer sus patatas viendo una película?”, se pregunta esta madre que insiste en que tuvo que traerlas de fuera porque no disponían de ningún producto apto para alérgicos. “No era para ahorrarme nada, ya nos habíamos gastado el dinero de las palomitas para el resto”, reclama. Asegura que, hasta ahora, nunca habían tenido problemas de este tipo. Bastante "angustia y tensión" tienen en el día a día, debido a esta enfermedad, dice, como para tener que sufrir también "injusticias" como ésta.

¿Es legal prohibir llevar nuestra propia comida a los cines?

No es legal prohibir la entrada al cine con comida del exterior, pero las salas de cine se amparan en el Decreto 86/2013. Alegan que su actividad económica no se limita tan solo a la exposición de películas, sino que se extiende también a la venta de productos alimenticios. Así que, los cines defienden que al entrar con comida o bebida del exterior se están vulnerando sus derechos.

Ahora bien, esta norma sirve para regular las actividades clasificadas y espectáculos públicos de la Comunidad Autónoma de Canarias. Es decir, es un reglamento (ni siquiera ley) de las Islas Canarias. Y lo han aplicado a todos los locales de España. Por este motivo, los consumidores tienen total libertad de entrar en las salas de cine su propia comida y bebida, de lo contrario, se trata de una limitación abusiva del derecho de admisión.

Por tanto, los cines no pueden ampararse en una cláusula que protege a los bares y restaurantes, donde sí está prohibido ir con comida de fuera porque su principal fuente de ingresos correría peligro. En las salas de protección, sin embargo, la principal actividad es exhibir películas, no vender productos alimenticios.

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