Acoso escolar

Un menor de 11 años denuncia acoso y agresiones racistas en un campamento de Cartaya, en Huelva: los responsables lo grabaron con sus móviles

Imagen de archivo. PEXELS
  • Un menor de 11 años de Cartaya (Huelva), de origen asiático, denuncia haber sido acosado y agredido por varios compañeros durante un campamento urbano

  • Según la denuncia, el niño sufrió insultos racistas y agresiones físicas en un campamento municipal de Cartaya

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HuelvaUn niño de 11 años, vecino de Cartaya (Huelva) y de origen asiático, ha denunciado ante la Guardia Civil y en el Juzgado de Menores, haber sido víctima de acoso, insultos racistas y agresiones físicas durante su participación en un campamento urbano organizado en el municipio. Los hechos habrían ocurrido en las instalaciones del pabellón deportivo municipal Juan Polo durante la primera semana de septiembre.

El abogado José Luis Orta Prieto, que representa a la familia, presentó la denuncia para que se investigue lo sucedido y se depuren responsabilidades. Según el escrito, el menor fue objeto de burlas por parte de un grupo de entre siete y ocho menores de mayor edad mientras realizaba actividades dentro del campamento.

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Insultos y burlas

Los episodios comenzaron, según la denuncia presentada, cuando el niño utilizaba un ordenador y fue rodeado por varios menores que le increparon con palabras de carácter racista. Los agresores le cerraron la pantalla y manipularon el teclado, mientras se burlaban de sus rasgos físicos y repetían de manera despectiva términos relacionados con su origen asiático.

A pesar de la intervención de una monitora, que reprendió a los responsables y les advirtió de posibles sanciones, los menores continuaron acosando al niño, creando un ambiente hostil y humillante, según se describe en el escrito presentado por el abogado de la familia.

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Agresión física en los vestuarios

El hecho más grave, asegura Orta, ocurrió dos días después en los vestuarios del pabellón. El menor fue obligado a entrar por la fuerza por uno de los adolescentes, mientras otros vigilaban la puerta para impedir la entrada de adultos. Una vez dentro, varios menores lo agredieron físicamente, lo empujaron al suelo y le bajaron los pantalones, mientras grababan la escena con sus teléfonos móviles: "Es en ese momento cuando recibe una patada en el costado que lo hace caer al suelo del mismo golpe y cuando se gira a ver quién ha sido solo ve al grupo de niños que le rodean, que se están burlando de é l y que tienen móviles en la mano grabando la escena".

El acoso se interrumpió gracias a la rápida intervención de dos monitoras, alertadas por otro menor que presenció los hechos. El niño fue trasladado a otra sala para ser consolado y protegido hasta que llegó la hora de salida del campamento.

Prosigue el escrito asegurando que al salir de las instalaciones, el menor fue nuevamente increpado y seguido por algunos de los adolescentes implicados, lo que provocó un miedo constante y ansiedad en el niño. Según ha relatado la propia familia, el menor llegó a casa “llorando y temblando”, sin poder relatar con claridad lo sucedido debido al impacto emocional: "cada vez que intentaba expresar lo que le pasaba, rompía a llorar, lo que le hacía imposible componer un relato de lo sucedido", añade la denuncia.

Investigación en curso

La Guardia Civil ya ha recopilado información sobre los menores supuestamente responsables y cuenta con sus datos, que solo serán aportados en instancias judiciales. Además, se ha solicitado al Ayuntamiento de Cartaya las grabaciones de las cámaras de seguridad del pabellón para esclarecer los hechos.

La denuncia también involucra a la empresa organizadora del campamento y a la compañía que proporcionó al personal monitor, con el objetivo de evaluar si existió negligencia en la supervisión de las actividades.

Un caso que exige medidas

El abogado de la familia destaca la gravedad del incidente: "Se trata de vejaciones físicas y humillaciones colectivas que podrían haber tenido consecuencias irreparables. Es imprescindible que la Justicia actúe con rapidez para proteger al menor y garantizar que no se repitan episodios de esta naturaleza".

Por el momento, la investigación sigue abierta y la familia espera que se esclarezcan los hechos para poder recuperar la normalidad tras una experiencia que ha dejado marcado al menor de tan solo 11 años.