Alquiler

El escenario que se espera en 2026 tras los alquileres de la pandemia: "Aumentarán los desahucios y la inquiokupación"

Una mujer observa ofertas de una inmobiliaria
En el año 2020, en plena pandemia, se firmaron muchos contratos a la baja que ahora expiran. Europa Press
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En el año 2020, en plena pandemia y cuando se fue recuperando la normalidad y la movilidad, muchos contratos de alquiler se firmaron a la baja. Había más oferta, muchos alquileres turísticos salieron al mercado y los precios bajaron. Esos alquileres cumplen ahora cinco años.

Unos 300.000 contratos se firmaron aquel año y, al pasar cinco años, esos documentos expiran en un momento muy crítico para la vivienda y con los precios muy elevados. Ante este escenario, son muchas las preguntas que se hacen los inquilinos. ¿Seguirán viviendo en las mismas casas? ¿Cuánto subirá su alquiler? ¿Tendrán que mudarse a la periferia?

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Leandro Escobar, profesor de Economía de Comillas ICADE y experto en mercado inmobiliario, explica a la web de Informativos Telecinco qué supone el fin de estos alquileres. “El fin de los alquileres de la pandemia es en realidad la combinación de dos cosas, por un lado, vencen los contratos y por otro desaparecen muchas de las protecciones adicionales a los inquilinos”, señala el experto.

"Las subidas serán de un 20 o 30%"

Además, el mercado de ahora ya no tiene nada que ver con lo que era hace cinco años y eso complica mucho la situación. “En muchas grandes ciudades, las rentas de mercado están hoy decenas de puntos porcentuales por encima del año 2020. Hay capitales donde el alquiler ha subido más de un 20% en un solo año y hay ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Málaga han ido subiendo por encima de los dos dígitos todos los años”, expone Escobar.

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Es por eso que, en un cambio de contrato, “las subidas no serán de un 2 o 3%, sino que en algunos casos los saltos pueden ser directamente del 20% o el 30% a lo que el inquilino estaba pagando”, subraya el profesor. Así las cosas, el escenario que se van a encontrar los inquilinos “va a ser muy complejo y con un mercado tensionado”, vaticina Escobar.

A los elevados precios se suma la enorme lista de requisitos que los propietarios piden a los candidatos. Requisitos de solvencia complejos, nóminas, avales o fianzas elevadas. “En la práctica, quien tenga que salir de su vivienda, tendrá que irse a una más pequeña o compartir piso cuando antes vivía solo”, señala el experto.

El éxodo a la periferia

Esta situación también va a acelerar el éxodo hacia las periferias, como, de hecho, ya está ocurriendo. “Es una fórmula que ya se ve por la búsqueda de vivienda más barata y por el aumento del teletrabajo”, apunta Escobar. Tal y como explica, hay dos fuerzas que motivan este éxodo: la centrífuga y la centrípeta.

“Por un lado, los precios empujan a la gente con ingresos más bajos y a los jóvenes en particular a las afueras. Pero, por otro lado, el empleo y los servicios o el transporte siguen especialmente concentrados en las ciudades. Eso frena de alguna manera una fuga generalizada”, explica. En cualquier caso, en opinión del profesor, duda que se produzca un éxodo masivo o un “vaciado” de las grandes ciudades, pero sí cree “una mayor dispersión” y que los centros urbanos queden reservados a las rentas más altas, mientras que las medias y bajas queden desplazadas a las afueras.

Otro asunto preocupante de cara a la extinción de los contratos de la pandemia es la posibilidad de que aumenten los desahucios, un “riesgo” que existe, según el profesor, pero matiza: “no depende solo de los precios”. En este sentido, Escobar habla de la moratoria de desahucios, cuya prórroga esta pendiente de aprobación en el Congreso.

El problema de la "inquiokupación"

En su opinión, se pueden evitar muchas de estas situaciones “resolviéndolas de manera privada”, como “la reducción de la renta, encontrar un clima adicional o directamente condonar una parte de la deuda”, subraya Escobar. “Si los precios siguen subiendo y se quitan medidas de protección, seguro que aumentarán los desahucios y también podría aumentar el tema de los inquiokupas, que provoca la reducción de la oferta”, añade. En este sentido, el profesor opina que el impacto y la magnitud de los desahucios “va a depender de lo que se haga en política de vivienda de aquí a los próximos años”.

Precisamente, sobre si las administraciones podrían haber evitado esta situación a través de políticas y legislación, el profesor cree que no por la manera cortoplacista de legislar en materia de vivienda en España. En su opinión, se deben establecer “políticas estratégicas a largo plazo” que cuenten con todos los implicados. “Limitar o congelar los precios durante un tiempo no sirve de nada porque después sale todo disparado”, apunta. “Si cambia la normativa cada muy poco tiempo no es bueno para el mercado porque ni los propietarios ni los inquilinos pueden planificarse”, concluye.