De las listas de espera a la detección de cáncer: así ya se aplica la IA en la sanidad española

Hasta julio del 2026, España prevé una inversión de 223 millones en IA aplicada al sector sanitario
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A pesar de que la IA ya se ha colado en --prácticamente-- todos los sectores profesionales, la regulación de esta va a rebufo de la innovación extremadamente acelerada que estamos viviendo.
La sanidad es una de las asignaturas pendientes en materia de IA: el Gobierno destinará un total de 223 millones de euros hasta 2026 para establecer las directrices comunes en las que se aplicarán algoritmos en hospitales y centros sanitarios.
En este sentido, uno de los ‘claims’ de la IA es la reducción de la burocracia y de las tareas automatizadas. De hecho, tal es el punto de saturación, que el informe Time to Care Report 2025 --elaborado por Tandem Health, con más de 1.000 profesionales y 5.000 pacientes en 5 países-- revela que la adopción de algoritmos podría descongestionar gran parte del sistema, siendo una de las conclusiones principales que el 55% de los médicos Españoles quiere más tiempo para atender a sus pacientes.
Este último aspecto es lo que abre la puerta a la medicina personalizada, donde los profesionales reducen su tiempo de consulta en preguntar por informaciones que pueden ser redundantes, como es el caso del historial de lesiones, quirúrgico, de medicaciones, etc. Si se tiene la información resumida y accesible de forma inmediata, entonces el tiempo que pasamos en la visita al médico se centra en lo que nos ocurre en ese momento.
Así ya se implementa la IA sanitaria en España
Aunque se ha aprobado el nuevo marco recientemente, en España ya hay algoritmos que se aplican en diferentes áreas --y son soluciones que ya están en funcionamiento--. Así lo explica el departamento de IA de ASHO, empresa health-tech catalana, a Informativos Telecinco:
“El diagnóstico por imagen en radiología, TAC o resonancias; la gestión sanitaria de listas de espera, planificación de quirófanos o asignación de recursos; la estratificación del riesgo en oncología o enfermedades crónicas o la monitorización a distancia con dispositivos de telemedicina ya cuentan con apoyo de la inteligencia artificial”.
¿Quiere decir esto que los algoritmos son capaces de diagnosticar tumores? No. “La IA ayuda a identificar perfiles de riesgo y detecciones de una forma más profunda y precisa”, explican. Y aunque se trata “del campo más maduro de aplicación”, son los profesionales sanitarios quiénes tienen la última palabra al respecto de lo que le sucede al paciente --así como también, la prescripción de tratamientos--.
La burocracia, el gran talón de Aquiles
Además de las aplicaciones directas a las enfermedades o a los pacientes, la gestión de la burocracia --como es el caso de mejorar la eficiencia y automatizar todo lo posible la codificación sanitaria-- es también otro de los puntos calientes en los cuales la IA ya está aplicándose en España.
Ahora bien, estas aplicaciones han sido desiguales: “hasta ahora dependía en gran medida de cada comunidad autónoma, cada hospital y cada proveedor tecnológico”, explican.
Del mismo modo que las aplicaciones tangibles, los datos son también otro de los temas pendientes a gestionar: “a pesar de normas como la RGPD, no había un marco sanitario estatal para la IA. Nuevamente, todo dependía demasiado de cada centro, pero ahora todo el mundo tendrá que adaptarse a un estándar colectivo. Con esto se reducirá la fragmentación, los criterios desiguales y las dificultades para escalar soluciones entre territorios”, concluye.
