Los robots y la inteligencia artificial, un binomio clave para avanzar en el campo de la psiquiatría

Rubén Fernández 01/03/2019 06:55

Han llegado para quedarse y cada vez son más y con funciones más variopintas. Desde asumir tareas cotidianas como planchar la ropa por nosotros o barrer la casa, hasta otras más insospechadas como ejercer de barman y preparar cócteles en tiempo récord. Los robots y, gracias a los extraordinarios avances en la técnica, no dejan de romper límites.

Están destinados, dicen, a hacernos la vida más cómoda y 'satisfacer necesidades'. Es la misión de algunas creaciones como Kebbi, el ‘robot niñera’, capaz de hacer un reconocimiento facial y de voz de los componentes de la familia en la que están llamados a integrarse, tal como se ha presentado en el Mobile World Congress celebrado esta semana en Barcelona.

Lo mismo sucede con Robelf, también presente en el citado evento tecnológico internacional y presentado en su página web como un humanoide ‘chulo’ y divertido con “posibilidades ilimitadas” y un precio “asequible para todo el mundo”. ‘El guardián perfecto para monitorizar tu casa’, dicen, capaz de realizar tareas de vigilancia programadas y controladas de forma remota.

Y no menos atención ha despertado el robot Nao, quien según sus creadores “camina, escucha, reconoce el rostro y realiza movimientos complejos generando una conexión emocional con todo tipo de públicos. Es la nueva interfaz que humaniza las comunicaciones entre máquinas y personas”, defienden quienes le han dado ‘vida’. “Es muy indicado para trabajar, por ejemplo, con niños autistas”, explican desde el estand de Alisys, la compañía creadora, revelándonos otra función que está despertando un especial interés entre los expertos: la función terapéutica y su utilidad para la psiquiatría.

"La IA está empezando a superar a los humanos"

La potencialidad de los robots en combinación con la de la inteligencia artificial multiplica las posibilidades y las aplicaciones que pueden adquirir las distintas creaciones de las grandes empresas tecnológicas. Y una de ellas, es la de servir a una función terapéutica que ayude, por ejemplo, a pacientes en el campo de la psiquiatría.

Las aplicaciones móviles y programas informáticos dotados con sistemas de comunicación de Inteligencia Artificial, con su capacidad para recoger y comparar datos, están siendo utilizados en los abordajes psiquiátricos para las grandes patologías de salud mental, sostienen expertos que han participado en el XXVII Curso Nacional de Actualización en Psiquiatría de Vitoria.

Es lo que denominan ‘Psiquiatría 3.0’, como ha explicado el doctor Edorta Elizagarate, jefe de Salud Mental de Álava, durante la rueda de prensa de presentación de dicho evento, que logra congregar a más de 600 expertos en salud mental de toda España.

La IA está empezando ahora a superar a los humanos cada vez más en sus capacidades cognitivas esenciales de aprender, analizar, comunicar y comprender las emociones humanas. Puede superar a los humanos en tareas que suponen intuición o reconocimiento de patrones", explica Elizagarate, ahondando en sus beneficios.

Según precisa, éstos se traducen principalmente en cuatro aspectos: “la detección precoz de las enfermedades mentales, facilitar la accesibilidad, dar tratamientos y mantener el anonimato".

Todo ello, unido a la mecanización de los robots abre un campo de posibilidades que llena de esperanza a numerosos científicos. No obstante, y no sin razón, el uso de éstos está sujeto a continuo debate y también son muchos sus detractores, quienes a menudo ven en sus funciones un exceso de monitorización y control y una 'deshumanización del individuo', a menudo más pendiente de los dispositivos y máquinas que tiene alrededor que del mundo real, –que no artificial–, que les rodea.

En este sentido, como apuntamos a la hora de destripar las causas que habían llevado a Lil Miquela a convertirse en una influencer virtual con miles de seguidores en Instagram, –un fenómeno cada vez más frecuente–, la cuestión es cómo se usa la tecnología y para qué, y precisamente por ello se hace imprescindible que a medida que la técnica evoluciona lo hagan también los procesos educativos llamados a explicarnos u orientarnos sobre el correcto uso de la misma.

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