La reivindicación política de Massive Attack, la poderosa energía de Suede y el musical de Rigoberta Bandini triunfan en la segunda noche del Mallorca Live
Cerca de 40.000 personas han pasado ya por el recinto de la octava edición del festival mallorquín
Una segunda jornada con Alcalá Norte y Maika Makovski volando alto en el apartado nacional, en una intensa jornada en la que Massive Attack dejan claro su mensaje político en defensa de Gaza
La segunda jornada del Mallorca Live volvía a ser ejemplo de su amalgama musical tanto en las propuestas internacionales como nacionales, con alguna de las bandas más premiadas actualmente, es el caso de Alcalá Norte, pasando por el rock bien entendido y elegante de Maika Mawkosvki o de una Rigoberta Bandini de vuelta convertida ahora en toda una ‘Jesucrista Superstar’, de la que siempre cabe esperar un milagro.
En la parte internacional dos míticas formaciones tan diferentes, el Britpop elegante pero también efusivo de Suede, que preparan el lanzamiento de su nuevo disco "Antidepressants’ y, por otro, lo electrónico de Massive Attack, un seguro de vida musical para cualquier festival.
Suede y Rigoberta Bandini, baile de masas de distintas generaciones
Suede llevan más de treinta años manejando los tiempos y el escenario con una pulcritud inglesa impoluta. Se hablaba muy bien del momento del grupo, cuando tienen a la vuelta de la esquina nuevo disco, pero lo mejor es poder comprobar por uno mismo que el grupo, con Brett Anderson al frente, sigue viviendo su particular pacto con el diablo sobre el escenario.
Un escenario como el de Es Jardì acogía a miles de personas, en su mayoría adulta, para volver a vivir junto a ellos los grandes momentos que han ido firmando en estas décadas. No hacía falta mucho, más bien nada, porque la banda inglesa mantiene intacto el estilo y se muestra como un verdadero huracán sonoro. “Trash”, “Animal nitrate” y “She” sonaban imponentes, pero ante todo Brett Anderson, que iba a darnos toda una lección de fitness a sus 57 años.
Pocos cantantes se atreven a marcarse un directo de principio a fin con carreras y saltos, donde tirarse al suelo también entra en el juego mientras van cayendo canciones “2 of us”, la maravillosa “Saturday night”, bien acompañada por el público mientras su vocalista continúa con su particular entrenamiento, bajando al foso, entrando entre el público, subiendo, volviendo a bajar y sudando de verdad la camisa.
Si Peluso fue un ciclón, Anderson fue el huracán que muchos esperaban y que otros no imaginaban, todo con regalos como “Metal Mickey”, jugando con el público al escuchar de fondo otro escenario y planteando una competición entre la música rock, la suya y la música dance, momento para mostrarnos en tono acústico “The morning show” y terminar por todo lo alto con la imperecedera “Beautiful ones”, con todo el respetable acompañando.
A veces hay que correr, y aunque lo haces no llegas. Rigoberta Bandini salió con unos minutos de retraso para ofrecer un espectáculo que contienen comedia, momentos teatrales con presentadora incluida, un arranque de esencia visual completamente setentera y que según avanza se va transformando, lo mismo que su música y su trabajo “Jesucrista Superstar”, que cabe decir funciona como un tiro en esta nueva etapa de la catalana.
Tiene las tablas de una actriz sobre el escenario, se mueve con desparpajo, tino y humor cuando quiere, elevando el nivel en momentos más dulces y serios, capaz de hacernos bailar, meternos en una rave o en un episodio teatralizado de aires a otros tiempos.
Cuenta Bandini con una producción de aúpa, hay dinero mediante incorporando un cuerpo de baile, banda, coristas y un circuito musical muy estudiado, que avanza por fases y donde el canto y la actuación van de la mano. La expectación se transformaba rápidamente en aplausos, ante un escenario principal lleno que bailaba y cantaba a partes iguales.
La artista transita por un repertorio que se ha visto enriquecido con sus nuevas canciones, pero donde los himnos como “In Spain we call it Soledad” siguen siendo reclamo, junto a partes más personales como “Aprenderás” mientras el pop setentero reluce en ““Enamorados” y “Brindis”.
Es todo un regalo visual, con cambios de vestuario para un diva diferente, divertida y empoderada también, cuya conexión con su público es total, y lo es incluso con nuevas canciones como “Pamela Anderson” o “Simpática pero problemática”.
Todo gira en su particular rueda musical con una función cambiante que te mantiene dos horas gozando, bailando y riendo, y que brilla con un final directo y rabioso como una “Perra”, el sintético “Kaiman” y, por supuesto, la locura en forma de teta: “Ay mamá”.
Un álbum ambicioso con una escenografía a la altura de las circunstancias para contentar a sus miles de fans en una noche en forma de sueño de verano musical.
Dos gigantes de diferentes estilos y generaciones en un sábado en el que Massive Attack ponía su veteranía. La banda de trip hop, una de las más respetadas de la escena, se maneja sobre un escenario lleno de imágenes y donde la actualidad política tiene mucho protagonismo.
La crítica política y social conseguía aplausos y gritos, especialmente cuando se visualizaban en pantalla imágenes de Netanyahu con un convincente abucheo, con pausas para condenar la matanza en Gaza y en apoyo del pueblo palestino o el ucraniano, todo en una montaña rusa musical, donde la oscuridad tanto en lo sonoro como en lo visual es la tónica dominante.
Sonaban clásicos como “Inertia Creeps” o “Angel” con la voz de Horace Andy, “Unfinished sympathy' con Deborah Miller y 'Teardrop' con Elizabeth Fraser, casi nada, una verdadera vuelta a otros tiempos.
Ver a Massive Attack es entrar en un absoluto viaje de pasajes emocionantes y otros introspectivos, véase “Paradise circus”. Una actuación tan precisa como infalible, convirtiendo su directo en toda una experiencia sensorial para el espectador.
Maika Makovski y Alcalá Norte, dos valores nacionales seguros
La tarde invitaba también a degustar artistas nacionales en un gran momento. Maika Makovski presentaba nuevo disco 'Bunker rococó' jugando en casa. La mallorquina se ha rodeado de un elenco de músicos maravillosos, llegando a ser incluso nueve por momentos, con vientos y un piano que Maika va intercalando con la guitarra. Una de las artistas más polifacéticas y, por derecho propio, una referencia del rock nacional entendido con equilibrio y un arte muy personal.
Sonidos propios de Nashville o un rock cuidado para dar cuenta de canciones del brillo de “Muscle cars”, “My head is a vampire” o “Exotic ingredients”, esta última un verdadero regalo sonoro, en lo que es un repertorio centrado en su última obra, pero con espacio para “Lava love” o “Languaje”. Maika controla los tiempos, se maneja con brillantez en los instrumentos, es un regalo vocal y se arropa de un elenco de músicos que elevan en alto una propuesta digna de tranquila degustación.
En cuanto a Alcalá Norte, llegaban siendo uno de los referentes más en forma y de éxito del panorama nacional. Se han llevado diversos premios y sus conciertos se han convertido en algo que ver gracias a su estupendo disco y un recorrido sobre el escenario tan natural como su música.
Su batería, Jaime Barbosa, es una particular estrella gracias a su desparpajo y humor, primero en hacer acto de presencia sobre el escenario, presentándose con una bota de vino que acaba siendo lanzada al público. Por su parte, Álvaro a la voz es un artista diferente que encandila con miradas serias y tranquilidad pasmosa, inquietante por momentos, mientras van dejándonos caer canciones convertidas ya en hits “El guerrero marroquí” y “La sangre del pobre”.
Tienen energía, son diferentes y suenan muy bien, pero es que ante todo tienen un repertorio espectacular gracias a un disco homónimo con temas que funcionan solos. “La calle elfo” convierte a Álvaro en un personaje de Tolkien, versionan con su particular estilo “10.000” de Los Planetas y recuperan una esencia más cercana al pop ochentero en la estupenda “No llores, Dr. G”.
Entre sus temas, el desparpajo de Barbosa, que contrasta con la seriedad pulcra y llena de energía, como en “El rey de los judíos (un cosquilleo)” y, como bien decía su batería: “el temita del verano” en el que se ha convertido “La vida cañón”, la vida en Mallorca.
Un segundo día con mayor afluencia de público, géneros y propuestas diversas para dejar la puerta aun abierta a la esperada tercera jornada en la que espera el rock incombustible de Iggy Pop, el baile urbano de masas de Bad Gyal o el punk de Biznaga entre otros.