Psicología

Cristina Cortés, psicóloga infantil: "Si tu hijo empieza a decir palabrotas hay que buscar el origen de ese aprendizaje"

La entrevistada, en una foto cedida por la editorial. Desclée De Brouwer
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Una de las mayores preocupaciones de los padres y madres cuando sus hijos alcanzan los tres y cuatro años es que no peguen ni digan palabrotas. Los ratos de parque, los momentos de socialización y los primeros años de escolarización pueden ser complicados si no se entiende el funcionamiento de su cerebro y por qué tienen determinadas conductas. Lo normal es que como padres acabemos preguntándonos a nosotros mismo y a nuestro entorno si es normal ese comportamiento. ¿Estaré haciendo algo mal? ¿Qué puedo hacer para que deje de hacerlo?

La frustración, el miedo a que nuestro hijo muestre un comportamiento "socialmente poco aceptable" y la falta de herramientas nos llevan muchas veces a sentirnos mal con nosotros mismos. Pero, al parecer, estas conductas son más normales de lo que parecen. Así lo explica un Cristina Cortés, psicóloga infantil: "Es normal que los niños experimenten con el lenguaje, las palabras y los palabros, y en este contexto, es inevitable que aparezcan las palabrotas en algunas etapas determinadas de su desarrollo donde exploran el lenguaje y aprenden". 

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Cristina es psicóloga especializada en infantil, desarrollo y trauma, además imparte formación a profesionales y familias sobre trauma y apego, y dirige el Centro de Psicología de la Salud Vitaliza. Desde su infancia tiene una relación especial con los cuentos y, ya de adulta, ha escrito varios pero con el objetivo terapéutico. Es un medio para acceder a miedos, emociones y posibles soluciones que van más allá de uno y facilitan la construcción de los propios relatos. Es también autora de los libros 'En este mismo instante' -publicado recientemente por la editorial Desclée De Brouwer-, 'Mírame, siénteme', 'Estrategias para la reparación del apego en niños mediante EMDR' y de los libros ilustrados '¿Cómo puedo salir de aquí?', 'Cuéntame cuando sí anidé en una tripa y si nací', 'El invernadero semillero' y de 'Esculpiendo palabras en la arena'.

A partir de los dos años, como señala, empiezan las rabietas y los retos, es en ese momento, cuando ya empiezan a hablar, cuando aparecen las palabrotas como un reto viendo la reacción que generan. "En la medida que el adulto no se alarma y no le presta una atención especial esa conducta se extinguirá sola". 

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Descubrir y prestar atención al origen del aprendizaje de las palabrotas y ayudarles a comprender cómo hay otras formas menos hirientes de expresar lo mismo es muy importante

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Qué hacer si mi hijo dice palabrotas

La primera reacción instintiva cuando nuestro hijo dice una palabrota es asustarnos y decirle que "eso no se dice". Pero según esta experta, lo más sensato es no alarmarse, eso sí, a menos que esta conducta sea persistente y venga acompañada de agresividad. "Si es una forma de canalizar enfados, si busca herir al otro, en estos casos deberíamos explorar con curiosidad qué emociones pueden estar reprimidas o debajo y ayudarle a canalizarlas, a expresarlas de otra forma, a calmar el malestar que este viviendo".  

Los niños suelen repetir palabras y conductas que ven a su alrededor, tanto en el entorno escolar como en el familiar, ya sea en personas adultas como en otros niños, o a través de la televisión y teléfonos móviles, eso implica que si afecta a nuestro entorno hay que revisarlo o revisarnos. "Descubrir y prestar atención al origen del aprendizaje de las palabrotas, ayudarles a comprender que hay otras formas menos hirientes de expresar lo mismo, exponerlos a contextos ricos en lenguaje y expresiones, tanto en forma como en contenido, les ayudara enormemente. Si forman parte de los recursos para obtener la atención (todo niño necesita la atención de sus padres) no alarmarnos y otorgarles la atención requerida centrada en otros aspectos, conducta, emociones…, ayudarles a alcanzar un vocabulario rico con el que puedan nombrar adecuadamente toda la intensidad emocional", subraya Cristina Cortés a la web de Informativos Telecinco. Y añade algunos consejos para padres y madres que quieran enseñar de forma positiva a su hijos a no decir palabrotas:

  • Primero siendo un buen modelo de comunicación y conexión de las emociones. 
  • Si decimos alguna palabrota, explicar que no es lo más adecuado, pero a veces cuando algo nos impacta mucho, esa energía intensa se escapa en forma de palabrotas, si las hemos dirigido a alguien hay que disculparse, para no hacerle sentir mal.
  • Enseñarles otras alternativas, palabras o expresiones que puedan usar cuando estén enfadados o frustrados. Por ejemplo, pueden decir "estoy muy enfadado" en lugar de una palabrota.
  • No sobrerreaccionar para no reforzar la conducta.
  • Explicar el impacto que las palabras tienen sobre los demás, algunas pueden herir sentimientos, las palabras pueden ser caricias o empujones, y a nadie nos gusta que nos empujen. 
  • Reforzar el lenguaje correcto mejor que castigar el inadecuado. 

Los deportes de equipo son un buen entrenamiento de habilidades y comunicación

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Qué hago si mi hijo insulta a otro sobre su aspecto físico

Hay veces que los insultos pueden referirse a la apariencia física de los demás y, sin querer, pueden ocasionar daños en la autoestima. ¿Cómo deben ser en este sentido los límites que marquemos? Los adultos tenemos que cuidar siempre las reacciones que tienen los niños cuando juegan entre si, ya que sus cerebros están en un proceso de cambio y madurez constante, y las áreas del control que corresponde al prefrontal, son las ultimas en madurar, necesitan del control de sus padres, que estos los separen si las peleas están fuera de control, que encaucen la interrelación que se esté dando.

"Los deportes de equipo son un buen entrenamiento de habilidades y comunicación. Los niños van descubriendo su fortaleza física o verbal y la ensayan y puede que no sean conscientes de las consecuencias, de nuevo el adulto está para modular y reconducir las conductas físicas o verbales no adecuadas". Así pues, ella señala varios consejos como estos:

  1. Establecer límites claros sobre como los comentarios sobre la apariencia física de los demás no son aceptables en ninguna circunstancia y no son graciosos.
  2. Fomentar con nuestro propio comportamiento la tolerancia y la diversidad. Es importante enseñar a los niños que todas las personas son diferentes y que esa diversidad es valiosa. Cada cuerpo es único y merece respeto. La apareincia física es parte de lo que nos hace especiales
  3. Valorar su aspecto físico de forma adecuada, llevar la atención hacia la salud más que hacia la estética. Si alguna persona tiene problemas pueden tener también problemas de salud, dolor, limitación en sus movimientos que causa dolor emocional además del físico. 
  4. Promover un lenguaje positivo, sin críticas en nuestra comunicación con ellos, resaltando lso aspectos positivos y valorandolos de forma adecuada y sintiendonos orgullosos de sus logros.

La ayuda de los cuentos para enseñar valores y vocabulario

Los cuentos son un recurso maravilloso, permiten a los niños identificarse con los personajes y resolver conflictos, y buscar salidas que van más allá de la realidad conocida. Pero ¿cuáles son los más adecuados en estos casos? Cristian Cortés señala que los que tienen ilustraciones ayudan a prestar atención a los detalles y pueden ser útiles para que los niños acaben completando sus propias representaciones. "Que los personajes compartan alguna característica con el lector, que permita que se pueda identificar en aspectos buenos y malos, que aparezcan aliados y si son los padres, mejor. Que el contenido aborde dentro del entramado emociones, sin ser un manual sobre una emoción". 

Y un consejo: a menos edad más sencillos deberían ser y más importantes pasan a ser las ilustraciones. Necesitamos que los niños dejen volar su imaginación.