Educación

Se buscan voluntarios para "trabajar" con niños del Polígono Sur: "Necesitamos personas que les cuiden y que les protejan"

Una de las aulas del CEIP Nuestra Señora de la Paz de Sevilla
Una de las aulas del CEIP Nuestra Señora de la Paz de SevillaRedacción Andalucía
  • El CEIP Nuestra Señora de la Paz de Sevilla, ubicado en el Polígono Sur, necesita voluntarios que les ayuden a continuar con su "Comunidad de Aprendizaje"

  • Buscan personas adultas y comprometidas que quieran aportar tiempo y conocimientos para reforzar la educación de los niños y acompañarlos en su crecimiento personal y académico

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SevillaEs el colegio más antiguo del Polígono Sur de Sevilla, se llama CEIP Nuestra Señora de la Paz y lleva más de 60 años trabajando por y para los niños de uno de los barrios más desfavorecidos de todo el país. Sus frondosos jardines, sus porches amplios y sombreados, o sus casitas a modo de aulas, contrastan al extremo con los desafíos que Las Letanías o las Tres Mil Viviendas (con las que colindan), ofrecen a los pequeños. Pero en este colegio público sevillano han convertido cada dificultad en un motivo para innovar y enseñar de otra manera.

Puede que su secreto oficialmente radique en su método, aunque quienes conocen a cada docente que desempeña en él su labor, aseguran que la vocación y el trabajo desinteresado es la clave de todo. Ellos funcionan como "Comunidad de Aprendizaje", un modelo diferente al método tradicional de enseñanza.

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Aquí todos participan, todos aprenden y todos aportan. Estudiantes, familias, profesores y voluntarios forman un único proyecto educativo en el que grupos de alumnos trabajan juntos, comparten, debaten y se ayudan. Y es justo en este punto donde ahora el colegio necesita ayuda: "dividimos las clases en grupos para que trabajen entre ellos y cada uno debería ser apoyado por un adulto, por eso necesitamos voluntarios", explica Macarena Mijes, profesora y coordinadora del programa de voluntariado.

Patio del CEIP Nuetras Señora de la Paz de Sevilla
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"Hadas y Hados Madrinas"

Para ello han creado el programa de "Hadas y Hados Madrinas" que busca adultos dispuestos a ofrecer su tiempo y conocimientos. No importa la experiencia, ni la profesión, ni la edad. Lo que cuenta es el deseo de acompañar y enseñar. "Todo vale, por ejemplo sería muy interesante que nos ayudaran a reforzar la lectura, porque es algo que necesita mucho refuerzo en casa y estos niños no cuentan con ello, ya que muchos de sus familiares no saben ni leer ni escribir", añade Macarena.

Es lo que durante un tiempo hicieron Ana, maestra jubilada, o Mariola y Patricia, amas de casa. Cada semana pasaban por el colegio para pasar un rato con los más pequeños y leer con ellos. Nada más, ni nada menos. Unas horas, unas líneas y una oportunidad enriquecedora para ambas partes. "El problema es que los voluntariados no suelen durar más de uno o dos años porque las circunstancias de las personas que participan van cambiado", lamenta Macarena. Por eso se buscan nuevos voluntarios.

Una de las aulas del CEIP Nuestra Señora de la Paz de Sevilla

Quienes ya han pasado por el papel de "hada" o de "hado" han podido demostrar cómo un gesto puede cambiarlo todo. Regina, jubilada y pintora, enseñaba técnicas artísticas directamente en clase, y los niños aprendían con ella mientras descubrían la magia del color y la creatividad. Manuel les guiaba en el huerto escolar, sembrando y recolectando, y enseñando el valor de la paciencia y el cuidado del entorno. Antonio contaba historias de trenes, y Paqui, bailaora, les enseñó a bailar bulerías, acercándoles la cultura de su tierra.

Cada voluntario ha ido dejando su huella. No se trata solo de aprender matemáticas o de leer mejor, sino de crecer como personas, de sentirse escuchados y valorados.

Implicación de las familias

Fundamental es también la implicación de las familias, pero muchas cuentan con limitaciones. "Sería maravilloso que los padres vinieran, porque necesitamos que lo que aprendan los niños también llegue a sus casas. Por ejemplo, si hablamos de cómo resolver un conflicto, sería muy positivo que toda la familia participara", comenta Macarena. Así que cuando eso no es posible, los voluntarios se convierten en un apoyo imprescindible.

Una labor aparentemente sencilla pero con un gran impacto en ellos. Leer con un niño, explicar un concepto, acompañar en un juego, pintar juntos o charlar sobre su día. Cada gesto fortalece el aprendizaje y la autoestima de los alumnos. Cada adulto que se suma ayuda a que el modelo de "Comunidad de Aprendizaje" funcione de verdad.

"Señal de tráfico" pidiendo paz instaada en el centro

El colegio es un espacio de oportunidades. Cada voluntario puede contribuir a que los niños descubran que pueden aprender, que pueden soñar y que alguien cree en ellos. La participación de los adultos transforma la escuela en un lugar seguro, creativo y lleno de posibilidades. "Necesitamos personas que les cuiden, que les protejan, que pasen tiempo con ellos. Solo hace falta querer hacerlo y aportar lo que se pueda y se sepa", concluye Macarena.

Cualquier persona puede ayudar

Cualquier persona puede hacer la diferencia. No se necesita experiencia ni formación especial, solo ganas de ayudar en un lugar, el Polígono Sur, donde los retos son muchos. Por eso cada voluntario se convierte en un aliado, en un referente y en un ejemplo.

El colegio Nuestra Señora de la Paz invita a la comunidad a sumarse, a formar parte de la educación de unos niños que quizás no hayan tenido, ni tengan, grandes oportunidades. El programa de "Hadas y Hados Madrinas" necesita la magia de nuevas incorporaciones.