¿Por qué ocurren tantos terremotos en Nueva Zelanda?

  • Ha habido 3 terremotos de magnitud superior a 7 en el entorno de Nueva Zelanda en 24 h

  • El país se encuentra en el límite entre dos placas tectónicas que 'pelean' entre sí

  • En 2011 un terremoto mató a 185 en la segunda ciudad más grande del país

Nueva Zelanda vuelve a temblar. El jueves, 4 de marzo, a las 2:27 de la mañana hora local (NZDT), un terremoto de magnitud 7,3 despertó a los residentes del noreste del país, que rápidamente fueron evacuados ante el riesgo de tsunami. No es un hecho aislado: cada año, entre 100 y 150 sismos son sentidos las islas. ¿Por qué ocurren tantos terremotos en Nueva Zelanda?

“Las tendencias históricas y los registros, que empezaron en la década de 1840, muestran que, en promedio, Nueva Zelanda puede esperar varios terremotos de magnitud 6 cada año, uno de magnitud 7 cada 10 años y uno de magnitud 8 cada siglo”, según el instituto de investigación 'GNS Science'.

Cuando alcanzan magnitudes superiores a 7, como el último, el miedo a un tsunami obliga a la evacuación masiva de los vecinos. A las 5 de la mañana, por suerte, la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias de Nueva Zelanda comunicaba que la amenaza de maremoto se retiraba y que por tanto todo el mundo podía regresar a sus casas.

A las cuatro horas del sentirse el terremoto de Gisborne (Nueva Zelanda), que ha sido seguido por multitud de réplicas, otro de magnitud 7,4 azotaba las islas Kermadec, a unos mil kilómetros de distancia del inicial. De nuevo, a las pocas horas, un nuevo temblor de magnitud 8,1 volvía a registrarse en el mismo archipiélago.

Estos eventos suceden menos de un mes después del sismo de magnitud 7,7 que sacudió las islas Lealtad del Pacífico, y que hizo temer por un posible maremoto en Nueva Zelanda, Australia y algunas islas como las de Vanuatu y Nueva Caledonia.

Además, hace poco más de una semana se conmemoró el décimo aniversario del catastrófico terremoto de 6,2 que mató a 185 personas en Christchurch en 2011, que derrumbó rascacielos y dejó la segunda ciudad más grande de Nueva Zelanda destrozada.

¿Por qué hay tantos terremotos en Nueva Zelanda?

Nueva Zelanda forma parte del 'Anillo de fuego', el cinturón casi continuo de volcanes y terremotos que bordean el Océano Pacífico. Parte del país se encuentra en el límite de dos de las principales placas tectónicas: la del Pacífico y la Placa de Australia.

Estas placas “se empujan entre sí a lo largo de un límite curvo. En el extremo sur de la Isla Sur, la Placa Australiana se sumerge (subduce) debajo de la Placa del Pacífico, mientras que en la Isla Norte ocurre la situación opuesta con la Placa del Pacífico siendo empujada hacia abajo por la Placa Australiana. En el medio, a través de la mayor parte de la Isla Sur, las dos placas se muelen entre sí a lo largo de la Falla Alpina”, explica en su web el instituto neozelandés GNS Science.

A medida que las placas ‘pelean’ entre sí, se produce un estrés, y en algún momento las rocas en una zona de las placas tienen que ceder. Entonces se produce un terremoto. Es como si doblamos un palillo de madera. El palo se irá curvando hasta que en un momento dado se partirá por algún sitio.

"Los terremotos no obedecen a patrones periódicos o repetitivos", aclaraba para El Tiempo Hoy el geólogo Raúl Pérez, del Instituto Geológico y Minero de España, al ser preguntado por los terremotos en Nueva Zelanda. "El conocido como Cinturón de Fuego del Pacífico es una de las zonas con mayor actividad sísmica, por lo que Japón, Nueva Zelanda o El Salvador son países predestinados a sufrir un terremoto de magnitud 7 o superior tarde o temprano”, decía.

De igual manera, no es extraño que la frecuencia de erupciones volcánicas en los múltiples volcanes de Nueva Zelanda sea alta. La mayoría se agrupan en la llamada Zona Volcánica Taupo (TVZ), donde la placa tectónica del Pacífico desciende bajo la Isla Norte y se crean magmas por la subducción que acaban emergiendo. Entre los volcanes más populares en esta zona de encuentra el Whakaari -más conocido por White Island- que acabó con la vida de 22 personas en 2019 durante una erupción.