La pandemia y las restricciones de movilidad han puesto de manifiesto las grandes deficiencias que presenta el parque de viviendas español, especialmente en lo que respecta a la demanda energética, mala calidad del aire interior o problemas de aislamiento. Esto ha provocado que la construcción sostenible más exigente, como es el caso de la edificación basada en el estándar Passivhaus, haya adquirido más importancia que nunca. Especialmente, teniendo en cuenta que, tras varios años en proceso de adaptación a la Directiva Europea 2010/31/UE, España ya cuenta con una legislación que aborda, por fin, la construcción de Edificios de Energía Casi Nulo (EECN).
Aunque la normativa vigente es más laxa que los requisitos que pide el certificado Passivhaus, todo apunta a que su presencia ganará un gran protagonismo en los próximos años por sus numerosas ventajas: ventilación mecánica como instrumento para mantener los espacios interiores limpios y sin contaminantes; enorme reducción de la demanda energética, aspecto muy importante ahora que pasamos mucho más tiempo en casa a raíz del teletrabajo; temperatura constante y confortable durante todo el año. De hecho, desde que se homologase en España la primera vivienda pasiva en 2010, el número de proyectos con este sello en nuestro país asciende ya a 169, según los datos de la Plataforma de Edificación Passivhaus, habiéndose certificado la mitad de ellos en los últimos dos años.
Conseguir este estándar no es tarea fácil, ya que no solo se requiere llevar a la práctica los exigentes requisitos que lo caracterizan, sino también lograr el beneplácito del Passivhaus Institut de Alemania, encargado de acreditar si un edificio cumple con los niveles técnicos necesarios para ser considerado como tal. Con motivo del Día Mundial de la Eficiencia Energética (5 de marzo), los expertos de Sto, compañía alemana con sede en España especializada en la elaboración de materiales y soluciones constructivas para edificaciones sostenibles, responden a las dudas más frecuentes sobre el certificado Passivhaus.
Una casa pasiva o Passivhaus, es un estándar de construcción creado en 1988 por el físico alemán Wolfgang Feist y el sueco Bo Adamson, profesor de la Universidad de Lund. Este modelo responde a un determinado tipo de diseño constructivo que busca reducir al máximo la energía necesaria para su climatización, logrando mantener un ambiente y una temperatura constantes y confortables durante todo el año mediante la optimización de los recursos existentes. Los cinco principios que lo acompañan son: excelente aislamiento térmico, carpinterías de altas prestaciones (triple acristalamiento, baja transmitancia y correcta instalación), ausencia de puentes térmicos, hermeticidad del aire y ventilación mecánica con recuperación de calor. Cualquier nueva construcción, con independencia de su tamaño y uso, puede edificarse según los estándares Passivhaus.
En 1996 nace el Passivhaus Institut en Darmstadt (Alemania), entidad gestora de los certificados para casas pasivas. Para que este organismo conceda este reconocimiento, es necesario cumplir con cuatro requisitos:
Para su obtención, un técnico homologado en Passivhaus deberá verificar durante la fase de proyecto y de obra que se cumplen los requisitos establecidos. Este especialista será el encargado de remitir la documentación pertinente al Passivhaus Institut o a una entidad certificadora avalada por esta institución (Passivhaus Certifier).
La construcción de una casa pasiva tiene un sobrecoste estimado de un 5% respecto a una vivienda convencional. Las diferencias pueden llegar, incluso, hasta el 15% en aquellas Passivhaus del segmento inmobiliario prime. Y es que el incremento del precio viene determinado, en la mayoría de los casos, por los acabados elegidos, diseño, ubicación de la futura vivienda o nivel de conocimiento técnico del arquitecto y constructora elegida.
A pesar de este sobrecoste, conviene tener en cuenta el gran retorno de la inversión de construir una casa pasiva. En este caso, destacan tres factores:
Sí, su equivalente es la certificación EnerPHit, también expedida por el Passivhaus Institut. El objetivo de este tipo de rehabilitaciones es lograr la mayor reducción de demanda energética posible. Con un carácter más flexible que el certificado Passivhaus al tener en cuenta las dificultades que entraña el proceso de rehabilitación de un edificio existente, mantiene muchos de sus principios y aplica soluciones específicas que se adaptan a las particularidades de las construcciones a rehabilitar.