Bullying

Rabia e impotencia a las puertas del colegio de Sandra: "Aquí nunca se ha hecho nada contra el acoso"

Altar improvisado a las puertas de la casa de Sandra. Redacción Andalucía
Compartir

SevillaLa conmoción por la muerte de Sandra Peña, la niña de 14 años que se quitó la vida en Sevilla tras sufrir presuntamente acoso escolar, ha dado paso a la indignación. Frente al colegio de las Irlandesas de Loreto, donde estudiaba la menor, decenas de padres y madres se han concentrado este viernes para exigir responsabilidades y denunciar que los casos de acoso no son nuevos en el centro, un colegio concertado con larga tradición en la capital andaluza.

El dolor es visible, pero también la rabia. En los muros del edificio, en la calle Rafael Laffón, se pueden incluso leer pintadas con mensajes como "Asesinos", "Culpables" o "Justicia para Sandra". "Esto no ha sido un hecho aislado", han repetido una y otra vez varias familias, que aseguran que durante años se han ignorado las denuncias de padres cuyos hijos fueron víctimas de burlas, amenazas y humillaciones. Todo mientras la Fiscalía investiga lo ocurrido y la Junta de Andalucía analiza si el centro actuó o no correctamente.

PUEDE INTERESARTE

Varios testimonios apuntan a más casos de acoso en el mismo centro

"Mi hija y mi sobrina han sufrido bullying en este colegio, pero los tutores no hicieron nada porque para ellos la problemática y la rara era mi hija", explica una madre. "Cuando hay un problema profundo no hacen caso. Mi hija llegó a sufrir hasta colon irritable de los nervios", lamenta reconociendo que no fue consciente de lo que estaba sucediendo hasta que la menor abandonó el centro. "Yo me enteré muy tarde, cuando mi hija estaba para salir del colegio, no me lo quiso decir antes, pero lo que me quedó claro es que no saben gestionar un problema de bullying".

Otro testimonio, el de una madre que vivió una situación similar hace varios años, apunta en la misma dirección. "A mi hija le sucedió lo mismo y no echan cuenta para nada. Me la tuve que llevar de aquí porque la amenazaban, y el centro solo me decía que eran cosas de niños", relata todavía con angustia. "Aquí nunca se ha hecho nada y solo espero que tomen medidas porque yo tuve que sacar a mis tres hijos cuando tenían 8 y 9 años.”

PUEDE INTERESARTE

También una abuela ha querido compartir su experiencia: "Tuvimos que sacar a mi nieta", asegura. "El centro no tiene vergüenza porque decían que seguramente la niña tendría problemas en casa", recuerda. "Los padres la tuvieron que sacar de aquí porque no le echaban cuenta; le tiraban el bocadillo e incluso le quitaban la muleta cuando la llevaba".

Otro caso muestra cómo los años pasan y el patrón se repite: "Lo único que me dijeron es que mi hija era muy quejica, pero ella se encerraba en los servicios a la hora del patio", recuerda esta madre 16 años después de lo vivido.

Un barrio preocupado y consternado

Testimonios que coinciden en señalar una supuesta falta de actuación del centro cuando se producen casos de acoso. El colegio no se ha pronunciado al respecto y es ahora la Fiscalía quien tendrá que investigar lo ocurrido. Pero lo ciertos es que han sido varias familias las que ha asegurado que tienden a restar importancia a este tipo de denuncias.

"Esto es una pena, no sé cómo el colegio no ha tomado medidas", lamentaba una vecina tras el homenaje que han improvisado durante la mañana de este viernes. "Mi vecina se la encontró en la azotea, ella era muy feliz, yo no le notaba nada", añadía otra vecina, consternada por lo ocurrido. "Mi nieta la conocía porque también jugaba al fútbol. Es una pena muy grande", decía una tercera mujer.

"Los protocolos son buenos, pero hay que cumplirlos"

La consejera de Educación, María del Carmen Castillo, ha trasladado públicamente su pésame a la familia y ha explicado que la Inspección Educativa ha actuado desde el primer momento: "Desde el momento que tuvo conocimiento de los hechos, se personó en el centro educativo y recabó toda la información que estaba disponible”.

Castillo ha señalado que "no consta el inicio de ninguno de los dos protocolos (antibullying y de conductas autolíticas) que de alguna manera tendrían que haberse abierto con los indicios que tenemos" y que esa información ha sido trasladada a la Fiscalía "por si hubiera responsabilidades de tipo penal".

Según la consejera, también habría responsabilidades administrativas: "se ha requerido al centro para que inicie las actuaciones correspondientes y cuando se terminen esos expedientes administrativos se llegará a la conclusión", dice.

Respecto a los protocolos de actuación ante estos casos, Castillo insiste en que están correctamente establecidos: "se reúne el equipo docente, se adoptan medidas, se habla con las familias implicadas, se aplican medidas disciplinarias y se hace un seguimiento durante todo el curso escolar" explica. Además "se aprueba un calendario de actuaciones y se extrema la vigilancia en los intercambios de clases y en los recreos", asegura la consejera

Sobre el protocolo de conductas autolíticas, la consejera ha indicado que "es más complejo porque intervienen salud mental y servicios sociales y tiene hasta once pasos distintos". De esta forma se debe adoptar un plan de medidas y trabajar con el alumno que podría estar sufriendo el acoso. "Los protocolos son buenos, lo que hay que hacer es cumplirlos", concluye. .

El centro no activó el protocolo

La Junta de Andalucía ha confirmado que el centro no activó el protocolo de acoso escolar ni el de prevención del suicidio, a pesar de las advertencias de la familia de Sandra. La Inspección Educativa ha abierto una investigación para recopilar toda la documentación y revisar las actuaciones realizadas por el colegio, mientras que la Fiscalía estudia las posibles responsabilidades.

El colegio de las Irlandesas de Loreto ha emitido un comunicado en el que asegura estar colaborando con las autoridades y pide respeto para toda la comunidad escolar. Sin embargo, para muchos padres y madres, esa respuesta llega tarde. "Aquí nunca se ha hecho nada", repiten varios de ellos, con la convicción de que la tragedia de Sandra podía haberse evitado.

Mientras tanto, en la calle donde vivía la menor, el portal de su casa sigue lleno de flores, velas y mensajes en un altar improvisado que la recuerdan.