El 'arte' de Penelles para luchar contra la despoblación: un museo al aire libre con 160 grafitis

El 'arte' de Penelles para luchar contra la despoblación
Un museo al aire libre con 160 grafitis en Penelles, Lleida. Cedida
  • El Festival GarGar ha dado vida y color a cada fachada del pueblo catalán de 450 habitantes: "Transmite arte por todos lados"

  • El mural que tiene "robado" el corazón de los vecinos es el del 'Tato': ""Era un padrino del pueblo, que transmitía cultura y tradición"

  • El festival convierte a Penelles en un referente del arte urbano y rural: "Parece que solo se puede consumir cultura en las ciudades"

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LleidaEl arte ha revitalizado a Penelles (Lleida), un municipio catalán de 450 habitantes que se ha convertido en un gran museo al aire libre gracias a 160 grafitis, que dan vida y color a sus fachadas y exhiben una expresión de rebeldía para luchar contra la despoblación del mundo rural.

Los muros de la pequeña localidad catalana rebosan arte urbano desde hace casi diez años, cuando el deseo de un pueblo para exhibir arte más allá de la gran ciudad se cumplió con la creación del Festival GarGar, con el objetivo de difundir la cultura en un entorno rural para combatir el paso del tiempo y el deterioro de las calles.

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"El nombre de festival simboliza el ruido que hace la ganga, un pájaro que está en peligro de extinción en nuestro territorio. Con el arte luchamos contra el despoblamiento. Es un grito de alerta de que este territorio se está muriendo. Los pueblos pequeños son un lugar agradable y con la cultura podemos hacer un proyecto de éxito que atrae a miles de visitantes al año", explica Eloi Bergós i Farràs, alcalde de Penelles, en una entrevista a Informativos Telecinco.

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El mural del 'Tato', el padrino que tiene "robado el corazón" de los vecinos

Esta iniciativa permitió en 2015 transformar el pequeño municipio en un lugar que se ha convertido en una auténtica referencia del arte urbano en Cataluña. La primera edición del festival caló entre los propios vecinos, que vieron a uno de sus habitantes inmortalizados en una fachada con un mural que se ha convertido en el emblema de Penelles.

"El 'Tato' es un padrino del pueblo que al cabo de tres o cuatro años murió. Era la simbología más pura de un padrino de pueblo, que simboliza el territorio rural. Una persona agradable, que transmitía cultura y tradición. Su manera de ser hizo que ese mural tuviese un gran éxito y es un homenaje a nuestra gente mayor", destaca el alcalde sobre el mural transgresor, en el que el padrino "aguanta la tradición e historia del municipio" desde una obra artística que le hace perdurar en el tiempo.

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"Nos tiene el corazón robado a todos. Es un mural de un gran realismo, es la cara de un padrino en tamaño enorme. Une el pasado con el presente y el futuro de nuestros hijos", destaca Eloi sobre una obra que, con el paso del tiempo, ha pasado a estar acompañada con más de un centenar de grafitis.

El pueblo transmite arte por todos lados

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Ahora, el festival reúne más de 300 propuestas al año para seguir decorando cada esquina en una nueva obra de arte. "Queremos tener todos los estilos y maneras de pintar. De vidrio, azulejos, espray a todo tipo de dimensiones y maneras de pintarlo. Cuantos más estilos mejor. No tenemos murales repetidos".

El 'arte' de Penelles para luchar contra la despoblación

Esta expresión artística mantiene en la memoria todo tipo de historias y vivencias, aunque los propios grafitis luchan contra su propia degradación. "El pueblo transmite arte por todos lados, pero al estar al aire libre se estropea. Estamos intentando restaurar murales. Convocamos al artista que lo pintó y si quiere restaurarlo, pintar otro o dejar la pared y utilizarlo para otros murales".

También se pueda consumir cultura en un pueblo de 450 habitantes

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Gracias al festival, el pueblo es una galería de arte única que también cuenta con otros murales inéditos que no forman parte del certamen. Es el caso del mural de Marc Márquez. "Nos pidieron hacer un mural en el momento que estaba ganando el último mundial.  Tenemos que aprovechar estos momentos. Es un proyecto turístico y de oportunidades para la gente del pueblo".

La "única condición" que el consistorio pone al artista es "hacer bonito al municipio" y que los vecinos se sientan a gusto. "A veces parece que solo se puede consumir cultura en las grandes ciudades, pero nuestra finalidad es que también se pueda consumir cultura en un pueblo de 450 habitantes", culmina el alcalde de un pueblo singular donde hay un grafiti por cada diez vecinos.

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