NADADORES

La desolación de los atletas franceses que querían cruzar el Atlántico a nado tras abandonar su travesía por una avería en su velero

Los nadadores franceses que querían cruzar el Atlántico a nado abandonan su travesía tras una avería en su velero. Informativos Telecinco
  • Chloe Leger y Matthieu Witvoet han tenido que abandonar el reto con el que pretendían cruzar el Atlántico a nado

  • La aventura que habían previsto completar en aproximadamente tres meses se ha visto interrumpida por un imprevisto técnico

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Hace un mes, los nadadores franceses Chloe Leger y Matthieu Witvoet emprendieron un desafío que pocos se atreven siquiera a imaginar: cruzar a nado el océano Atlántico.

Su plan consistía en recorrer cerca de 4.000 kilómetros, uniendo el archipiélago de Cabo Verde con la isla caribeña de Guadalupe. La meta no era únicamente deportiva; también buscaban lanzar un mensaje contundente sobre la urgencia de proteger y conservar los ecosistemas marinos.

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Sus retos conseguidos antes de este desafío

La travesía era el resultado de dos años de preparación rigurosa. Durante ese tiempo, ambos mantuvieron una rutina exigente que incluía entre tres y cuatro horas de nado diario.

“Acostumbrábamos a nuestro cuerpo al volumen que necesitaríamos para resistir en el océano”, explicaban antes de partir. Su experiencia previa avalaba el plan: juntos habían cruzado el estrecho de Gibraltar y habían completado recorridos de larga distancia como el trazado del río Sena, logros que les dieron confianza para plantearse un reto de escala oceánica.

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¿Cómo organizaron su desafío?

El sistema que diseñaron para afrontar la expedición se basaba en relevos. Cada día, nadaban un total de seis horas, alternando turnos para mantener un ritmo constante sin llevar su cuerpo al límite.

Mientras uno avanzaba entre las corrientes, el otro descansaba a bordo de un pequeño velero que, además de guiarlos en ruta, funcionaba como su principal punto de apoyo y seguridad.

En ese barco comían, dormían y analizaban las condiciones meteorológicas para ajustar su estrategia. Ese mismo velero fue también testigo de algunos de los momentos que describieron como “únicos e irrepetibles” en medio del océano.

El abandono del desafío

Sin embargo, la aventura que habían previsto completar en aproximadamente tres meses se vio interrumpida por un imprevisto técnico.

El timón del velero se averió durante la travesía, dejándolos sin posibilidad de maniobrar. Aunque la integridad de la tripulación no estaba comprometida de inmediato, la incapacidad para seguir la ruta prevista o corregir el rumbo representaba un riesgo inasumible.

Tras evaluar la situación, Chloe Leger y Matthieu Witvoet han tomado la difícil decisión de abandonar el desafío.

Concienciar sobre la conservación marina

La renuncia al sueño dejó una mezcla de tristeza y serenidad. Ambos reconocieron que detener la expedición fue un golpe emocional, especialmente después de la exigente preparación y del compromiso personal invertido en la propuesta. No obstante, también insistieron en que la aventura no termina en el océano.

Su propósito de concienciar sobre la conservación marina sigue intacto y aseguran que lo continuarán en un ámbito diferente: las aulas.

Aunque el Atlántico quedará pendiente para otra ocasión, Chloe Leger y Matthieu Witvoet se despiden con la convicción de que su historia puede inspirar a nuevas generaciones y reforzar la importancia de proteger los océanos, un recurso vital que sigue necesitando voces decididas que lo defiendan.