Pruebas de acceso a la universidad 2025

Estas son las chuletas más ingeniosas que han intentado colar en la PAU

Un bolígrafo chuleta. X.com
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La PAU (o EBAU, según la comunidad autónoma) no solo es un desafío académico. Para algunos estudiantes, también lo es... logístico. A pesar de los controles, las advertencias institucionales y las graves consecuencias que implica ser descubierto copiando, cada año se detectan intentos más o menos sofisticados de hacer trampas en los exámenes.

La mayoría de estos intentos acaban en una anécdota con consecuencias académicas, que van desde la anulación del examen, hasta la expulsión de la convocatoria, pero algunos casos destacan por su creatividad casi artesanal. “Es como una escena de Misión Imposible, pero sin presupuesto”, bromeaba un vocal de tribunal de la Universidad de Sevilla.

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Chuletas impresas en etiquetas de botellas de agua

Probablemente una de las más conocidas, pero aún sorprendentemente efectiva, consiste en imprimir el contenido del temario en miniatura y pegarlo en el reverso de la etiqueta de una botella transparente. Al mirarla desde el exterior, parece una etiqueta común. Desde dentro, si se despega parcialmente, revela fórmulas, fechas o mapas mentales.

Este truco ha sido detectado en varias comunidades autónomas, y desde entonces son muchos los tribunales que han prohibido el uso de botellas con etiquetas en los exámenes. Algunas universidades incluso exigen que las botellas sean completamente transparentes y sin marcas.

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Calculadoras tuneadas

En exámenes como los de Matemáticas, Física o Química, donde el uso de calculadora está permitido, hay casos de estudiantes que han intentado aprovechar esta ventaja para colar información. La trampa consiste en modificar la carcasa o el compartimento de las pilas para introducir chuletas en papel enrollado, o incluso en utilizar modelos programables (cuando no están prohibidos) para almacenar fórmulas o textos en la memoria interna.

En 2023, un caso sonado en la Comunidad Valenciana obligó a suspender el examen a un alumno que había memorizado fórmulas en una calculadora con pantalla gráfica. A partir de ese curso, varias universidades limitaron el uso de calculadoras a modelos no programables y exigieron una revisión previa del modelo antes de cada examen.

Nombres falsos en chicles, pegatinas o bolígrafos

Algunas chuletas han sorprendido más por su ingenio estético que por su sofisticación tecnológica. Un clásico reciclado en versión PAU ha sido el uso de chicles personalizados, donde el envoltorio contiene pequeñas frases clave, ecuaciones o listas cronológicas. Lo mismo ocurre con pegatinas sobre bolígrafos, con textos casi imperceptibles a simple vista pero perfectamente legibles si se mantienen cerca de los ojos.

En 2022, un estudiante en Madrid fue sorprendido con una lista de reyes godos camuflada como ingredientes de un “chicle con vitaminas” que dejó sobre la mesa. El caso se volvió viral en redes sociales cuando una profesora lo compartió anónimamente en Twitter.

Las uñas postizas con microletras

En lo que parece ya un cruce entre la estética y la microimpresión, algunos tribunales han detectado en los últimos años el uso de uñas postizas donde se habían impreso fórmulas o textos minúsculos con impresora de precisión. Las alumnas (o alumnos con uñas acrílicas) consultaban las uñas como si se rascaran o se llevasen las manos a la cara.

En varios casos detectados en Andalucía y Galicia, los responsables del tribunal observaron un comportamiento extraño, con las manos ocultas bajo la mesa, uñas muy largas o gestos repetitivos, que desembocaron en su revisión y, consecuentemente, su expulsión del examen. A raíz de estos incidentes, algunos centros han comenzado a incluir una revisión visual de manos antes de la prueba.

Tatuajes falsos y dibujos con tinta invisible

Algunos estudiantes han recurrido a métodos más visuales: escribir fórmulas o esquemas con tinta invisible (revelable con luz ultravioleta) en partes del cuerpo como los brazos o las muñecas. También se han descubierto tatuajes falsos con información codificada, especialmente en asignaturas de ciencias.

En la PAU de Murcia en 2022, un alumno fue pillado con lo que parecía un tatuaje tribal en la mano… pero en realidad era un sistema de signos basado en código binario que escondía fórmulas matemáticas. El caso fue documentado por varios docentes en foros internos y provocó que se reforzaran los controles visuales antes del examen.

Un código QR en la funda del móvil

En un intento por modernizar el concepto de chuleta, algunos alumnos han recurrido al uso de códigos QR impresos en objetos personales, como fundas de móvil o incluso en calcetines. Al escanear el código, se abre un archivo en la nube con esquemas, definiciones o fórmulas.

Este sistema fue detectado por docentes de la Universidad de Valencia en la EBAU de 2021. Aunque el móvil está prohibido durante el examen, algunos alumnos lo dejaron supuestamente apagado sobre la mesa… con la esperanza de consultar el código QR en algún descuido. No funcionó: los móviles fueron requisados antes del comienzo y el truco quedó al descubierto.

El clásico del papel higiénico... mejorado

Una de las versiones más insólitas, a la par que también arriesgada, consiste en esconder la chuleta dentro del baño del centro de examen. En lugar de llevarla consigo, el estudiante había pegado un folio escrito en el reverso del portarrollos de papel higiénico días antes del examen, esperando que nadie lo revisara.

Este caso fue detectado en la Universidad de Alicante en 2019, cuando un miembro del tribunal notó que varios alumnos pedían salir al mismo baño, al mismo tiempo del examen de Historia. Al revisar el cubículo, descubrieron el “archivo oculto”. Desde entonces, muchos centros limitan el uso de los baños durante las pruebas y los inspeccionan previamente.