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Ver The Game Awards es lo más parecido a un empacho de dulces y turrón en una cena de Navidad pero, en este caso, de publicidad. La gala de esta madrugada de los conocidos como 'Oscars' de los videojuegos ha recordado una vez más a eso que quería hacer Nolan Sorrento el villano de Ready Player One: ocupar con anuncios el 80% del campo de visión de los jugadores del universo virtual de OASISReady Player One. Monetizar hasta la más mínima parte del evento acabó resultando de nuevo agotador para el espectador. Siendo justos, la parte de los premios es anecdótica. Apenas 20 minutos mal contados de un total de tres horas largas de una gala plagada de patrocinadores, venta de servicios de suscripción, promoción de series de televisión, presentación de equipos informáticos y, lo más interesante para el aficionado, anuncios de nuevos lanzamientos.
Asumido esto, la presencia de la pandemia ha cambiado poco la estructura del evento pero sí ha supuesto un desafío logístico. A su favor, la experiencia de ediciones previas en la emisión en directo y online. Una gala virtual con triple punto de directo (Los Angeles, Londres y Tokio) para garantizar, siguiendo el ejemplo de los Emmys, a los nominados desde sus casas a través de 45 plataformas de vídeo diferentes para videollamadas. En esta ocasión, sin mensajeros preparados para la entrega de la estatuilla (esa suerte de niké 2.0) a los ganadores.
Donde más hubieran tocado el timbre sin duda habría sido en la puerta de los creadores de The Last of Us Parte II The Last of Us Parte II(que tuvimos oportunidad de analizar en NIUS). El juego exclusivo de Playstation se convirtió en el ganador indiscutible de la gala con siete premios: mejor dirección, mejor narrativa, mejor juego de acción/aventura, mejor diseño de sonido, mejor interpretación, premio a la innovación en accesibilidad y mejor juego del año. El título que reflexiona sobre el ciclo de la violencia con un arriesgado intento de despertar la empatía del jugador se ha impuesto al favorito del público, el preciosista juego de samuráis Ghost of Tsushima (también exclusivo de Sony) que se ha tenido que consolar con el premio a la mejor dirección de arte.
El mayor galardonado también protagonizó unos de los momentos destacados del evento con la actuación (grabada desde casa) del vocalista de Pearl Jam. Eddie Vedder interpretó a la guitarra Future Days. La canción ocupa un lugar importante en la relación entre los protagonistas de The Last of Us Parte II. Vedder, conocido por su rechazo a ceder derechos de sus canciones, se mostró muy satisfecho del uso del tema en el juego y sorprendido de la capacidad creciente de la industria para contar historias cada vez más complejas. En la parte musical, también hubo un homenaje al 35 aniversario del videojuego clásico por excelencia Super Mario Bros con medley de algunos de sus temas por parte de la London Philharmonic Orchestra desde los estudios de Abbey Road en Londres.
Pocas sorpresas también para los galardones conseguidos por uno de los títulos más populares del confinamiento. La enésima reinvención del juego del mentiroso Among Us se llevó dos estatutillas: al mejor juego multijugador y al mejor juego para móviles. El mismo número de galardones que consiguió una de las gratas sorpresas indie de este año Hades Hades(mejor juego independiente y mejor juego de acción). League of Legends demostró que sigue siendo el rey indiscutible del deporte electrónico llevándose de nuevo el premio al mejor juego de esports mientras que el galardón al creador/a de contenido del año fue para la youtuber Valkyrae.
Con tanto anuncio, la gala no podía menos que servir para tomar el pulso a lo que nos espera con la nueva generación de consolas. Entre mucha paja se presentaron imágenes de una docena de títulos nuevos (Dragon Age, Mass Effect, Warhammer 40.000 Darktide, It Takes Two...). Se constató que los juegos colaborativos o multijugador seguirán siendo una apuesta importante en los próximos años, que la realidad virtual está muerta (apenas un par de títulos menores presentados) y la temática vikinga de moda (Hood, Crimson Desert...Hood, Crimson Desert..)
A falta de estrenos de películas en sala y con la producción de cine parada gran parte de este año, The Game Awards contó una gran representación de esta industria y mostró la cada vez mayor vinculación entre cine y los videojuegos. La oscarizada Brie Larson fue la encargada de dar el premio al mejor intérprete de videojuego, recogido por una emocionada Laura Bailey. Wonder Woman, la actriz Gal Gadot presentó el galardón al juego más influyente (Tell Me Why), el último Spiderman Tom Holland ahora inmerso en la grabación de una película basada en el videojuego Uncharted hizo lo propio con el premio al mejor multijugador (Among Us) y Keanu Reeves que aparece como personaje en el juego recién lanzado Cyberpunk 2077 entregó a la mejor dirección de arte (Ghost of Tsushima). Hay pocos directores de cine que tengan un lenguaje más cercano a los videojuegos que Christopher Nolan que fue el encargado del dar el premio al juego del año (The Last of Us parte II) . También apareció por ahí un Vin Diesel digital (ARK 2 Algunos en directo, otros a través de un vídeo grabado. Todos alabaron a una industria del entretenimiento con beneficios que están a años luz de los del cine aunque parecieron hacerlo sin mucho entusiasmo e incluso mostrando sin pudor que estaban leyendo un guión.
Destacable fue que el día en que Estados Unidos se cobró más muertos por Covid que en los atentados del 11-S apenas se mencionó la pandemia en la gala y en ningún caso por motivos luctuosos. Como conclusión el evento que ya de por sí no suele caracterizarse por su frescura, perdió todavía más dinamismo y dejó poco margen a la sorpresa. Finalmente salvó los muebles con un resultado correcto. La risa nerviosa al final de la gala del creador del evento y maestro de ceremonias, el periodista Geoff Keighley, sin creerse que esta versión virtual de The Game Awards hubiera salido bien dadas las circunstancias y confiando en no tener que volver a repetirla de este modo lo decía todo.