Tras alcanzar los precios más elevados de la historia a comienzos de verano, los carburantes han encadenado varias semanas consecutivas de descensos para alivio de los conductores. La gasolina ha llegado a abaratarse ya un 20% desde sus niveles máximos; sin embargo, el gasóleo, no ha seguido el mismo camino y su precio solo se ha reducido un 11% respecto al récord registrado en junio.
Esa tendencia descendente del precio que compartieron durante buena parte de la temporada estival se interrumpía a mediados de agosto, cuando el diésel iniciaba un repunte que le ha llevado a situarse por encima de la gasolina. Y la diferencia a favor del primero no hace sino ensancharse semana tras semana. Según los datos del último Boletín Petrolero de la Unión Europea, el precio del diésel está ya casi 16 céntimos por encima en las estaciones de servicio.
Este diferente comportamiento provoca también que la gasolina ya esté por debajo del precio que marcaba cuando se aprobó la bonificación de 20 céntimos por litro para hacer frente al impacto en los carburantes de la invasión rusa. En cambio, el gasóleo, utilizado por más de la mitad de los turismos en España y la práctica totalidad de los camiones, está aun levemente por encima.
Esta rebaja de los carburantes está previsto que se mantenga hasta final de año, aunque el Gobierno ya se ha mostrado dispuesto a estudiar su prórroga si los precios de los combustibles lo hicieran necesario.
El sorpaso del precio del diésel a la gasolina que se ha producido en las últimas semanas se explica por varias razones, pero casi todas tienen que ver con los efectos de la guerra en Ucrania.
Estos dos aspectos, falta del gasóleo ruso y problemas en las refinerías, han disparado en los últimos meses los precios de cotización en los mercados internacionales de refino que, aunque están relacionados con los del petróleo –su materia prima-, pueden seguir dinámicas distintas. Para España, los mercados internacionales de referencia de refino son Róterdam y Mediterráneo y en ellos se ha plasmado ese fuerte incremento del diésel que ha llegado a situarse hasta 31 céntimos por encima de la gasolina.
“El elevado consumo de diésel en la automoción en Europa, a diferencia de Asia o Estados Unidos donde es mayor la demanda de gasolina, justo a esta tensión en los aprovisionamientos por el conflicto bélico, hace que el efecto en el precio del gasóleo en cotización internacional sea mayor”, explican desde la Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos.
A pesar de que no hay señalas de que estos aspectos que han impulsado al alza el precio del gasóleo vayan a cambiar en el corto plazo, hay otros factores que influyen en los mercados. El más trascendente, ahora, es la posibilidad de una recesión global provocada, en gran medida, por las políticas monetarias para frenar la inflación.
La subida de los tipos de interés y las incertidumbres sobre el comportamiento de la demanda y el crecimiento económico explican la tendencia a la baja del precio de petróleo en los últimos meses. El crudo Brent, de referencia en Europa, se situaba este jueves en los 90,62 dólares por barril, casi un 27% por debajo de los máximos alcanzados en junio.
Desde hace mes y medio el petróleo cotiza generalmente en niveles inferiores a los que marcaba antes del inicio de la invasión rusa a Ucrania y sus precios ni siquiera han acusado el anuncio de la movilización militar anunciada esta semana por Putin que supondría una escalada en el conflicto.
Tanto es así que en este entorno de caída de precios, los países integrantes de la OPEP llevarán, desde comienzos del próximo mes, un recorte de la producción de petróleo de 100.000 barriles al día.