Cambio climático

Por qué los oasis del desierto no se secan: así funcionan estos ecosistemas clave para la vida salvaje

Oasis de Fint, Marruecos. Unsplash
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Un oasis es un área que se vuelve fértil gracias a una fuente de agua dulce en una región seca y árida, generalmente en el desierto. Son de tal rareza, que de ahí viene esa creencia de que deben ser espejismos, porque surgir donde surgen es casi imposible. En estas condiciones de calor extremo, es normal que nos preguntemos por qué esos bancos de agua permanecen y no se evaporan en su totalidad, y es a lo que vamos a dar respuesta a continuación.

Cómo se forma y se mantiene un oasis

Un oasis no tiene una única forma de creación y puede formarse de muchas maneras. El caso más habitual es que un oasis se forma cuando el agua de los acuíferos y ríos subterráneos es empujada a la superficie. También otros factores como manantiales o ríos que llegan al desierto procedente de las montañas vecinas con las aguas de las lluvias, nieves o glaciares de esas montañas contribuyen a la formación de estos vergeles en medio del desierto. Los oasis de todo el mundo proporcionan hábitats para una gran cantidad de especies endémicas, creando ecosistemas únicos y diversos en conjunto con la vegetación.

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Los oasis tienen una importancia excepcional y suelen ser el motivo por el que se congregan ciertas comunidades a su alrededor. Al fin y al cabo, suponen una fuente de agua dulce en un lugar donde no hay apenas lluvias. De esta forma, han sido históricamente puntos de encuentro y comercio, lugares de reunión debido a sus condiciones favorables. También permiten realizar actividades humanas como la agricultura (palmeras datileras, árboles frutales, verduras, cereales, etc.) y la ganadería.

Sin embargo, su existencia no está exenta de riesgos para su supervivencia. El principal peligro puede ser su explotación. Los recursos hídricos en un oasis pueden ser sobreexplotados, causando un agotamiento de los acuíferos. El cambio climático también afecta, extendiendo la sequía y propiciando la expansión de la desertización. Los oasis son ecosistemas frágiles pero resistentes, así que con unas prácticas sostenibles pueden seguir siendo un refugio de una biodiversidad única, además de preservar el patrimonio cultural e histórico que suponen.

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La capa freática es clave para evitar la evaporación

Una vez entendido cómo se forman y se mantienen los oasis, es la hora de indagar más en el hecho de que no se secan por la evaporación causada por las grandes temperaturas en la zona árida o desértica a su alrededor. Una de las claves la tiene la llamada capa freática, la zona donde la presión del agua es igual a la presión atmosférica y que en el caso del oasis es la responsable de que se cree una zona saturada de agua subterránea que se encuentra a una profundidad relativamente baja en el suelo. Estos acuíferos pueden reponerse si así lo hace el origen de la fuente de agua.

La vegetación que crece en los oasis también ayuda a su propia conservación. Este papel crucial sucede porque las plantas absorben el agua debajo de un oasis (a veces incluso con raíces que lo consiguen directamente de la capa freática) y, a su vez, liberan humedad en el ambiente a través de la evapotranspiración. De esta forma, se ayuda a reducir la evaporación. La presencia de vegetación también ayuda a reducir la temperatura media en los oasis con respecto a sus zonas desérticas colindantes, lo que ayuda a reducir la evaporación de la fuente de agua del oasis.

Las condiciones geológicas de la zona también pueden ser un factor determinante para la longevidad de un oasis, ya que no todos los tipos de suelo ayudan por igual a retener el agua y reducir su evaporación. Además, hay que tener en cuenta el balance entre evaporación y la tasa de entrada de agua. Aunque gran parte del agua se evapore, la mayoría de los oasis pueden mantener un suministro de agua mayor que la cantidad perdida por evaporación.

Todo esto hablando de secarse por causas naturales, porque en ocasiones es la acción humana la que provoca que la capa freática sea utilizada en exceso por pozos humanos que constantemente bajan sus niveles más rápido de lo que puede reponerse. Esto es debido a la riqueza natural que supone la presencia de un oasis, alrededor del cual se pueden incluso instalar tierras de cultivo, lo que hace posible la agricultura en tierras que de otro modo serían estériles.

Como resultado del cambio climático, el crecimiento de la población y el desarrollo económico, la demanda de agua está aumentando y la extracción de estos acuíferos podría ser una solución en esas zonas tan áridas. Sin embargo, para que el agua subterránea ayude a satisfacer la creciente necesidad de agua dulce de la humanidad, la extracción debe ser sostenible. Con un uso justo de las aguas subterráneas en los desiertos, también será posible preservar los oasis y su extraordinaria vida alrededor.