Nuevo "desastre ecológico" en el río Besòs tras el vertido químico de 2019

  • Son unos 400 los peces muertos recogidos en Montcada (Barcelona) tras el incendio de una nave en Montornès

  • Tan solo se habían recuperado la mitad de las carpas y una cuarta parte de las anguilas tras otro incendio en 2019

  • El anterior vertido fue "mucho más grave" según el Consorci del Besòs, mientras los ecologistas lamentan: "Nada garantiza que esto no se repita"

Las imágenes que ha dejado el último vertido de productos químicos en el río Besòs recuerda a los hechos de 2019. Sobre todo para Manel Gómez, que se ha puesto las botas de agua, los guantes y la máscara antigás para retirar centenares de peces muertos entre aguas espumosas y un "fuerte olor a amoníaco y detergente", como ya lo hizo entonces el presidente de la Agrupació de Defensa Forestal 301.

"Es rabia, impotencia, decepción... ver tantos animales muertos, algunos agonizando, te provoca mucho dolor e indignación", lamenta este catalán, de Montcada i Reixac, municipio barcelonés limítrofe con Montornès del Vallès, en el que se incendió una nave industrial a última hora de la tarde del 18 de marzo, accidente que ha provocado una fuga de disolventes.

El Consorci del Besòs-Tordera y la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) inciden en que las autoridades han podido controlar gran parte del vertido, compuesta por el agua utilizada por los bomberos mezclada con productos químicos. Ambas entidades cifran en 4.500 metros cúbicos el vertido almacenado en un depósito, pero reconocen que una parte del agua contaminada se ha filtrado al río a través del alcantarillado.

"Una pequeña parte del vertido ha llegado hasta el medio a través de las infraestructuras que sirven para evacuar una parte del agua de la lluvia que no puede asumir el colector que transporta las aguas residuales hacia la depuradora", detallan fuentes de la ACA. Son 180 carpas, dos centenares de otros tipos de peces y tres anguilas los ejemplares muertos recogidos en Montcada; faltan los datos de Santa Coloma.

Aunque recuerde a 2019, aquel episodio fue peor

Unas cifras que llevan a Manel a lamentar haber "revivido" la mala experiencia de 2019. Esta vez se ha producido en una empresa de almacenaje y las llamas han afectado a otras dos naves totalmente calcinadas; en la ocasión de diciembre de 2019, el incendio, que también fue aparatoso, se declaró en una empresa de reciclaje de disolventes en la que los Mossos d'Esquadra encontraron irregularidades.

Fuentes del Consorci Besòs-Tordera inciden en que el desastre fue "mucho mayor" entonces. También el alcalde de Montornès, José A. Montero. "A diferencia de 2019, esta vez en seguida se pudo decantar el agua residual a unos depósitos y, aunque la investigación está aún en una fase incipiente, el número de litros vertidos es mucho menor, como también lo es la cantidad de animales retirados", detalla el primer edil.

Asimismo, asegura compartir "la preocupación" de los voluntarios e incide en que aún no está comprobado que la espuma que presentaba el río este fin de semana fuera resultado del incendio.

"Lo de Dictesa fue mucho más grave que este, lo que pasa es que ha sido en la misma zona y los hechos han sido similares, pero el impacto ha sido menor", asegura Manel Isnard, responsable de Medi Fluvial del consorcio, que rechaza los términos en los que se expresa el presidente de la Agrupació de Defensa Forestal 301 cuando este asegura que "ambos hechos son gemelos".

Solo se habían recuperado un 50 % de carpas y un 25 % de anguilas

Manel Gómez lamenta un nuevo y duro golpe contra la vida del Besòs. "Se estaba empezando a recuperar del último desastre y, ahora, hemos estado seis horas seguidas recogiendo animales, unos 2.000 kilos de peces muertos, sobre todo carpas, que no es un pez autóctono pero de ellas se alimentan la garza real, el cormorán, las gaviotas, las nutrias...", detalla.

Asimismo, insiste en que "el impacto no solo lo sufre la fauna acuática, sino la que depreda estos animales". "No solo son los peces los afectados, sino muchos más organismos, como la fauna de invertebrados, que son su sustento alimentario", señala la investigadora de la Universitat de Barcelona (UB) Dolors Vinyolas.

La también profesora pone cifras a la recuperación desde el último vertido: "Las carpas tan solo se habían recuperado en un 50 %, las anguilas entre un 20 y un 30 % y los bagres en un 25 %", según muestreos del año 2021 correspondientes a varios puntos del río.

Un "hachazo" que nadie garantiza que no se repita

"Ha sido como un hachazo", sentencia Manel, lamentando que "nadie garantiza que, de aquí a seis meses o tres años, esto no vuelva a pasar; si cada tres años tenemos un episodio de este tipo, algo está pasando".

Lo sucedido este fin de semana ha supuesto "volver a la casilla de salida" en palabras de Vinyolas, partidaria de la reubicación de la industria de la zona y de una mejor depuración de las aguas, así como de la creación de unas "lagunas de derivación en las que los peces se puedan refugiar" de la contaminación.

Este lunes, técnicos del ACA toman muestras del caudal desde Montornès hasta su desembocadura en Sant Adrià de Besòs, y siguen retirando algunos peces muertos. El caudal ya ha recuperado su color habitual.

Todo ello lleva a los grupos ecologistas y al propio Consorci a pedir mayor inversión en la zona del río, uno de los más contaminados de Europa en la década de los 70 y 80. Por el momento, está previsto destinar 63 millones de euros hasta 2027 en la construcción de sistemas de retención de aguas fluviales e instalaciones para minimizar el impacto de este tipo de accidentes; también 8,5 millones en la recuperación ambiental de la parte final del río.