El reciente apagón ha provocado un desequilibrio inesperado en el sistema eléctrico peninsular
Antes, el precio de la electricidad se encontraba en 5,79 euros/MWh, después subió a 31,83 euros/MWh
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Cuando aún toda España se está reponiendo del susto del gran apagón, llega otro relacionado con la electricidad: la subida, multiplicada por cinco, de la factura de la luz. Y justo, además, en un contexto en el que la transición energética y el impulso de energías renovables parecían apuntar hacia tarifas más estables.
Aunque hoy el precio medio del megavatio hora oscila en torno a los 32 euros, una cifra que podría parecer razonable, se parte eso sí de un escenario anormalmente bajo. La recuperación del sistema tras la oscuridad del pasado 28 de abril, ha generado una serie de efectos que explican, en parte, por qué se ha encarecido la luz.
Por qué la luz es más cara tras el apagón
El reciente apagón provocó un desequilibrio inesperado en el sistema eléctrico peninsular. La restauración del servicio requirió activar centrales de ciclo combinado, las cuales operan con gas natural. Estas plantas típicamente marcan el precio de la electricidad en el mercado mayorista debido al alto coste de su operación.
El papel de las centrales de ciclo combinado
Estas centrales, que combinan una turbina de gas con una de vapor para generar electricidad, tienen un papel clave cuando otras fuentes no están disponibles. En condiciones normales, la generación eólica, solar e incluso nuclear cubre buena parte de la demanda a precios bajos o nulos. Sin embargo, tras el apagón, estas opciones no estaban operativas, lo que obligó a las centrales de gas a entrar en acción.
El precio de la electricidad aumenta cuando estas centrales marcan el coste marginal de la energía. Aunque el martes el precio se encontraba en 5,79 euros/MWh, el día siguiente subió a 31,83 euros/MWh. Esto no representa un récord, pero es un salto considerable respecto a los valores previos.
Cómo se fija el precio de la electricidad
El sistema eléctrico en España funciona mediante una subasta inversa, donde el precio lo determina la última tecnología necesaria para cubrir la demanda del día siguiente. Esto significa que, aunque varias fuentes puedan ofertar a coste cero, si se necesita una fuente más cara, como el gas, toda la electricidad se vende al precio de esa fuente.
Subasta inversa y mercado mayorista
En este proceso, el operador eléctrico estima la demanda futura y las empresas generadoras ofertan su energía. Si las renovables no pueden cubrir toda la demanda y es necesario recurrir al gas, se genera un aumento del precio. Las tarifas del mercado regulado (PVPC) son las más afectadas por estas subidas, ya que están directamente vinculadas a los precios diarios del mercado mayorista.
Por otro lado, quienes cuentan con tarifas en el mercado libre no sufren estos cambios diarios, aunque sus precios se ajustan a las tendencias generales del mercado a medio y largo plazo.
El gas, pieza clave del encarecimiento
El gas ha vuelto a ser protagonista. Durante la recuperación del sistema tras el apagón, no solo se usaron las centrales de ciclo combinado. Francia y Marruecos también contribuyeron a restablecer el sistema enviando energía a través de las interconexiones con Cataluña, País Vasco y Andalucía. Esta acción fue crucial para reactivar las centrales generadoras.
Apoyo internacional para reactivar la red
Gracias a la ayuda de estos países vecinos, se logró restablecer la tensión y poner en funcionamiento los servicios auxiliares que también habían caído. A partir de ahí, el sistema fue cobrando vida progresivamente hasta su completa normalización.
Un sistema que penaliza la volatilidad
Pese a que el Gobierno ha implementado mecanismos para amortiguar la volatilidad del mercado eléctrico, el funcionamiento de la subasta sigue implicando picos significativos cuando las energías más caras deben entrar en juego. Esta situación evidencia una dependencia crítica de las fuentes fósiles cuando las renovables no están disponibles.
El equilibrio entre demanda y oferta es frágil, especialmente cuando hay incidentes imprevistos como apagones o bajas producciones renovables. La apuesta por la transición energética se enfrenta a desafíos importantes, entre ellos, garantizar un suministro constante y asequible.
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