Cómo influye la forma en la que hablamos a nuestros hijos en su carácter
La manera en la que los padres hablan a sus hijos tiene un impacto en el desarrollo de su personalidad
Cuando se habla mal a un niño, puede afectar en su forma de relacionarse y también, se puede perpetuar un ciclo de negatividad en sus relaciones
Cómo saber si tu hijo tiene altas capacidades
MadridCada palabra que dirigimos a nuestros hijos deja una huella en su desarrollo emocional y en su futuro carácter. Desde sus primeros años de vida, los niños aprenden sobre sí mismos y sobre el mundo a través de la comunicación con sus figuras de referencia, en especial con sus padres y cuidadores. Todo puede influir en ellos, desde el tono de nuestra voz, las expresiones que se utilizan o la intención que hay detrás de cada mensaje que les llega puede fortalecer su autoestima o, todo lo contrario, generar mucha inseguridad y dudas sobre sus propias capacidades.
Diversos estudios en psicología infantil han demostrado que la manera en la que se habla a los hijos puede influir directamente en la forma que tienen ellos mismos de percibirse cuando interactúan con los demás. El lenguaje no solo es un vehículo para la transmisión de normas y valores, sino que también puede moldear la inteligencia emocional de los niños, ayudándoles a gestionar sus sentimientos y a desarrollar emociones sanas.
¿Por qué influye en los hijos la manera en la que los padres les hablan?
Los niños aprenden sobre sí mismos y el mundo a través de la interacción con sus padres. El lenguaje no solo es un medio de comunicación, sino una herramienta fundamental en la construcción de su identidad, sus creencias y su autopercepción. Por eso, la forma en la que los padres se dirigen a sus hijos influye directamente en su desarrollo emocional, así como en la seguridad con la que enfrentan los desafíos y en su capacidad para establecer relaciones sanas.
Lo que los padres dicen a sus hijos pueden ser palabras de apoyo y motivación o, frases que puedan generar dudas y temores en los pequeños. Si cada día escuchan expresiones positivas, éstas van a contribuir a que los niños desarrollen una autoestima saludable. Sin embargo, si solo escuchan reproches o expresiones negativas, puede que debiliten su confianza y comiencen a generar una imagen negativa de ellos.
Por otro lado, la forma en la que los padres se comunican con sus hijos también influye mucho en cómo estos se van a relacionar con los demás. Un niño que crece en un entorno respetuoso y empático, va a tener más probabilidades de replicar estos valores en su vida adulta. Sin embargo, si está expuesto a un lenguaje agresivo y dañino, puede desarrollar estos patrones de adulto afectando a sus relaciones en el futuro.
La comunicación entre padres e hijos es fundamental para su desarrollo cognitivo y emocional. A través de estas interacciones verbales, los niños aprenden no sólo el lenguaje, sino que también aprenden sobre las normas sociales, valores y formas de interpretar el mundo que les rodea. Si bien los niños se identifican con sus compañeros y modifican su comportamiento para encajar en el grupo, algo común que contribuye con su carácter, la influencia de los padres en la formación de su personalidad es innegable y fundamental. Por esto, los padres deben pensar que las palabras y el tono que usan con sus hijos pueden tener un impacto duradero en su autoestima y la forma de relacionarse con los demás.
Las palabras que dirigen los padres a los hijos pueden ser herramientas poderosas tanto para construir una autoestima sana, como para minarla. Por eso, se debe ser muy consciente del impacto que tienen nuestras palabras en el desarrollo emocional de los más pequeños.
Comunicación positiva: estrategias efectivas
Para poder fomentar un desarrollo saludable en los niños, es esencial poder adoptar estrategias de comunicación positiva. Algunas de las prácticas que se recomiendan para integrar este tipo de comunicación en el día a día de los hijos son las siguientes:
Escucha activa
Prestar atención plena a lo que los niños nos dicen, les hace sentir más valorados y comprendidos. La escucha activa implica no solo oír sus palabras, sino también poder interpretar sus emociones y responder de forma empática.
Validación emocional
Reconocer y validar las emociones de los hijos les ayuda a entender y gestionar sus sentimientos. Frases como “entiendo que te entiendas así” o “es normal sentirse como te estás sintiendo” les pueden brindar una seguridad emocional muy necesaria para su desarrollo.
Elogios específicos
En lugar de hacerles elogios generales, es mucho más efectivo destacar aspectos específicos del comportamiento del niño. Resaltar momentos en los que lo hizo bien, recordándoles lo que hicieron, hace que se refuercen conductas positivas concretas.
Comunicación no verbal
El lenguaje corporal, las expresiones faciales y el contacto físico también son formas de comunicación que influyen en el desarrollo del niño. Una sonrisa en un momento dado, un abrazo o un gesto de aprobación pueden transmitirles mucho apoyo y cariño.
El impacto de la comunicación negativa
Por otro lado, la comunicación negativa, caracterizada por críticas constantes, sarcasmos o desinterés, puede tener consecuencias nefastas en el desarrollo del carácter de los niños. Este tipo de interacciones pueden llevar a problemas de comportamiento, dificultades en las relaciones sociales y baja autoestima.
Está comprobado que los niños que crecen en entornos donde predominan las interacciones negativas pueden desarrollar patrones de comunicación parecidos a los que sus padres utilizaron con ellos, perpetuando ciclos de negatividad en sus relaciones futuras.