Los acusados de matar al exalcalde de Polop señalan como un fabulador al testigo protegido

  • Han coincidido en descalificar el testimonio del testigo protegido que les incrimina

  • Así lo han trasladado al jurado popular que les enjuicia desde este martes

Durante los escritos de defensa que los acusados, de matar en 2007 al alcalde de Polop de la Marina (Alicante), han coincidido en trasladar esta mañana al jurado popular que les enjuicia la descalificación del testimonio del testigo protegido que les incrimina, al que ven como un "fabulador" que, no obstante, sirvió para "desatascar" una investigación policial que no avanzaba por la falta de resultados.

El juicio continuará durante las tres próximas semanas en la Audiencia Provincial de Alicante, donde los siete acusados del asesinato de Alejandro Ponsoda (PP) cometido el 19 de octubre de 2007: cuatro como cabecillas e inductores y tres como autores materiales de los disparos, serán condenados.

La Físcalia considera como principal inductor, al sustituto del fallecido en la alcaldía, Juan Cano, quien ha señalado que la víctima había estado en una sauna de Benidorm en la tarde del homicidio y también que padecía la enfermedad del Sida y la sífilis. No obstante, ha repetido que "no es cierto" que sintiera hacia él "animadversión o rencor" alguno y ha recalcado que en los últimos años había colaborado con él tanto en el ayuntamiento, como su primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, como en el PP local.

Además, ha continuado explicando que también rechaza, tal y como sostiene la fiscalía, que su supuesta enemistad se hubiera fraguado en 2003 cuando quedó relegado en la lista electoral, con el argumento de que en aquella decisión no tuvo participación Ponsoda sino la dirección provincial del partido, y ha añadido que el equívoco que le postergó en esa candidatura se subsanó en las elecciones de 2007 al situarle como número dos del alcalde. Del mismo modo, Cano ha subrayado que no tuvo relación con el resto de acusados y que solo conocía mínimamente al empresario Salvador R.G. por ser vecino de la población.

El escrito de defensa de Cano

El empresario ha acusado al testigo protegido de "fabulador" y de "infinidad de contradicciones" antes de opinar que su testimonio llegó tras dos años de investigación policial sin resultados. En este "escenario inadmisible para quien resuelve un asesinato" apareció, ha proseguido Salvador R.G., este "conocido confidente de otros cuerpos de policía" que ofreció "una solución engañosa" que dio unos "cabezas de turco para justificar la investigación que no había sabido aclarar el asesinato de todo un alcalde".

El otro escrito

El escrito del gerente del club de alterne Mesalina, donde supuestamente se gestó el crimen, Ariel Alberto G., ha señalado que este testigo "con múltiples antecedentes" y "conocido por sus trapicheos" les ha implicado falsamente pese a su "nula credibilidad" dentro de una "fábula bien inventada". Entre las falsedades que, según su visión, ha ofrecido ha citado que dice que escuchó cómo se fraguaba el crimen en 2007 cuando, según se demuestra por su vida laboral, este testigo no empezó a trabajar en el Mesalina hasta julio de 2008.

Otro de los supuestos sicarios, Raúl M., ha dicho que el testigo ha vertido "mentiras en su declaración a cambio de muchos beneficios" y ha destacado que la investigación no halló ni las armas utilizadas ni huellas dactilares que incriminen a los acusados.

Los otros dos presuntos sicarios, los checos Robert F. y Radim R., han desmentido su implicación y han coincidido en que nunca han disparado ni estado en el lugar de los hechos, la pedanía de Xirles donde vivía el alcalde de Polop.

Finalmente, pese a estos testimonios exculpatorios, la fiscal ha insistido en dar credibilidad en la declaración del testigo protegido, que en el momento de los hechos se dedicaba a cobrar deudas. Ante el jurado popular, ha asegurado que el testigo protegido no ha ganado nada por su declaración sino que simplemente se ha acogido a los beneficios que recoge la ley para los testimonios que son susceptibles de amenazas, y ha indicado que el testigo ha sido amenazado por su colaboración con los investigadores y que, incluso, ha tenido que "rehacer" su vida fuera de su localidad de residencia, Benidorm.