El juicio contra la familia Pujol, marcado por la salud del expresidente de la Generalitat catalana, recién salido de una neumonía y con 95 años
Jordi Pujol será juzgado interviniendo de forma telemática
Juicio al 'Pujolismo': Piden más de 100 años de cárcel para Jordi Pujol y sus siete hijos por blanqueo y asociación ilícita
Tras trece años de instrucción, comienza el juicio a la familia Pujol. El expresidente catalán y sus siete hijos se enfrentan a un proceso judicial por una fortuna millonaria que, según la Fiscalía, procedería de comisiones ilegales. Se enfrentan a penas de entre 8 y 29 años de cárcel. Nueve piden para Jordi Pujol, mientras que para Jordi Pujol Ferrusola exigen la petición máxima, de 29, y para su hermano, Josep, 14.
El juicio arranca marcado por la salud del patriarca, recién salido de una neumonía y con 95 años; un estado bastante delicado que se ha evidenciado en la sala cuando se ha conectado a través de videollamada.
Jordi Pujol será juzgado de forma telemática dado su estado de salud
La primera decisión que ha tenido que tomar la Audiencia Nacional es si al expresidente catalán lo excluyen del proceso o no y, para sorpresa de todas las partes, será juzgado, aunque sí que le dejan que su presencia en el juicio sea de forma telemática desde Barcelona. Si en cualquier momento se produce un cambio en su salud, se podrá revisar su situación.
Así lo han decidido los magistrados esta mañana tras una vistilla a puerta cerrada en el arranque del juicio por el presunto enriquecimiento ilícito de la familia.
El juicio a los Pujol
Desde el primogénito, al benjamín de la familia: los siete hijos de Jordi Pujol han llegado a la Audiencia Nacional que juzga a todo el clan. El expresidente de la Generalitat no ha logrado librarse del banquillo, pero se le ha permitido asistir por videoconferencia.
Forman parte de lo que el juez instructor calificó como “organización criminal”; una asociación perfectamente jerarquizada, con los patriarcas a la cabeza.
Marta Ferrusola, autodenominada madre superiora, falleció el pasado año. La investigación encontró distintos documentos. Entre ellos uno en el que pedía a una banca andorrana que transfiriera “dos misales”, – dos millones de pesetas en clave–, al capellán, figura que ocupaba Jordi Pujol Junior; una especie de gestor de la fortuna presuntamente oculta en paraísos fiscales.
Fue una denuncia de su expareja la que levantó la liebre. Dos años más tarde, el expresidente se vio obligado a dar explicaciones sobre un capital en el extranjero que él justificó como una donación de su padre.
“Más que de herencia... debe hablarse de legado o donación”, dijo entonces.
Sin embargo, el magistrado comprobó que las cantidades acumuladas son muy superiores: un "patrimonio desmedido, llega a decir en su auto". Sospecha que fue conseguido a través de actividades ilícitas; presuntas mordidas a cambio de adjudicaciones o recalificaciones urbanísticas.