Ballena a la vista: por qué está habiendo más avistamientos de cetáceos cerca de la costa cantábrica

  • La meteorología está teniendo que ver en que se vean más especímenes

  • La temperatura del mar aumenta cada año, acercándose a los 24ºC

En el imaginario popular las ballenas nadan en grandes mares alejados de todo. Sin embargo, a apenas 30 kilómetros de la costa son habituales varios tipos de cetáceo. Esa distancia, además, se ha acortado en los últimos tiempos en la costa cantábrica por dos motivos: el calor y las anchoas, cuyos bancos se han recuperado tras años de veda.

El mar no engaña. La temperatura de sus aguas aumenta cada año por el cambio climático. De hecho, en los dos últimos veranos, las costas del norte se han acercado a los 24 grados. Esto, junto con la recuperación de la población de anchoa, hace que los grandes cetáceos se acerquen cada vez más a nosotros para alimentarse.

Gorka Ocio, científico y gerente de Verballenas, lleva años organizando salidas al Cantábrico para avistar a los grandes del mar y participa como observador en los barcos pesqueros de la costera de la anchoa. Él tiene claro que la abundancia de anchoa es la que atrae a estos grandes cetáceos: "Se están desplazando a zonas no tan habituales, para ellas es un viaje de turismo gastronómico".

Con la primavera comienzan las salidas organizadas para avistar cetáceos y lo que era una sospecha se ha convertido en evidencia. Desde la Ekoetxea de Urdaibai y verballenas.com se toparon a principios de abril con cinco grandes rorcuales, el segundo animal más grande del mundo.

Frenar el calentamiento

El acercamiento de los cetáceos a las costas del Cantábrico se repite en otras partes del planeta. En la Bahía de San Francisco está sucediendo lo mismo y los expertos no tienen claro qué pasará: "Es muy complicado frenar ya el aumento de la temperatura marina".

Habrá que ver qué ocurre también en los 'santuarios' habituales de estos animales. En la esquina del Cantábrico (la de mayor temperatura de todo el Golfo de Vizcaya), frente a Las Landas, está en el cañón de Capbreton, donde la profundidad marina supera los mil metros. Allí se localiza 'el zifio de Cuviere', un enigmático cetáceo que alcanza los 7 metros y puede pesar hasta 3000 toneladas.

Es imposible verlo cerca de zonas de costa salvo en Hawaii, Canarias, Azores y la costa vascofrancesa, lugares muy profundos pero cercanos a tierra. Es un cetáceo único y muy vulnerable a la contaminación química y acústica, así como a factores que puedan modificar su hábitat o alimento. Y aquí entra en juego el aumento de la temperatura. Por ahora se nota sobre todo en superficie y no parece que su supervivencia esté en peligro.

José Luis Acuña, ecólogo marino y catedrático de la Universidad de Oviedo, alerta de que el aumento de las temperaturas marinas puede llevar al declive de poblaciones de cierta fauna: "En el Cantábrico, donde cada vez hay más días al año en que el mar supera los 20ºC, los bosques de macroalgas prácticamente han desaparecido en la última década, es una tendencia que se va a mantener en los próximos años y eso tiene que ponernos en alerta".