Redes sociales

'Las tres de Abla': las abuelas que han conquistado TikTok con humor, amistad y ganas de vivir

Manoli, Conchi y Lola, las abuelas influencers de Abla, Almería
Manoli, Conchi y Lola, las abuelas influencers de Abla, Almería. Redacción Andalucía
  • En Abla, un pequeño pueblo de Almería, tres mujeres de casi 70 años se han convertido en un fenómeno en redes sociales

  • Con naturalidad, sentido del humor y una vitalidad contagiosa, Manoli, Conchi y Lola demuestran que nunca es tarde para empezar a pasarlo bien

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Almería"Yo no entiendo cómo hay gente que se jubila y dice que se aburre", suelta Manoli nada más coger el teléfono. A sus casi 70 años, acaba de salir de clase de gimnasia, "la profesora es campeona de kárate de todo lo que se puede ser campeona, y hoy nos ha dejado para acostarnos", pero en lugar de irse a dormir, se sienta a estudiar la obra de teatro que está a punto de estrenar.

Porque para ella, la jubilación no ha sido sinónimo de descanso, sino de una agenda repleta de actividades. Gimnasia, costura, teatro, tres coros (el rociero, el parroquial y el de los domingos), clases de la Universidad de Mayores que los profesores imparten una vez a la semana en su pueblo, y las caminatas diarias con sus amigas, "tenemos los caminos desgastados", dice. Ahí es nada.

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De todas esas actividades, la que menos esperaba sumar a la lista era TikTok. Pero ahí están ahora, "las tres de Abla" convertidas en un fenómeno inesperado con casi dos millones de visualizaciones. Todo empezó una noche de primavera, en plena feria del pueblo (Abla, un municipio almeriense de poco más de 1.400 habitantes), cuando les dio por grabar un vídeo. En la puerta de casa de Lola, con el móvil en la mano y la complicidad de siempre, improvisaron una conversación: Manoli preguntaba a Lola sobre la opinión de su marido de que salieran tan tarde, y esta contestaba que Paco se había quedado viendo el fútbol, encantado de tener la casa tranquila. "Pues mira, como los nuestros", añadía Conchi. Y remataba Manoli: "¡Están deseando que nos vayamos y los dejemos tranquilos!".

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Un vídeo, sin guion ni artificio, que se volvió viral.

Desde entonces, grabar vídeos se ha convertido en parte de su rutina. "Nos pegamos una panzá de reír que no te puedes ni imaginar", dice Manoli. "Como si no tuviéramos nada que hacer, me meto en esto del TikTok". Lo cuenta entre carcajadas, con ese desparpajo andaluz que parece filtrarse también en cada clip. A su lado, siempre están Conchi y Lola. Esta última, amiga desde el colegio, "de toda la vida", precisa. Conchi llegó a Abla en 2011, y desde entonces, las tres son inseparables compañeras de risas, de paseos y de aventuras digitales.

Su éxito ha trascendido el pueblo. "Nos hemos hecho famosas en Abla y hasta en Almería nos conocen", cuenta divertida. "Los chiquillos jóvenes nos reconocen y nos dicen que les gusta nuestra naturalidad". Porque precisamente esa naturalidad es, probablemente, su mayor virtud.

En sus vídeos no hay filtros ni poses ensayadas, solo trozos de vida. Que si a una le duele el brazo y la otra le dice que será del tiempo; que si no encuentra las llaves por tanto cambio de bolso; que si se quejan de que los bailes de TikTok duran muy poco. Y ahí, entre bromas, se cuela toda una filosofía de vida, la de disfrutar de lo cotidiano, reírse de una misma y no dejar nunca de moverse.

Una segunda juventud

Para Manoli, y seguro que también para sus amiga, grabar vídeos es mucho más que un poco de diversión. "Esto nos da la vida", asegura. "A nuestra edad solo pensamos en dolores y en los problemas de los hijos o de los demás, y con esto me siento viva. Hasta los dolores de la pierna se me están quitando". Mientras, en casa, le espera su marido, del que dice que "mientras sepa dónde estoy, todo le parece bien". Así que todos contentos.

Ellas, que han trabajado toda la vida, reivindican ahora el derecho a seguir riendo. "Lo importante es usar las redes bien, no para hacer cosas feas o malas. Somos tres mujeres normales que nos apuntamos a todo", explica. Lo demuestra con una anécdota del último viaje al balneario: "El camarero nos conocía y nos ponía las botellas de vino una detrás de otra. Claro, yo me las bebía con casera, que no bebo. Pero allí estábamos, divirtiéndonos".

Quizá esa sea la clave del éxito de estas tres mujeres, "abuelas influencers", que nunca imaginaron convertirse en virales, la autenticidad. Su cuenta de TikTok no muestra una vida perfecta ni busca seguidores, solo busca celebrar la amistad, el humor y la alegría de seguir bailando aunque duelan las rodillas.