El debate en las comunidades de vecinos: ¿Y si ponemos placas solares?

  • Las importantes subvenciones para las instalaciones fotovoltaicas y los altos precios de la energía disparan las consultas para poner placas solares

  • Desde UNEF recomiendan solicitar varios estudios, dimensionar bien la instalación y apostar por instaladoras reconocidas

  • Las mayorías necesarias para poner en marcha estos sistemas en una comunidad de propietarios dependen del tipo de instalación por el que se opte

Con los precios de la energía por las nubes y los programas para impulsar el despliegue de las renovables, la posibilidad de instalar placas fotovoltaicas para reducir la factura eléctrica se ha convertido en uno de los temas estrella en las reuniones de las comunidades de vecinos. “Hasta yo estoy convenciendo a la mía para que se pongan”, señala José Donoso, el director general de la Unión Fotovoltaica Española (UNEF), que es la principal asociación empresarial del sector.

“Estamos en un momento en que el sol brilla para este sector. Tenemos unos precios de la energía eléctrica muy altos, con lo cual los ahorros que se pueden conseguir también lo son. Por otro lado, está el programa de ayudas del Gobierno vinculadas a los fondos europeos 'Next Generation', que son muy generosas y están siendo gestionadas por las CCAA; y a esto hay que añadir que en algunos ayuntamientos hay desgravaciones del IBI. Todo junto genera un escenario en el que hay que animar a todo el mundo a que aproveche la ocasión de apostar por estas instalaciones”, dice el experto.

Tipos de instalación

Lo primero que una comunidad de propietarios tiene que tener en cuenta a la hora de abordar este proyecto es que existen diferentes opciones de instalaciones:

  • Se puede optar porque la energía generada sirva solo para cubrir la demanda eléctrica de los espacios comunes (escaleras, ascensor, etc),
  • Que sea solo para atender el consumo de las viviendas.
  • Que se diseñe para ambos objetivos (viviendas y consumo de las zonas comunes del edificio).

Lo que debe marcar la elección es el espacio disponible. Lo primero que tiene que hacer una comunidad de vecinos que esté interesada es hablar con varios instaladores autorizados para que les hagan un estudio entre los que puedan comparar. Ahí es donde se va a ver la potencialidad que tiene el edificio, porque todo depende de los metros cuadrados de los que se disponga, que van a poder suministrar más o menos electricidad”, explica Donoso.

Esos estudios deberán realizarse conociendo los datos de consumo habitual tanto del edificio como de los vecinos que estén interesados en contar con esa instalación para sus viviendas para poder así maximizar la instalación. "Soliciten, al menos, tres presupuestos a empresas de perfiles diferentes y con esa información ya se puede descubrir cúál es la situación óptima para la comunidad, que a veces no es llenar todo el tejado de placas, porque lo importante es adaptarla a los hábitos de consumo". Es decir, que la instalación produzca lo que va a consumirse, pero que no se sobre dimensione.

Sobre este aspecto, la Organización de Consumidores OCU aconseja en su Guía de autoconsumo energético colectivo que la potencia instalada no sobrepase el 60% del consumo previsto. “No interesa que la producción sea superior al consumo, ya que la energía no consumida que se vierte a la red se descuenta de la que compramos, y ese es el máximo que se va a compensar”.

¿Cuánto cuesta y cuánto se puede ahorrar?

El precio de la instalación varía enormemente dependiendo del tipo por el que se opte y de las dimensiones de la misma, y algo parecido sucede con los ahorros que permitirá realizar.

“Es imposible saber qué podrán llega a ahorrar quienes opten por una instalación fotovoltaica, porque depende del consumo de cada hogar, de las horas al que este se produzca, y de los metros cuadrados de los que se dispongan”, señala Donoso.

Aun así, señala como referencia, que una vivienda unifamiliar con una buena ubicación solar sin baterías puede llegar a ahorrar hasta un tercio de su factura. “Pero no esto no es extrapolable a una comunidad de vecinos, a menos que tuviera el espacio de instalación suficiente para toda la comunidad- Pero eso no suele suceder, salvo en urbanizaciones donde puedan tener muchas zonas libres”.

Respecto a la instalación de baterías señala que en las comunidades de vecinos no suele ser necesarias, aunque, como en todo lo anterior, depende de las características de la misma.

“Si estamos hablando de una comunidad de personas jóvenes en la que durante el día no hay nadie consumiendo, quizá si interese una batería. Si se trata de una comunidad en la que haya una mezcla, con pensionistas o personas que teletrabajan durante el día, sí va a haber una demanda suficiente para que no haya necesidad de almacenar. Además, la instalación de baterías también depende de las restricciones del espacio. Pero para quien esté interesado en instalarla también es un buen momento porque hay subvenciones de hasta el 70%”.

En cualquier caso, asegura que con las ayudas que existen actualmente, de cuya solicitud y tramitación se encarga habitualmente el instalador, una instalación fotovoltaica adecuadamente diseñada debería poder amortizarse en un periodo máximo de tres o cuatro años.

¿Cómo ponerse de acuerdo y cómo se reparten los gastos?

De nuevo, en este punto depende de qué tipo de instalación se trate. “El grado de consenso necesario depende de si la instalación se va a utilizar por toda la comunidad o solo para determinados propietarios”, dice Donoso.

  • En este caso, en el que solo determinados propietarios harán uso de la instalación para llevar energía a sus viviendas, se necesita un 30% de acuerdo. “Con que haya ese porcentaje ya pueden utilizar la azotea común para instalar el sistema de producción de energía eléctrica. Y son ellos los que van a pagar todo y lo que van a disfrutarlo”.
  • En cambio, si el 50% de los propietarios está de acuerdo, ya se puede hacer de forma comunitaria y utilizarse también para cubrir las necesidades de energía en el edificio. Todos se benefician, pero todos tienen que pagar. La instalación en ese caso es de la comunidad de propietarios. La OCU recuerda, además, que para calcular esa mayoría se cuentan como favorables los votos de los propietarios ausentes.

Respecto al reparto de la energía, la OCU explica que se puede optar por diferentes criterios para hacerlo: “según la potencia contratada por cada vecino en su domicilio, la participación en los costes de la instalación o en función de la cuota en la comunidad de propietarios”. Se elija el que se elija, debe ser firmado por todos los participantes en la instalación. 

Si la instalación va a funcionar con compensación de los excedentes (la energía no consumida y que se vierte a la red) hay que notificarlo a la comercializadora para pactar las condiciones. 

¿Cómo elegir instalador?

El gran boom de la energía fotovoltaica ha provocado que se disparen las solicitudes de estos servicios. No en vano, desde UNEF consideran que este año se podría llegar a doblar el crecimiento registrado el pasado año y alcanzar los 2 gigavatios de nueva energía gracias a esa combinación de ayudas a la instalación y altos precios de la electricidad.

Por eso, ante el fuerte aumento la demanda, Donoso explica que desde UNEF se ha puesto en marcha un programa por el que ofrece formación a técnicos de instalación, se hacen auditorías a las empresas y se están dando sellos de calidad a las empresas que se lo merecen para que los ciudadanos sepan dónde escoger. "No es tan importante buscar la instalación que nos cueste 100 euros menos, sino que esta sea de calidad, con buenos componentes e instalada por una empresa de primera línea, certificada y con experiencia. Estamos hablando de una tecnología que es una inversión que tiene que durar 25 o 30 años".