Ahorro

Cómo me afecta la "fatiga de decisión" en mis compras cuando tengo demasiadas opciones (y cómo simplificar)

Fatiga de decisión: ¿en qué consiste y cómo hacerle frente?
Fatiga de decisión: ¿en qué consiste y cómo hacerle frente?. Getty Images
Compartir

Imaginemos una escena: estás frente a una vitrina en una tienda de telefonía. Está repleta de smartphones, con nada menos que veinte modelos diferentes, cada uno tiene varias versiones de memoria, color, etc. Tras comparar precios, especificaciones, opiniones… terminas saliendo sin comprar nada, o decidiendo impulsivamente comprar el más barato. Ese bloqueo mental tiene nombre: fatiga de decisión.

¿Qué es la fatiga de decisión?

La fatiga de decisión describe cómo la calidad de nuestras decisiones empeora tras una sucesión de elecciones. Conforme avanzamos en el día, nuestro cerebro va perdiendo recursos cognitivos y empieza a optar por atajos: elegir lo conocido, posponer la decisión o dejar que otros factores, como podrían ser las ofertas o el marketing influyan. Según The Decision Lab, “la calidad del proceso decisional se deteriora cuando hacemos muchas elecciones o se nos presentan múltiples opciones”.

PUEDE INTERESARTE

El mismo concepto se conoce como “sobrecarga de opciones”. El fenómeno indica que más opciones no siempre equivalen a mejor elección, y puede conducir a bloquearse y no elegir nada. Estos estados de sobrecarga llevan a preferir elecciones por defecto o a rechazar decidir.

En el ámbito clínico, la fatiga de decisión también es reconocida como causa de errores, evitación de decisiones o agotamiento mental. Este agotamiento cognitivo puede ser un factor que empuje a tomar ciertos atajos o a rendirse ante decisiones complejas.

PUEDE INTERESARTE

¿Cómo se manifiesta en las compras?

Cuando llega la fatiga mental, en un entorno con muchas opciones, nuestros comportamientos tienden a cambiar. En el contexto de las compras, tendemos a optar por lo más simple, es decir, el modelo más conocido, la marca más popular. Otra reacción sería postergar decisiones, planteándose volver otro día o simplemente no comprar nada. También está la posibilidad de que tomemos decisiones impulsivas, sin comparar bien, con bajo criterio. A esto, hay que añadir que a menudo aparece un sentimiento de arrepentimiento después. Un “podría haber elegido mejor”.

La American Medical Association advierte que los efectos psicológicos de la fatiga de decisión incluyen “compras impulsivas, dificultades para decidir o evitar decisiones por completo”. Y según Psychology Today, cuando el cerebro está agotado, tenderemos a tirar de heurísticas, a ceder ante estímulos publicitarios o que “nos sugieran por nosotros”.

¿Por qué nos afecta tanto?

Hay al menos tres ingredientes clave que amplifican el efecto:

  • Carga cognitiva acumulada: Las decisiones no descansan: desde la mañana tomas decisiones sobre horarios, alimentación, trabajo. Cuando llegas a la compra, el “circuito de decisión” ya está fatigado.
  • Demasiadas alternativas: Estudios neurocientíficos muestran que cuando el conjunto de opciones va más allá de cierto umbral (por ejemplo, más de 15 alternativas), el coste cognitivo crece más rápido que el beneficio de tener más opciones.
  • Incertidumbre y complejidad: Si no tienes claro lo que valoras, si las diferencias entre modelos son sutiles, o si los atributos son complejos, el proceso decisional se vuelve más exigente. Un estudio reciente identificó que “la dificultad de la tarea decisoria y una información asimétrica impactan directamente el fenómeno de sobrecarga, y pueden inducir parálisis decisional”.

Además, cuando elige uno por desgaste, no vamos a tomar necesariamente la mejor decisión. Esta fatiga puede llevar a consumir cosas que no necesitamos, precisamente porque no evaluamos con calma.

Estrategias para simplificar y decidir mejor

Aunque no podemos eliminar todas las decisiones del día, sí podemos reducir las que afectan nuestras compras. Aquí algunas tácticas comprobadas empiezan por tomar decisiones clave por la mañana, cuando la mente está fresca. Psychology Today recomienda reservar el momento de compra para temprano o cuando no estés mentalmente agotado.

También es bueno limitar las opciones deliberadamente. Presentar poca variedad puede facilitar la decisión y evitar paralización cognitiva. Esto se hace estableciendo unos criterios mínimos por adelantado, como precio máximo, tamaño, funciones imprescindibles. Así no te pasas horas comparando lo irrelevante. Una buena alternativa para esto es acudir al comercio con una lista de opciones clara, o una guía bien definida. 

También se debe considerar tomar descansos entre las distintas etapas del proceso de compra (mirar, comparar, decidir) para “recargar” mentalmente. Y, finalmente, hay que tener presente que el objetivo es aceptar el “suficientemente bueno” en lugar de buscar el ideal absoluto. Como advierte Psychology Today, demasiadas elecciones debilitan el autocontrol y aumentan la ansiedad, el arrepentimiento o la culpa.

La próxima vez que te sientas abrumado frente a cientos de modelos de electrodomésticos, ropa o gadgets online, recuerda: la fatiga de decisión no es tu culpa, es una realidad cognitiva. Tener muchas opciones no siempre te hace más libre; a veces te paraliza.

Decidir bien no es elegir siempre lo mejor, sino elegir con claridad. Si reduces las opciones, planificas cómo comprar y descansas la mente, podrás sortear el laberinto de ofertas sin rendirte a lo primero que aparece. Y eso ya es una victoria mental.