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Reparar antes que tirar: artesanos y talleres de productos a los que les puedes dar una segunda oportunidad

Reparar de forma artesanal. Unsplash
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Frente al consumismo de usar y tirar, cada vez son más los que apuestan por alargar la vida útil de los objetos cotidianos. Ya no se trata solo de nostalgia o conciencia ecológica: reparar en lugar de desechar se convierte en un gesto económico, sostenible y culturalmente relevante, respaldado por talleres, plataformas digitales y un incipiente marco normativo.

El derecho a reparar gana fuerza

Según un estudio publicado por la OCU, el 65% de los españoles prefiere reparar antes que comprar de nuevo, siempre que la reparación tenga un precio razonable y esté fácilmente disponible. Sin embargo, esta intención choca con la realidad de un mercado que muchas veces prioriza la obsolescencia programada y dificulta el acceso a piezas de recambio o servicios técnicos accesibles.

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Por ello, la Unión Europea aprobó en 2023 la iniciativa legislativa sobre el llamado derecho a reparar, que obliga a los fabricantes a garantizar la disponibilidad de repuestos y documentación técnica durante un tiempo mínimo. En el caso de productos como lavadoras, televisores o teléfonos móviles, este derecho se ha traducido ya en mejoras concretas que permiten prolongar la vida útil de los aparatos.

Esta tendencia ha derivado en una red cada vez más amplia de talleres, proyectos y plataformas que promueven la reparación como forma de consumo responsable.

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Plataformas y talleres donde reparar (casi) de todo

Una de las iniciativas más completas en este ámbito es ReparaNet, una plataforma impulsada por la Fundación Deixalles y la Fundació Engrunes, que localiza talleres de reparación en toda España. ReparaNet conecta a la ciudadanía con profesionales de la reparación de objetos, fomentando la economía circular y el empleo local.

En su buscador es posible encontrar artesanos y técnicos que reparan desde calzado, electrodomésticos y muebles, hasta instrumentos musicales o joyería, distribuidos por comunidades autónomas y provincias.

Por otra parte encontramos la aparición y auge de los "repair cafés" o espacios donde voluntarios enseñan a reparar objetos gratuitamente. Esta filosofía colaborativa, que comenzó en Países Bajos, se extiende ahora a ciudades como Madrid, Barcelona o Zaragoza, donde se promueve la autosuficiencia y la reutilización mediante talleres comunitarios.

Zapateros, modistas y luthiers: el renacer del oficio

La tendencia también ha resucitado oficios que parecían en peligro de extinción. El mismo informe de la OCU destaca que los productos que más se reparan en España son zapatos, ropa y pequeños electrodomésticos.

De hecho, un 72% de quienes optan por reparar un producto lo hacen por razones emocionales, de calidad o de compromiso ambiental, y no exclusivamente por el ahorro económico.

En este nuevo escenario, los artesanos de proximidad, como pueden ser los sastres, tapiceros, relojeros, cerrajeros o restauradores de muebles, encuentran un nicho renovado, avalado por consumidores más conscientes.

La reparación no es solo una opción logística o económica: es también un acto de resistencia frente al modelo productivo acelerado, una forma de preservar conocimientos tradicionales y de relocalizar la economía. Frente a la lógica de lo inmediato, los talleres de reparación proponen otra forma de consumo: más lenta, más justa y más humana.