Los cinco errores que precipitaron la caída de Pablo Casado

  • Casado ha pasado de acariciar el sueño de La Moncloa a renunciar al liderazgo del partido en sólo 6 días

  • Dirigentes consultados por NIUS creen que Casado "se suicidó" políticamente cuando cargó contra Ayuso en la COPE

  • No cesar a García Egea o no calcular que sus fieles le abandonarían, fallos estratégicos que le dejaron sin posibilidades

El shock psicológico no puede ser más duro. Pablo Casado ha pasado en una semana de celebrar la victoria -escasa, pero victoria- en Castilla y León a perder -en diferido- el liderazgo del partido. Peor aún. Pablo Casado no entiende por qué tiene que irse. Dice que quería aclarar un posible caso de corrupción que podía afectar a una alta dirigente de su partido, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. “Es injusto. He podido hacer algo mal, pero no he hecho nada malo”, les dijo a los barones territoriales de su partido en la madrugada del miércoles, cuando firmó su renuncia, él, que se veía con un pie en La Moncloa.

Casado no se va porque haya perdido unas elecciones. No se va porque se le haya descubierto un caso de corrupción. No se va porque le hayan desafiado en unas primarias y las haya perdido. Se va porque calculó mal sus apoyos, calculó mal en su pulso con la presidenta madrileña y reaccionó aún peor cuando el caso estalló en público. Y se va por dejar en manos de Teodoro García Egea una estrategia testosterónica que se reveló ruinosa, para hacer frente a Isabel Díaz Ayuso.

Esta es la secuencia del suicidio político de Pablo Casado, los cinco errores que le han obligado a tomar el camino de salida de la sala de mando en la sede del partido de la calle Génova de Madrid.

Jueves 17. Primer error: Egea acusa sin pruebas

Un par de medios, El Mundo y El Confidencial, han publicado la noche anterior que el PP intentó espiar al entorno de Ayuso por un contrato de compra de mascarillas con la Comunidad de Madrid en plena pandemia del que se habría beneficiado su hermano. El PP emite un comunicado desmintiendo “tajantemente” el espionaje.

Por la mañana la presidenta convoca a los medios y se presenta como víctima de una operación “cruel e injusta” y apunta directamente a Pablo Casado. También admite “las relaciones comerciales” de su hermano con la empresa del contrato de las mascarillas. Dice que no sabía nada hasta que meses atrás se lo comunicó el propio Casado en un encuentro en la sede del partido.

El secretario general del partido entra al trapo. Lejos de bajar la tensión, la eleva varios grados. Desliza que las acusaciones de espionaje no son más que una tapadera para ocultar un caso de corrupción que afecta a Ayuso. Anuncia la apertura de un expediente a la presidenta más popular del partido. Desafío total.

En la sede de la calle Génova aún creen a esa hora que pueden echarle un pulso a Ayuso. Se habla incluso de expulsarla del partido, aunque no aportan pruebas contra la presidenta de Madrid. "La destrucción mutua esta asegurada", anticipaba entonces un dirigente muy próximo a Casado y Ayuso

El jueves dos personas le dijimos a Pablo que se atara bien a la silla. Para decir esas acusaciones hay que tener pruebas. No hizo caso, y ese es el error

La crisis, retransmitida en directo, se les ha ido de las manos. “El jueves dos personas le dijimos a Pablo que se atara bien a la silla. Para decir esas acusaciones hay que tener pruebas. No hizo caso, y ese es el error. Es el punto de no retorno”, cuenta a NIUS una persona de su núcleo duro, muy enfadada porque “nunca” se informó a la dirección del partido “de las sospechas contra Ayuso", ni nunca se les enseñó documento alguno.

¿Han comprobado antes los apoyos? Las señales que llegan públicamente de los barones no son de apoyo cerrado a Casado. O se ponen de perfil o piden que se aclare el espionaje. El gallego Feijóo da un golpe en la mesa y se convierte en una pieza clave en la caída de Casado. Ve "imperdonable" el supuesto espionaje a Ayuso y exige resolver los problemas del PP con "inteligencia". Será un primer movimiento premonitorio de lo que vendrá después: la dimisión en diferido de Casado y el partido rendido a los pies del presidente gallego.

Viernes 18. Segundo error: Casado “se suicida” en la COPE

Casado hace caso al clamor mediático que pide su comparecencia y a última hora del jueves anuncia una entrevista en la COPE. Ante Carlos Herrera, ni se echa atrás ni trata de apaciguar el enfrentamiento. Segundo error decisivo que precipita el final de Casado a velocidad de vértigo. “La cuestión es si cuando morían 700 personas al día se puede contratar con tu hermana y recibir 286.000 euros”, dice de la presidenta madrileña. No se corta. Habla de “tráfico de influencias”, de “testaferros”, y de conducta “no ejemplar”.

Ayuso responde de inmediato. Fuego cruzado. En un comunicado, admite el contrato, pero ya no es una “comisión” sino de una “contraprestación” por traer mascarillas de China. Rebaja a 55.000 euros la cantidad que se llevó su hermano y saca a sus consejeros a aportar las ‘pruebas’.

El viernes Pablo se suicida. Accionó una bomba y estaba debajo de su silla

“El viernes Pablo se suicida. Accionó una bomba y estaba debajo de su silla”, resume un veterano dirigente popular. Núñez Feijóo, da un paso más, ejerce de portavoz de los barones, y apunta a García Egea. “El manejo de este conflicto ha sido absolutamente desacertado”, sentencia mientras plantea por vez primera la celebración de un congreso extraordinario. Un segundo golpe que será letal para Casado.

Sábado 19. Tercer error: Casado recula ante Ayuso

Tercer error. Casado recula por sorpresa. Del “tráfico de influencias” del día anterior a cerrar el expediente “satisfactoriamente”. El líder del PP da por buenas las explicaciones de Ayuso en un intento casi a la desesperada de zanjar la crisis, pero es demasiado tarde. El movimiento refleja su extrema debilidad.

Se filtra que la tarde anterior, Casado y Ayuso se habían visto en secreto en Génova para resolver su crisis. “Reunión infructuosa”, aseguran en Sol sin piedad.

Casado todavía tiene una última oportunidad de salvarse, ceder la cabeza de Teodoro García Egea, como exigen Ayuso, Feijóo y casi todos los barones del partido. Pero no lo hace, ligando así definitivamente su futuro al de García Egea.

Lunes 21. Cuarto error: no calcula el abandono de sus fieles

Un espectáculo insólito. El domingo 3.000 personas cortan la calle Génova al grito de ‘¡Casado dimisión!’ y ‘¡Casado traidor!’, en una imagen inédita. Pablo Casado ha perdido la guerra pero aún no lo sabe.

El lunes, reúne a su equipo convencido de que aún puede ganar el pulso a Ayuso. Cree tener el control del partido y del grupo parlamentario, pero su dirección se resquebraja abriendo una vía de agua que hará naufragar su proyecto. Los que unos días antes le respaldaban en las redes sociales, ahora le abandonan. Sus fieles se cuentan con los dedos de una mano. La mitad amenaza con dimitir si no se convoca un congreso extraordinario y García Egea no dimite.

“Nosotros no podíamos ser la coartada de algo que ni conocíamos. Es una deslealtad y una falta de confianza”, confirma a NIUS uno de los dirigentes que asiste a esa reunión que se prolonga durante nueve tensas horas. “Nos sentimos muy defraudados, y utilizados, porque pretendían salir como si nada hubiera pasado, y que el Comité de dirección avalara. Y cinco personas allí dijimos que de eso nada”, continúa esa misma fuente.

Pablo metió la pata. Lo que no calcularon fue el motín de la dirección y eso es lo que le ha hecho caer

Para un íntimo de Casado, el error letal está ahí. En calcular que sus fieles le abandonarían. “Pablo metió la pata. Podía haberlo solucionado cesando a Teo, y calmando la sed de sangre de los barones. Lo que no calcularon fue el motín de la dirección y eso es lo que ha hecho caer a Pablo”.

Martes 22. Quinto error: no ceder la cabeza de García Egea

El martes casi todo el grupo parlamentario le da la espalda. Sus diputados más leales exigen por escrito la cabeza del secretario general “de inmediato” por su "forma indeseable" de hacer política. Para muchos dirigentes del PP, ese es el quinto otro error definitivo. No cesar a García Egea. “Querer construir a base de garrote en vez de a base de palabras”, resume un barón territorial. El escudero de Casado ha pisado muchos callos en los territorios y ahora le devuelven todas las facturas acumuladas.

El día anterior, una persona de su equipo le había advertido: “Teo ha sido lo peor que te ha pasado”, en un intento de que Casado abra los ojos. No lo hará hasta el martes por la tarde, cuando le pide la dimisión. García Egea se resiste. Hay una bronca, hasta que cede. Demasiado tarde. Ni por esas.

Abril es el mes más cruel, dijo el poeta Eliot. Este año en el PP la crueldad se ha adelantado a febrero.

24 horas después, tras reunirse con los barones del partido hasta la madrugada, Pablo Casado firma su renuncia y la entrega del partido a Feijóo. A sus 41 años, pondrá fin a 1.300 días al frente del partido; tres años y ocho meses después de convertirse en el primer líder del PP elegido en unas primarias y cuando veía la Moncloa al alcance de sus manos.

El último forcejeo le ha valido para conseguir que su salida sea "digna", sin dimisión de por medio, "sin escarnio público", sin huida nocturna por la puerta del garaje. Será vestida como un relevo en el próximo congreso del partido en el mes de abril. Abril es el mes más cruel, dijo el poeta T. S. Eliot. Este año en el PP la crueldad se ha adelantado a febrero.