Psicología

Milena González, psicóloga: "Hay nueve rasgos que permiten entender el temperamento de tu hijo"

Milena González, psicóloga.. Editorial Planeta
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¿Existen los niños difíciles? La respuesta es no. Así lo asegura una de las psicólogas más importantes de España. Milena González lleva más de 15 años investigando y divulgando que otro tipo de crianza es posible, una que se basa más en la educación, en la comprensión y, sobre todo, en el respeto. Es madre de tres niños y psicóloga especialista en trauma, apego, sistemas familiares y psicoterapia infantil y juvenil por la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia, pero también un referente en las redes sociales: en Instragram cuenta con una legión de 1,9 millones de seguidores.

En su nuevo libro, 'No hay niños difíciles' (editorial Zenith), propone un paso más para entender las rabietas que se basa en el conocimiento de los nueve rasgos que condicionan el temperamento único de cada niño y presenta herramientas para poderlos gestionar en cada caso.

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"Cuando yo conozco los nueve rasgos de mi hijo/a, veo que no es que mi sea difícil, sino que para mi hijo/a hay cosas que son más difíciles por predisposición genética. Cada niño es distinto, no hay varitas mágicas, pero conocer es comprender. Eso nos da tranquilidad en la crianza. Al final ese temperamento va acabar configurando su personalidad", explica en una entrevista para Informativos Telecinco. 

¿Tiene tu hijo o hija dificultad para calmarse? ¿Le cuesta aceptar algunos cambios, por pequeños que sean? ¿Se distrae con facilidad o tiene demasiada energía? Si la respuesta es sí, quizá te interese seguir leyendo...

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Los nueve rasgos del temperamento o cómo entender las reacciones de tus hijos

Milena propone conocer el temperamento de los niños para poder brindarles las herramientas concretas para gestionar las dificultades que puedan surgirles. Pero, ¿es lo mismo el temperamento que la personalidad o lo que llamamos carácter? No exactamente. "Temperamento y personalidad no son lo mismo. El temperamento es la base genética, aquellos rasgos con los que nacemos. La personalidad tiene como base el temperamento, pero se configura en relación a cómo nos influye el ambiente. Por ejemplo, puede ser que tú y yo tengamos un temperamento similar, pero tú has crecido en una familia y cultura distinta, por eso, nuestra personalidad será diferente".

En ese sentido, la psicoterapeuta propone una tabla con nueve tipos de temperamento y una puntuación para cada uno de 1 al 6. Estos son: la intensidad de la respuesta, que son aquellos niños a los que les cuesta mucho calmarse, la persistencia, cuando el niño o la niña es insistente; la sensibilidad a la estimulación, cuando nos encontramos con niños altamente sensibles; la perceptibilidad, que son aquellos niños que se distraen con facilidad y los que tienen dificultad para las transiciones o cambios. Y otros como, por ejemplo, aquellos niños que desbordan energía o que son analíticos y serios.

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La tarea del niño es explorar el mundo y manifestar sus emociones, y la tarea del adulto es mantener a salvo a ese niño poniéndole límites

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Uno de los más llamativos son los niños que puntúan alto en nivel de actividad. Antiguamente, a muchos de ellos se les diagnosticaba con TDAH. "Se suele decir que son niños hiperactivos, pero el desconocimiento hace que sean etiquetados como difíciles cuando no tiene nada que ver. En los casos de niños que puntúan alto en actividad, necesitan moverse para regularse. ¿Qué podemos hacer? Ofrecerles pausas activas, si por ejemplo estamos haciendo deberes, tiene que salir a caminar o respirar. Yo recomiendo mucho a la familia, cuando están en casa (muchas veces no sabemos qué ocurre en el colegio, pero sí en casa), como estos niños necesitan movimiento para regularse, podemos ofrecerles una pelota de pilates mientras hacen los deberes", expresa Milena. Estos niños necesitan ponerle palabras a lo que siente, practicar deporte, descansar, además de enseñarle a identificar esas señales como puede ser sueño, hambre, falta de conexión o falta de juego...para evitar que su "volcán explote".

Por otro lado, otro de los rasgos que preocupan mucho a los padres son aquellos niños que no encajan bien los cambios. Por ejemplo, desde los más pequeños como un cambio de coche o un cambio de profesor a los más grandes como un cambio de ciudad o de colegio. "Los niños que puntúan algo en esta categoría de adaptabilidad al cambio, llevan muy mal los cambio, incluso aquellos cambios que a nosotros nos pueden pasar desapercibidos. Necesitan tiempo y acompañamiento, pueden ser muy útiles los cuadros de rutinas, además los libros de historias sociales para anticipar los cambios importantes en la vida de tu hijo".

Rabietas: ¿cómo utilizarlas para entender a nuestros hijos?

Las rabietas son un rasgo madurativo, como dice Milena González, son la herramienta con la que cuentan los niños para manifestar disconformidad o malestar, por eso hay que estar muy pendientes y no cortarlas en seco o castigar por mostrar las emociones. ¿Qué podemos hacer en este sentido?

"Imagina que el niño está en el parque y quiere la pala que tiene otro niño, en vez de pedírsela le empuja, o cuando el niño está desbordado por las emociones, como no lo puede expresar, muerde a mamá. La rabieta es la manifestación de un cerebro inmaduro que no está pidiendo ayuda. La corteza prefrontal es inmadura, mientras que la parte más reactiva (la inferior) es la que nos ayuda a reaccionar y es la que está completamente madura. El niño reacciona de forma impulsiva por eso. Conocer esto hace unos 10 años fue para mí todo un avance. Eso no significa que no tengamos que poner límites. La tarea del niño es explorar el mundo y manifestar sus emociones, y la tarea del adulto es mantener a salvo a ese niño poniéndole límites. 

Y añade: "Las rabietas son oportunidades para gestionar su enfado, su tristeza, su frustración, y a través de ella, le enseñamos que es legítimo sentir esa rabia, y que estamos acompañándolos. En la vida nos vamos a frustrar en la relación con otras personas, pero nosotros nos podemos hacer cargo de gestionarlo con nuestros propios medios". 

Por eso ella recomienda, no silenciar las rabietas -con frases, como por ejemplo, "no llores" o "deja de gritar"-. Ver cómo reaccionamos ante estas situaciones desde nuestra perspectiva adulta nos puede dar muchas claves para entender cómo ayudarles a gestionar sus propios conflictos.

Niños buenos o niños que pasan desapercibidos: ¿qué pasa con ellos?

Esta claro que es fácil identificar a aquellos "niños difíciles", porque son niños que captan la atención del resto enseguida, pero ¿qué ocurre en el lado opuesto? Las etiquetas en ambos bandos no son buenas, tal y como advierten los psicólogos expertos en crianza. "Los “niños difíciles” son los que puntúan alto en la intensidad emocional de la respuesta. Pero al mismo tiempo los niños buenos, la niña dócil, son los niños que son poco vistos, porque no llaman la atención. Estos niños crecen con el síndrome del niño bueno, no demuestran sus emociones porque se salen de esa etiqueta".

Tal y como explica, Milena González estos niños suelen convertirse en adultos con ansiedad y depresión porque no han sabido exteriorizar emociones de defensa como la rabia, el miedo, tristeza, etc., y que no han podido narrar lo que sentían porque les pusieron una etiqueta y no se lo permiten a ellos mismo. "Las etiquetas son dañinas en todos los sentidos. Se encierran en un personaje. Estos niños necesitan saber ponerle límites a los demás y hay que ayudarles también".