¿Cómo limpiar los sacos de dormir después de usarlos?

En cualquier escapada al campo o a la montaña hay un imprescindible que nunca puede faltar en nuestra mochila: el saco de dormir. La industria de los productos de montaña ha evolucionado mucho en las últimas décadas. De aquellos sacos de dormir aparatosos y enormes hemos pasado a pequeñas pelotas que caben cómodamente en cualquier mochila o maleta y apenas ocupan espacio.

Es el elemento esencial, el que nos permitirá hacer noche en cualquier punto del camino, por lo que es muy importante limpiarlo correctamente después de usarlo y mantener una cierta higiene para que dure muchos años.

Cómo mantener, limpiar y conservar el saco de dormir

El proceso correcto de mantenimiento de nuestro saco dependerá fundamentalmente del material con el que esté fabricado. Frente al mito de que no hace falta lavarlo nunca o casi nunca, la realidad: un uso prolongado acaba provocando olores, como cualquier otra prenda o superficie que permanece mucho tiempo en contacto con el cuerpo y el sudor humanos.

Es muy importante leer con atención las instrucciones del fabricante y, sobre todo, la información de la etiqueta, en la que suele indicar qué tipo de lavado podemos realizar y qué precauciones tomar en cuenta. Las principales: jamás debemos lavarlo en seco, hay que prescindir de productos añadidos al jabón que respete su material (suavizantes, blanqueadores, lejía), y el lavado ha de hacerse cada cierto tiempo, sin abusar, solo cuando sea evidente que el saco está sucio y ha cogido olor.

Otro paso clave es cerrar las cremalleras y los velcros. De esta manera cuidaremos de que no sufra algún enganche cuando esté rotando en la lavadora.

Antes de iniciar el proceso de limpieza, hay que revisar muy bien el saco, tanto el exterior como el interior. Si detectamos alguna rotura en el material, un agujero, una junta descosida, habrá que coserlo y repararlo. De no hacerlo, corremos el riesgo de empapar las fibras y las plumas. Adiós saco de dormir.

Para lavarlo, utilizaremos un detergente especial que respete el material con el que esté hecho nuestro saco. Por lo general, será apto para plumón o para fibras sintéticas (polyester).

Los primeros son de los ‘calentitos’, ya que permiten conservar perfectamente el calor del cuerpo bajo temperaturas muy frías. Hay que tener especial cuidado con ellos al realizar el mantenimiento y lavarlos para no estropear la estructura y los aceites del plumón, que es la que permite mantener la temperatura constante en ambientes gélidos. Los segundos son ‘de batalla’, para excursiones y condiciones climáticas más suaves.

En ambos casos, la forma de lavar el saco es similar, y solo cambia el tipo de jabón que utilicemos: apto para prendas con plumas o para prendas hechas de fibras sintéticas (naylon, poliéster, etc).

A mano:

  1. Llenamos la bañera con agua tibia, con poca cantidad de detergente. Le damos la vuelta al saco y lo sumergimos.
  2. Lo frotamos en distintas zonas para que el jabón vaya impregnando el material. No es necesario enrollarlo ni estrujarlo en exceso.
  3. Lo dejamos en remojo unos 40 minutos.
  4. Una vez pasado ese tiempo, lo sacamos y lo exprimimos y enrollamos para expulsar el agua.
  5. Llenamos de nuevo la bañera con agua limpia y repetimos el proceso: enjuagar y frotar para eliminar todo el jabón, así hasta que no queden rastros de espuma.

A máquina:

  1. Es fundamental escoger bien el jabón, uno que sea apto para plumas y conserve la estructura y composición del plumón. Utilizar un detergente común para lavadoras es garantía de estropearlo.
  2. Como en el método de lavado anterior, hay que darle la vuelta al saco, con el impermeable hacia dentro.
  3. Utilizaremos un programa para prendas delicadas, con una temperatura de 30º. Algunas personas utilizan un ciclo doble, incluso escogen la opción de añadir un prelavado, aunque no suele ser necesario.
  4. Terminado el ciclo, lo exprimimos en el interior de la lavadora para eliminar gran parte del agua acumulada en las fibras y lo sacamos para secarlo. El secado es una etapa clave en el proceso de lavado. No se recomienza dejarlo en la secadora, ya que el calor puede dañar el material. Siempre será mejor colgar el saco de dormir al aire libre en un área bien ventilada. Evitaremos exponerlo directamente a la luz solar intensa. Por último, hay que asegurarse de que esté completamente seco antes de guardarlo para evitar la formación de moho o malos olores.