Febrero, el mes loco

Marcos Fernández* | Meteoralia 01/02/2016 09:42

El hecho de que lo llamemos popularmente un mes "loco" tiene una explicación muy sencilla. En febrero se nota que los días son cada vez más largos y que nos acercamos a la primavera conforme avanza el mes.

De forma inexorable tenemos más horas de luz solar y este factor influye directamente en la temperatura. Durante los meses de diciembre y enero, aún con valores cálidos como los de este invierno, es complicado que los termómetros remonten porque el sol apenas tiene tiempo de calentar antes de ocultarse. Sin embargo, en febrero, anochece más tarde y amanece también antes. Tenemos más irradiación. Las temperaturas pueden acercarse a los 20 grados en días benignos, aunque este 2016 ya no nos sorprenderán estos valores porque venimos de alcanzar y batir récords para un mes de enero con más de 25 grados en el Cantábrico y alrededor de esa cifra en el Mediterráneo.

(Foto de nevada en Málaga capital. | Foto: Archivo Fotográfico Fundación Unicaja)

Por el contrario, no podemos olvidar que apenas hemos rebasado el ecuador del invierno. No sería este, el primero de los inviernos tradicionalmente cálidos en los que febrero ha sorprendido con las olas de frío más severas, por ejemplo, en el año 1956. Este fenómeno es habitual en España en los meses de febrero. Tanto es así que los récords de temperaturas más bajas jamás registradas en nuestro país corresponden a este mes, lo que da una buena muestra de hasta qué punto no podemos confiarnos de los días cálidos que suele regalarnos el calendario a estas alturas.

Y es que, una vez superada la primera mitad del invierno, aunque el suelo permanece frío, la atmósfera inicia la transición hacia la primavera, que astronómicamente llega a al hemisferio norte en el mes de marzo. Este cambio gradual es el principal responsable de ese tiempo cambiante de febrero y de que, en verdad, un día no se parezca a otro. Mucho menos, unas semanas a otras.

A esta realidad hay que añadir un nuevo factor a partir de la última década del SXX, y en especial durante el SXXI: el calentamiento global. Este fenómeno ha borrado de nuestras memorias buena parte del invierno que pertenece al mes de febrero. Sucedió claramente, por primera vez, en los primeros años 90 con valores auténticamente primaverales que invitaban a darse un baño en la playa en el Mediterráneo. Desde entonces, es cada vez más frecuente.

Además, determinados años, se suma la circulación zonal sobre la Península, es decir, el predominio de los vientos de poniente, que son más húmedos pero también más cálidos y rompen el enfriamiento normal de la atmósfera entre diciembre y marzo. Si bien este patrón queda interrumpido repentinamente por olas de frío intensas que nos devuelven al invierno más crudo, como el citado de 1956 o el de 2009 y 2010 e incluso la última ola de frío polar de los últimos años, que tuvo lugar en 2015.

Y si hablamos de un febrero loco, tenemos que insistir en que puede ocurrir de todo en lo meteorológico. Los habitantes del Cantábrico lo recordarán bien porque fue en un mes de febrero cuando tuvo lugar uno de los vaivenes térmicos más mortíferos que se recuerdan.

(Imagen del incendio de Santander. | Foto: El tomavistas de Santander)

Entre el 14 y el 15 de febrero de 1941, el paso de una profundísima borrasca favoreció la formación de una surada que disparó las temperaturas en las costas del Cantábrico hasta alcanzar valores elevadísimos. Sus rachas huracanadas avivaron un incendio en la ciudad de Santander que fue pasto de las llamas. 37 calles de la capital cántabra, junto a otros edificios y monumentos memorables amanecieron devorados por el fuego en una noche aciaga en toda la Península donde se superan los 100 km/h en numerosos observatorios.

Y aunque marzo es el mes que tiene la fama de ventoso, febrero tampoco se queda corto en este capítulo porque, junto a aquella trágica surada, diferentes capitales de provincia registraron el récord de mayores rachas de viento jamás registradas este mes, como es el caso de Cuenca (113 km/h) o Valencia (117 km/h).

Si bien en los últimos meses la Meteorología no deja de sorprendernos con olas de frío en lugares inusuales, valores extremadamente cálidos en Europa, nevadas históricas en Norteamérica, etc., febrero es el mes que por antonomasia más sorpresas nos puede deparar.

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*Marcos Fernández (@marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.