Educación

¿Es hora de cambiar de colegio? Las señales para saber si tu hijo necesita un nuevo entorno

Estas señales pueden ser desmotivación o problemas de integración social
Estas señales pueden ser desmotivación o problemas de integración social. Freepik
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MadridEscoger el colegio más adecuado para un hijo es una de las decisiones más importantes que tienen que tomar los padres. La educación influye no solo en su aprendizaje académico, sino también en su desarrollo emocional, social y en la construcción de su autoestima. No obstante, no siempre es sencillo comprobar que el centro actual sigue siendo el más adecuado para el niño.

Cambiar de colegio no es una decisión fácil: implica logística, adaptación, costes, y sobre todo, emociones. Por ello, es esencial identificar las señales claras que indican que a un niño puede venirle bien un cambio de centro educativo.

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Los expertos en educación y psicología infantil coinciden en que el bienestar y la motivación del niño son indicadores clave para poder evaluar realmente si conviene un cambio o no de centro. Un entorno escolar positivo debe favorecer la seguridad emocional, la curiosidad por aprender y la integración social, además, de ofrecerle estímulos académicos adecuados.

Las señales académicas

Uno de los primeros indicios de que un cambio puede ser necesario es en el ámbito académico. No se trata de que un niño pueda tener o no dificultades puntuales, sino de patrones sostenidos a lo largo del tiempo que pueden hacer más complicado su desarrollo.

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Uno de ellos es la falta de estímulo académico. Es cierto que algunos colegios no pueden ofrecer retos adecuados si el niño tiene altas capacidades, ya que no están debidamente preparados para ello. Esto les genera desmotivación y aburrimiento constante.

Por otro lado, también puede suceder lo contrario, que el centro no ofrezca el apoyo suficiente para aquellos niños que tengan necesidades educativas especiales. Esto provocará que su progreso se vea limitado y aumente la frustración.

Además, cuando un alumno muestra repetidamente un desinterés sostenido por las materias, a pesar del apoyo familiar que se le pueda proporcionar, puede ser una señal de que el entorno no responde a su estilo de aprendizaje.

También es importante saber diferenciar entre problemas puntuales y dificultades estructurales. En el primer caso, la intervención temprana de profesores y tutores, con adaptaciones curriculares o programas de refuerzo puede ser suficiente, pero si no hay mejora, un cambio de colegio puede ser una opción muy razonable.

Las señales emocionales y sociales

El bienestar emocional es tan importante como el rendimiento académico. Un ambiente escolar que genere ansiedad, baja autoestima o aislamiento social puede afectar de manera duradera al desarrollo del niño. Cuando el niño experimenta estrés, ansiedad o malestar físico recurrente como dolores de cabeza, náuseas o problemas de sueño antes de ir al colegio, puede ser un indicativo de que hay una tensión emocional relacionada con el entorno escolar que el niño no sabe cómo enfrentar.

También pueden darse dificultades de integración, que existan problemas persistentes para hacer amigos o relacionarse con compañeros y profesores, esto puede reflejar que el colegio no facilita la inclusión social.

Cuando se ve que el niño está muy poco motivado y siente un desinterés generalizado por todo lo que rodea al colegio, cuando se trata de actividades escolares que antes disfrutaba mucho, puede ser un indicador de que el entorno escolar no promueve su desarrollo emocional.

Los expertos recomiendan hablar con el niño, observar los cambios de comportamiento y si se considera necesario, buscar apoyo psicológico para evaluar la situación antes de tomar decisiones drásticas.

Qué papel juega la familia en esta decisión

Cambiar de colegio es una decisión que no se puede tomar a la ligera, debe ser algo consciente y meditado. También tiene que ser algo consensuado y colaborativo. La participación activa de la familia es fundamental para evaluar pros y contras:

Antes de tomar cualquier decisión, se debe recoger información objetiva. Valorar los resultados académicos, informes de profesores, evaluaciones psicológicas y observaciones del comportamiento del niño. Estas son herramientas esenciales para poder valorar cualquier opción.

Por otro lado, hay que establecer un diálogo abierto con el niño, escuchar cómo se siente respecto a su colegio, qué es lo que le gusta y lo que no, y qué le preocupa para poder identificar cuáles son las necesidades reales y evitar tomar cualquier decisión impulsiva.

En caso de tener dudas, se puede recurrir a psicólogos infantiles, pedagogos y orientadores que puedan ofrecer una visión más profesional y ayudar a tomar la decisión de si un cambio de colegio puede beneficiar o no al desarrollo integral del niño. No se trata de cambiar de colegio por comodidad o por presión social, se trata de buscar un entorno que realmente apoye el crecimiento académico, emocional y social del niño.

En ciertas ocasiones, un cambio de colegio no es la mejor solución, ya que cambiar de entorno puede interrumpir relaciones y generarle ansiedad social. Tampoco se puede esperar que un nuevo colegio sea la solución a todos los problemas sin considerar los factores individuales. Además, algunos niños necesitan su tiempo para adaptarse a entornos nuevos, profesores, compañeros y rutinas, y no todos lo hacen de la misma forma.