Un científico español lidera la investigación para salvar a los cerdos del mundo de la peste africana

  • José Manuel Sánchez-Vizcaíno, obtiene 10M€ para investigar la vacuna contra la peste porcina

  • La peste porcina africana no supone riesgo para los humanos pero su impacto económico es enorme

  • China ha tenido que sacrificar 200 millones de cabezas en los últimos meses

La lucha por la financiación para proyectos científicos se convierte en un duelo de titanes. Sobre todo cuando desde instituciones públicas se trata de competir contra grandes laboratorios con presencia mundial.

José Manuel Sánchez-Vizcaíno (Murcia, 1951) es un David que ha vencido al Goliat de las grandes multinacionales. El catedrático de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid acaba de recibir 10 millones de euros de la Comisión Europea para financiar una vacuna que erradique la peste porcina africana. Vía libre para que, en los próximos cuatro años, Sánchez-Vizcaíno lidere a un centenar de científicos de su equipo y la vacuna llegue al mercado.

“Llevábamos un año preparando el proyecto. Nos alegramos muchísimo porque era muy competitivo, cada consorcio presentaba su estrategia. Todos estamos encantados”, explica a NIUS. El profesor Sánchez-Vizcaíno está acostumbrado a los éxitos, e incluso a las condecoraciones por su trabajo desde hace tres décadas: “Llevo muchos años en la investigación y la financiación no nos ha faltado”, explica Sánchez–Vizcaíno. La ciencia en España, según el investigador y docente, “es muy complicada de financiarse. Este proyecto es el más grande y recibir 10 millones de euros es un honor y un placer”.

Amenaza letal para el porcino

La gran dotación económica da cuenta de la importancia del proyecto. La peste porcina africana “no es un problema de salud pública porque no afecta a las personas”, puntualiza Sánchez-Vizcaíno, pero es letal para la cabaña porcina y produce “una falta de proteína importante” en muchas regiones.

En España es una “preocupación muy seria” para el Ministerio de Agricultura, por la proliferación de los jabalíes salvajes que transmiten la enfermedad que se ha detectado ya en a diez estados de la Unión Europea en los últimos dos años.

El proyecto del profesor Sánchez-Vizcaíno aglutina dos laboratorios europeos, dos empresas de producción y diagnóstico y grupos de investigación de cinco países de la Unión Europea además de China, Kenia y Rusia.

Han presentado tres prototipos aptos para la cabaña doméstica y la salvaje, como los jabalíes que propagan la enfermedad. Los ciclos silvestres son muy importantes, sobre todo, en África. El éxito de la vacuna sería determinante para erradicar el contagio desde ese continente.

La vacuna es tipo DIVA (que distingue los individuos infectados de los vacunados, por sus siglas en inglés) y abre la puerta a evitar el sacrificio de todos los animales que están en contacto con la enfermedad porque se puede diferenciar fácilmente un cerdo infectado de uno que haya sido vacunado con éxito y que, por tanto, no la vaya a desarrollar.

Más allá de la vacuna

El objetivo no es sólo diseñar una vacuna sino también poder distribuirla de una manera sencilla y eficaz en escenarios muy variados. “Tenemos que administrarla en la vida silvestre y también el ámbito doméstico, en las granjas”, explica el investigador. Por eso estudian qué cebos son los adecuados para que las dosis lleguen a los animales “tenemos que tener en cuenta, por ejemplo, el clima y no solo en los países en los que ahora está presente la enfermedad. Tenemos que tener en cuenta escenarios epidemiológicos presentes y futuros”, sentencia el catedrático de Veterinaria.

Ahora, en la primera fase, trabajan con animales en laboratorios de alta seguridad para evitar ser un foco de contagio: “Nada puede salir de aquí hasta que sepamos que el prototipo es seguro, sin efectos secundarios y eficaz”, explica con emoción Sánchez-Vizcaíno.

Quieren tener la vacuna lista con la máxima rapidez. Una vez que comprueben que funciona, la probarán en Kenia, en entornos seguros pero no confinados y, a partir de ahí, se ensayará en Europa. Cuando el prototipo finalmente elegido demuestre su eficacia se pasará a la fase de producción industrial. En el consorcio que desarrolla la vacuna participa un laboratorio que podrá hacerse cargo de la fabricación y distribución. Un momento que esperan con impaciencia los ganaderos y las autoridades sanitarias de Europa, Asia y África. Tres continentes, a la espera.

Efectos económicos

Europa y Asia concentran el 75 % de la población porcina del mundo. España es el cuarto productor mundial después de China, Estados Unidos y Alemania. El gigante asiático lleva meses sufriendo un brote cruento. Se han sacrificado más de 200 millones de cabezas. Y las tensiones en los precios han llegado a España donde la carne de porcino es el alimento que más se ha encarecido en el último año: ha subido un 7,2%.

Las consecuencias económicas de la peste porcina africana son devastadoras. Ahora no hay tratamiento eficaz. Si se detectan casos, se establecen áreas de control y vigilancia para que no se extienda la enfermedad. Los animales infectados, se sacrifican.

La peste porcina africana supone el fin del comercio de esta carne y de las exportaciones porque provoca el cierre de fronteras de las zonas afectadas. Las consecuencias son especialmente graves en el medio rural porque supone el sacrificio de los animales y la destrucción de sus cadáveres y lechos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus iniciales, en inglés), la producción de porcino está, en buena medida, en manos de pequeños productores. Y los daños son a largo plazo: “Es posible que los países más afectados tarden años en recuperarse de los efectos socioeconómicos del brote", advirtió Juan Lubroth, jefe del Servicio Veterinario de la FAO.