Sergio Pablos, nominado a un Oscar por 'Klaus': "Como animador encontré mi tribu y dejé de ser un bicho raro"

  • Pablos es el creador, entre otros, de 'Gru, mi villano favorito'

  • Antes de crear su propia empresa, trabajó 20 años para Disney

Le gustaba tanto dibujar que se sentía un bicho raro, pero con 19 años, Sergio Pablos descubrió que su afición era también su virtud. Se fue de España para estudiar en Los Ángeles y aprendió un oficio, el de animador. Gracias a eso ha trabajado 20 años para Disney como supervisor de animación de películas (Tarzán, El Jorobado de Notre Dame). Y ya con Spa Studios, su propia empresa de animación, ha dado vida como guionista a Río, Smallfoot y a Gru, mi villano favorito (Gru, mi villano favoritopelícula que acabó vendiendo a Universal).

Pero a sus 49 años a Sergio Pablos le sigue gustando dibujar. Y los retos. Por eso decidió llevar al cine una locura. Una película de animación al estilo tradicional. Pintando plano a plano, como se hacia antes. Pero eso sí, aprovechando el sofware actual (Toon Boon Harmony) para darle vida.

Y así nació Klaus. Dibujada a mano, se han llegado a realizar cerca de un millón de dibujos para sus 1.530 tomas, al estilo de las películas clásicas animadas. Una obra en la que se han combinado animación 2D y 3D.

Su proyecto más personal, escrita y dirigida por él, cuenta la leyenda de Papa Noel. Una historia navideña, distribuida por Netflix, que no para de cosechar éxitos. Ha ganado los siete Annie a los que optaba (los premios de animación más importantes de la industria), ha estado nominada al Goya, ha ganado un Bafta, y está nominada para un Oscar.

Entre tanto vorágine de galas de premios, Sergio Pablos ha respondido por escrito desde Los Ángeles a las preguntas de NIUS, para que podamos conocerle un poco más antes de que, con suerte, este domingo gane un Oscar.

Pregunta. ¿Cómo un chico madrileño nacido en 1970 decide hacerse guionista y

animador de películas?

Respuesta. Todo empezó por mi afición por el dibujo, ya desde muy pequeño. Cuando me explicaron que los dibujos animados eran efectivamente dibujos, la idea me fascinó. Para mí, le versión más elevada de un dibujo sería la de poder dotarlo de vida.

Desde ese momento, me propuse ser animador.

P. (Sobre todo teniendo en cuenta que en aquellos años, en España no había

mucho futuro). ¿Cuál fue su motivación o referentes?

R. Disney, por supuesto. Y en cierta medida, los cortometrajes de Warner. Después llegó Don Bluth con su estilo rompedor…. No teníamos Internet aún, pero nos las apañábamos para encontrar estas joyas.

P. ¿Qué supuso trabajar (y vivir) fuera de España?

R. Pues con 19 años supuso la aventura y la búsqueda de mi vocación. Se podría decir que encontré mi tribu y dejé de ser el bicho raro que se pasa todo el tiempo

dibujando, porque todos a mi alrededor padecían la misma enfermedad. Fueron

algunos de los mejores años de mi vida.

Siento que tengo la obligación de transmitir lo que he aprendido fuera

P. Tiene una solidad carrera en Estados Unidos, ¿por qué la vuelta a Madrid?

R. Pues porque soy español y porque hay mucho que hacer aquí para poder ayudar a que nuestra industria madure. Siento que tengo la obligación de transmitir lo que he aprendido fuera y ayudar a que nuestros profesionales no tengan la necesidad de emigrar para poder trabajar en proyectos ambiciosos.

P. Desde 2010 alterna su tiempo entre los dos países, no debe ser fácil, ¿cómo lo compagina, personal y profesionalmente?

R. Principalmente estoy en España, donde se encuentra mi estudio. Debo viajar a Los

Ángeles varias veces al año para presentar proyectos o mostrar su progreso, pero la

verdad es que ya hemos encontrado un ritmo bastante llevadero. Marisa Román, co-propietaria de SPA Studios y productora de Klaus, es también mi mujer y mi socia en todas las posibles acepciones de la palabra. Compaginamos las idas y venidas del estudio con nuestra vida familiar con nuestros dos hijos, Nicolás y Victor.

P. Lo cierto es que al final todo este esfuerzo tuvo su recompensa con Gru, mi villano favorito, uno de sus mayores éxitos, aunque al final los derechos los tiene Universal Studios.

R. Gru fue la primera idea que desarrollé que resultó convertirse en una gran franquicia. Me propusieron dirigir la película, pero ello conllevaría abandonar España y la idea de crear un estudio donde poder hacer mis propias películas, por lo que renuncié a esa posibilidad, y ellos siguieron con esa idea, esa historia, sin mí. De hecho, el concepto y la idea de los minions apareció una vez yo ya había dejado el proyecto.

P. Tras Gru, ha tenido otros éxitos como Río, Metegol, Smallfoot... hasta que llegó Klaus. Uno de sus proyectos más personales. ¿Qué tiene de especial Klaus?

R. Gru fue un éxito, sí, pero sólo a medias. Nuestro objetivo era producirlo en nuestros estudios. En esa ocasión no se consiguió, pero en cambio Netflix nos brindó esa oportunidad con Klaus.

P. A pesar de sus éxitos anteriores, le costó encontrar financiación para Klaus...

R. Es cierto. Pero el mercado está cambiando con las grandes plataformas de streaming. Hoy en día, un creativo como yo tiene muchas más puertas a las que llamar que hace unos años. Hay más opciones de financiación y de distribución, y que dure.

A menudo nos preguntábamos si todo esto merecería la pena. Hoy sabemos que sí

P. Ahora que llega el reconocimiento y los premios, todos estos sin sabores se olvidan...

R. No se olvidan, pero se validan. A menudo nos preguntábamos si todo esto

merecería la pena. Hoy sabemos que sí.

En la producción de 'Klaus' había representación de 22 países y se hablaban 15 idiomas diferentes

P. Hablemos de su equipo. A pesar de tener una sólida carrera en Estados Unidos decidió volver a España y acabó creando SPA Studios (Sergio Pablos Animación), una empresa creada en 2004 donde ha conseguido reunir a profesionales de distintas partes del mundo. ¿Cómo son? ¿De dónde ha salido tanto talento?

R. Para poder hacer una película como Klaus hoy en día, hay que contar con talento de

todo el mundo. Tengamos en cuenta que se trata de una película que rescata la

olvidada técnica de la animación tradicional, es decir, dibujada a mano. En un

mundo en el que casi todas las películas se hacen con técnicas digitales, esto es un

reto complicado. Para nuestra sorpresa, a la llamada de Klaus respondieron profesionales de todos los rincones del planeta. En la producción había representación de 22 países y se hablaban 15 idiomas diferentes. Fue el equipo más diverso con el que he trabajado.

Un trabajo que ha dejado admirado a medio mundo. Y un equipo, que este domingo 9 de febrero, estará pendiente de los Oscar. Allí estará Sergio Pablos con Klaus. Luchando por alzarse con el premio a la Mejor Película de Animación. Para conseguirlo tendrá que superar a:

  • Cómo entrenar a tu dragón 3, de Dean DeBlois.
  • ¿Dónde está mi cuerpo?, Jérémy Clapin.
  • Mr. Link: El origen perdido, de Chris Butler.
  • Toy Story 4, de Josh Cooley.

Todo un reto que quizá no esté tan difícil. A fin de cuentas, los Oscar se entregan en Los Ángeles, la llamada ciudad de los sueños, y si hay algo que a Sergio Pablos se le da bien es soñar.