Vox logró un resultado sorprendente en Andalucía que según pronostican todos los sondeos seguirá a nivel nacional. La realidad es que estamos ante un nuevo partido en liza que recuerda al súbito avance de Podemos, ahora de capa caída (Irene Montero ha vuelto con fuerza y mucha emoción entre mujeres), laminado por el momento del 'efecto Sánchez'. Pero las últimas semanas, y más aún, las últimas 48 horas han dejado en evidencia a un partido calificado por gran parte de los partidos políticos como la extrema derecha española. Ellos, que dicen huir de etiquetas, presentaron 19 propuestas (entre las que se incluían algunas realmente inconcebibles), que desconcertaron a todos. Horas después, lograban un pacto con el PP, y presentaban un acuerdo para acabar con el "cortijo de la izquierda" y la 'corrupción'.
En el camino han emprendido una cruzada que pocos analistas entendían de inicio. Un partido que había ganado votos con su postura dura con el nacionalismo y el independentismo, la seguridad y la inmigración ponía el foco en la ley contra la violencia de género. Una ley que, a tenor de las encuestas parecía contar con un amplio respaldo social.
En materia de violencia de género, el secretario general de Vox, Javier Ortega Smithha dicho que seguirán defendiendo que la violencia "no tiene género y que hay que proteger a todas las víctimas", toda vez que ha lamentado que no han logrado todos sus objetivos en este sentido para aprobar "una ley contra la violencia intrafamiliar que respete los principios constitucionales de presunción de inocencia y de igualdad del hombre y la mujer ante la ley, una ley que amparase todos los supuestos de violencia". No obstante, ha garantizado que seguirá "luchando" para que se pueda conseguir y que las leyes "amparen a todas las víctimas, sean del sexo que sean o de la edad que sean".
La razón de la cruzada de Vox se entiende analizando el perfil de sus votantes. Un análisis efectuado por Metroscopia este mes de diciembre desvela que el 66% de los mismos considera de las ideas y planteamientos de las feministas han ido demasiado lejos. Lo mismo opinan un 38% de los potenciales votantes del PP y un 33% de los de Ciudadanos. Es decir, estamos ante una corriente que no es tan minoritaria como parece y que se ha convertido en un caladero de votos importante. El encuentro de Vistalegre fue en este sentido fundamental, porque a partir de ese día votantes del PP y de Ciudadanos miraron al partido de Abascal.
Un partido en el que seis de cada diez votantes consideran que el Estado debe demandar competencias a las Administraciones. Un 83% considera que se ha ido demasiado lejos en la acogida de inmigrantes. Con estos datos se entienden más algunas de las propuestas de Vox en Andalucía, como la de deportar a 52.000 inmigrantes ilegales. Pero lo más importante, según el análisis de Metroscopia, es que seis de cada diez potenciales votantes del PP están de acuerdo en endurecer las leyes de inmigración. Lo mismo piensan un 55% de los que se plantean votar a C's en las próximas elecciones. Seis de cada diez también creen que es necesario tener un mayor control estatal en algunas materias que hoy están en manos de las CCAA. Vox, pese al clamoroso error político de sus 19 puntos, sabe dónde pone el foco.
El feminismo no ha tardado en anunciar batalla contra Vox. "Ha declarado la guerra" no solo a la inmigración y al independentismo, sino también a las mujeres, a las que ha convertido "en los negros de este remedo nacional de Ku Klux Klan que dispara consignas de supremacismo masculino", han expresado 100 organizaciones en un manifiesto. Han anunciado, además, movilizaciones en todas las capitales andaluzas para el próximo martes 15 ante unas posiciones políticas que "conducirían al franquismo". ¿Le interesa a Vox este enfrentamiento? Los expertos consultados consideran que electoralmente es un foco de polaridad importante que obliga a posicionarse tanto a C's y a PP en situaciones en las que no se sienten cómodos. Vox sí parece estarlo. Y sus potenciales votantes, también. Como han demostrado Trump, Salvini, Bolsonaro, entre otros muchos, es que lo políticamente incorrecto y el político antisistema está de moda. Y gana elecciones.