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El volcán de Cumbre Vieja en La Palma se resiste al cese de su actividad. Ya son 67 días desde que entró en erupción, superando así en duración a la del de San Antonio en el siglo XVII. Hoy, para la desolación de los palmeros, persiste de hecho la actividad estromboliana, con pulsos de emisión de piroclastos y ceniza.
Tal como han informado los expertos del Pevolca, con varias coladas activas (entre las zonas 4 y 7), el nuevo delta lávico situado al norte ocupa ya una superficie de 5 hectáreas, mientras se han producido varios desbordamientos en los canales lávicos, aumentando el número de canales activos.
Además, la nube de cenizas que genera el volcán mantiene un día más inoperativo al aeropuerto de La Palma, bloqueando las comunicaciones con la isla, salvo por vía marítima.
Al mismo tiempo, según los datos facilitados por Copernicus, las construcciones afectadas ascienden a ya a unas 2.798, de las cuales 2.676 han sido dañadas en su totalidad y 122 en peligro o en riesgo.
En total, 505 personas han tenido que ser albergadas en hoteles.
En este contexto, frente a la destrucción y el caos provocado por sus ríos de lava, hoy el contraste lo ha puesto la bella imagen de un amplio grupo de gaviotas que han encontrado, precisamente en una de las fajanas creadas por el volcán, --la primigenia--, un lugar de descanso.
Allí posadas, fundiendo el blanco de sus plumas con el manto negro que envuelve a La Palma, las cámaras del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), inmortalizaron el momento.