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Frugalidad vs. minimalismo: cómo saber cuál filosofía se adapta mejor a tu personalidad y tus finanzas

Libreta de ahorro. Informativos Telecinco
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En tiempos de incertidumbre económica, inflación alta o simplemente hartazgo del consumismo, muchas personas se plantean adoptar estilos de vida alternativos como la frugalidad o el minimalismo. Aunque a menudo se usan indistintamente, estas filosofías tienen objetivos, prácticas y consecuencias diferentes, además de que cada una puede adaptarse mejor a tu temperamento, prioridades y nivel de ingresos. 

La frugalidad consiste en tomar decisiones financieras meditadas, evitar gastos innecesarios y centrarse en el valor de los bienes y servicios que compras. Es decir: gastar menos no por austeridad extrema, sino por eficiencia, calidad donde aporte, y preocupación por el largo plazo.

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Esta filosofía permite construir reservas financieras con mayor rapidez, ya que al reducir gastos superfluos se libera dinero para ahorrar o invertir. Incluso, para muchas personas la motivación principal es la estabilidad financiera. También reduce el estrés asociado al dinero, ya que al haber menos deudas y menos gastos sorpresa, también conlleva menos presión económica. 

El minimalismo, por su parte, es una filosofía de vida que busca simplificar lo externo: centrar la vida en lo esencial, eliminar lo superfluo, reducir la cantidad de objetos y obligaciones que distraen, y favorecer lo que aporta significado. 

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Esta alternativa mejora la claridad mental y reduce la ansiedad, dado que vivir con menos objetos y compromisos externos puede disminuir la sensación de agobio. Del mismo modo, promueve la durabilidad y calidad sobre la cantidad: en lugar de acumular muchas cosas, se privilegia lo esencial, generalmente piezas de mejor calidad o con valor simbólico. Puede llevar a un estilo de vida menos ligado al consumo visible y más ligado a experiencias, creatividad, y tiempo libre.

¿Cómo elegir cuál se adapta mejor a ti?

Aquí tienes claves para saber qué filosofía puede encajarte mejor:

  • Evalúa tu perfil emocional: si te molesta el desorden visual, tienes poca tolerancia al caos o te angustian los objetos acumulados, el minimalismo puede darte paz mental. Si, en cambio, disfrutas comprando gangas, regateando o sintiéndote “seguro” con muchas reservas, la frugalidad podría adaptarse mejor.
  • Fíjate en tus finanzas actuales y tus objetivos: si estás endeudado, necesitas ahorrar para un objetivo importante (jubilación, vivienda, viaje, emergencia); la frugalidad ofrece resultados más rápidos. Si tus finanzas ya están bien, puedes permitirte que el minimalismo sea el motor de un estilo de vida más significativo.
  • Combina ambas cuando puedas: no son mutuamente excluyentes. Muchas personas encuentran un espacio intermedio: ser frugal respecto al gasto pero minimalista respecto al espacio personal, o minimalista en objetos pero frugal al escoger calidad sobre cantidad.
  • Define qué sacrificios estás dispuesto a hacer: decide qué gastos realmente no quieres sacrificar (comida, salud, ocio) y cuáles sí. Si tus sacrificios son demasiado frecuentes, el modelo se vuelve insostenible mentalmente. La frugalidad sostenible es acercarse a lo que deseas, no privarte siempre. 

Qué filosofía adoptar según tu personalidad

Si eres alguien práctico, con buen autocontrol, preocupado por tu estabilidad financiera, la frugalidad probablemente te brinde más beneficios inmediatos. Si eres alguien sensible al espacio, al orden, al valor estético o emocional de las cosas, al signo simbólico más que al precio, el minimalismo puede ayudarte a sentir más satisfecho con menos. En realidad, muchas personas adoptan una mezcla: frugal cuando toca en lo económico, minimalista en lo material.

Adoptar una filosofía no es cuestión solo de dinero, sino de motivaciones íntimas: qué valoras más, cómo quieres que sea tu día a día, qué nivel de sacrificio estás dispuesto a asumir. Sea que escojas frugalidad, minimalismo o una síntesis de ambas, lo clave es que la filosofía elegida te sirva y no te pese. Tu bienestar financiero y emocional será mejor guía que cualquier etiqueta.