Daniel Kurek es polaco y gay: "Cuando estoy allí vuelvo al armario, es triste pero es necesario"

  • Criarse en Polonia es hacerlo sabiendo que ser homosexual está mal y que se utiliza como arma política para negar derechos

  • La iniciativa del Gobierno del país ha sido crear “zonas libres de ideología LGTB” para la que los derechos de los homosexuales son una amenaza

  • En Yasss conocemos el testimonio de Daniel Kurek, un joven gay de Polonia que vive en España y que tiene que ocultar quién es cada vez que visita a su familia

Cuando Daniel Kurek les dijo a sus padres que era gay, su padre argumentó que era imposible, porque "no había gays en la familia". Este joven, que vive en España desde hace 20 años –llegó con cinco a Segovia, y vive desde hace seis en la capital– no culpa a sus progenitores. "Tuvieron que reaprender muchas cosas, probablemente más que la mayoría de los padres españoles", comenta hoy, cuando la relación es ya mucho mejor. "Ellos tenían muchos prejuicios, pero no les culpo porque les criaron diciéndoles que ser homosexual está mal, que somos gente enferma que necesita curarse".

Mientras los derechos y la visibilidad del colectivo LGTBI avanzan en algunas partes del mundo, Polonia ha sido noticia por el retroceso que el gobierno ultraconservador liderado por Andrzej Duda está aplicando a los derechos sociales y especialmente a la diversidad sexual y de género. Varias regiones de Polonia han tomado la determinación de proclamarse "zonas libres de ideología LGTB", puesto que, para el propio presidente Duda, los LGTBI "no son personas, son una ideología".

Como parte del colectivo, a Kurek le apena lo que lee en las noticias. "Yo no he elegido ser así, nadie ha elegido ser como es, y nuestra identidad no debería ser un arma política, y menos una que se usa para atacar, para negar derechos. Y lo que ocurre con esta campaña es que no tiene una base real, se inventan informaciones falsas para dañar nuestra imagen". Esas informaciones incluyen asociar la diversidad sexual con la enfermedad mental pederastia, como ha venido ocurriendo a lo largo de la historia.

Los ultras polacos también hablan del colectivo como una "ideología extranjera", para alimentar ese "miedo a la diversidad, a lo diferente. Ese tipo de nacionalismo me recuerda a la masculinidad frágil, porque cualquier cosa que sea distinta la percibe como una amenaza que tiene que erradicar". Kurek explica que esas personas "tienen la idea de que ser polaco significa seguir unos patrones, ser de una determinada manera, y que solo si cumples ese esquema eres polaco de verdad". Un discurso que, en tiempos de la globalización, vuelve al nacionalismo clásico para alimentar prejuicios, como hacen los partidos Frente Nacional en Francia y VOX en España.

Volver al armario para protegerse

Antes de la pandemia, Kurek visitaba a su familia en Polonia con cierta frecuencia. Allí tiene tíos, abuelos y primos que no saben que es homosexual. "Vengo de un pueblo pequeño, de cuatro casas literalmente, al sur del país, en una de las zonas más empobrecidas y conservadoras. Sé que si allí fuera públicamente gay no solo peligraría yo, sino que podrían peligrar mis familiares. Y hablo de peligro físico real. Para mí sería aterrador contarlo, aunque me encantaría. Pero no puedo", comenta con pena.

"Cuando estoy en Polonia vuelvo al armario. Es triste, es incómodo, pero es necesario", prosigue. "Desde el momento en que cuento algo ya no tengo control sobre esa información, y me da miedo que sea algo que ponga en peligro a mi familia, que al fin y al cabo es la que se queda allí cuando yo me vuelvo con mis padres a Madrid".

En las últimas visitas, Kurek ha entrado en contacto con otros chicos gays de la región a través de apps como Grindr. "Cuando abres allí las apps para chicos gays, el más cercano te sale a 20 kilómetros", explica. "He charlado con algunas personas que me contaban que no es nada fácil vivir allí siendo gay. Son chicos que viven en el armario, muy celosos de su intimidad incluso hablando por una app, porque hay mucho miedo a ser descubierto y a las posibles repercusiones".

Algo que este joven, que se está formando como ilustrador, entiende. "Polonia es un país donde hay pánico a lo diferente, algo que yo lo he vivido en mi casa. No te pongas esto, no te comportes así, no hables de determinada manera… Son frases que he oído toda la vida. Es una sociedad donde destacar es algo muy negativo, a no ser que sea de manera económica, deportiva…".

Me entristece la situación de la comunidad LGTB en mi país. No se habla de enfermedades de transmisión sexual, no se habla de preservativos

Y ante este panorama, Kurek se preocupa sobre todo por los niños de su país: "me siento muy triste por los niños polacos, porque todos hemos pasado por ese periodo de negación, y ya bastante cuesta superarlo sin tener al gobierno de tu país en contra. Su argumento es que les quieren proteger, pero en realidad les están haciendo mucho más daño", explica.

Y no solo al colectivo, sino a toda la sociedad, según Kurek, "porque la invisibiliación de las personas LGTB va integrada en una forma de pensar muy limitada respecto a la sexualidad, respecto a los afectos. No se habla de enfermedades de transmisión sexual, no se habla de preservativos… Hay una falta absoluta de educación sexual". Y con el ultraconservador Duda reelegido para liderar el país en julio del año pasado, esta situación no parece que vaya a mejorar en los próximos años.

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