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'Pincho', el mayor experto en España en detectar mentiras: "Hay gestos que sugieren que alguien no está contando toda la verdad"

Juan Manuel García 'Pincho', el mayor experto en España sobre comunicación no consciente.. Oliver Arnau
  • Juan Manuel García 'Pincho', el mayor experto en España sobre comunicación no consciente e influencia, presenta 'Ciencias del comportamiento'

  • ¿Sabrías detectar a alguien que está mintiendo por sus gestos? Este experto en comunicación no verbal nos da algunas claves

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¿Cómo podemos saber que alguien está mintiendo o que nos tiene cariño sin que nos lo diga? Hay expertos en comunicación no verbal que utilizan toda esta información para poder resolver un crimen o una investigación, pero también es cierto que esta información sobre la comunicación no consciente nos puede valer a todos y para todos los entornos, tanto el laboral como el social.

En este caso, uno de los mayores expertos de nuestro país en la materia acaba de publicar un libro que nos puede allanar el camino. Hablamos de Juan Manuel García 'Pincho', que acaba de publicar para Temas de Hoy 'Ciencias del Comportamiento', una propuesta para analizar, conocer e influir en los demás a través de la comunicación, la neurociencia y la psicología.

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Juan Manuel fue miembro de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) durante 18 años, está acreditado por Paul Ekman en detección de microexpresiones y se formó con el FBI en negociación de incidentes críticos y en análisis del comportamiento. A lo largo de su trayectoria se ha especializado en comunicación no verbal no consciente, evaluación de la veracidad, perfilación y análisis del comportamiento y neuroinfluencia, y ha aplicado estos conocimientos tanto en operaciones policiales como en el ámbito de la enseñanza y la divulgación.

Gracias a su amplia experiencia, se ha consolidado como docente, divulgador, podcaster y conferenciante de referencia en estas disciplinas. Además, ejerce de profesor en diversas universidades españolas y es director del Instituto Europeo de Ciencias del Comportamiento. Esta es la entrevista que ha concedido a la web de Informativos Telecinco.

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Pregunta: Durante 18 años has trabajado para la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO). ¿Cómo de importante es conocer la comunicación no consciente para atrapar a un delincuente? 

Respuesta: Conocer la comunicación no consciente para atrapar a un delincuente es muy importante por una razón lógica: hablamos de la comunicación no consciente, es decir, de esa parte de la comunicación que no controla la otra parte. Por este motivo, podríamos decir que todo aquello que sale de la comunicación es prácticamente veraz. Por tanto, si yo soy capaz de poder sacar de la zona de confort y del control al delincuente con el que estoy hablando, voy a poder detectar esa comunicación no consciente y llevármela a la “carpeta” de la veracidad. Eso también es algo importante el saber descartar qué parte es consciente y qué parte no es consciente, pero esto es algo relativamente fácil.

Y también es muy importante aquella comunicación no consciente que uno proyecta al delincuente con el objetivo de generarle confianza. Si cabe, esto es más importante todavía que lo que él nos pueda decir, porque si no generamos confianza, el delincuente es probable que no vaya a contar absolutamente nada.

Creo que hay un antes y un después desde el momento en el que conocemos que hay una comunicación no controlada por parte de los demás, especialmente en cuanto a la posible resolución de multitud de delitos. Y, sobre todo, es fundamental darnos cuenta de hasta qué punto podemos generar una comunicación realmente confiable, al punto de lograr que alguien confíe en nosotros simplemente observando nuestra comunicación verbal y no verbal. Es increíble el poder que tiene aprender a controlarla y analizarla.

P: ¿Qué es aquello que aprendiste en todos estos años que siempre te acompaña en tu día a día?

R: Una enseñanza fundamental es la importancia de la escucha: hacer preguntas y dejar que los demás hablen. A la mayoría les gusta hablar, lo necesitan, disfrutan compartiendo sobre los suyos; eso les hace sentirse cómodos, en su zona de confort. Incluso una persona nerviosa, desconfiada o muy alerta, cuando empieza a hablar de lo que conoce, baja la guardia. Y eso es clave, porque justamente es lo que nos interesa. Para mí, esa es una de las partes más importantes.

Luego, hay un aspecto muy general que parece evidente pero que no siempre se aplica: hay que tratar a todo el mundo igual, pero a cada uno de forma distinta. Es decir, siempre con respeto, cordialidad, apertura y generando un buen clima; pero entendiendo que cada persona tiene sus propios miedos, incertidumbres, su forma de comunicar, sus puntos de apoyo y sus luchas internas. Si logro detectarlos, puedo usarlos para que se sienta mejor y, por supuesto, para no juzgarla.

Así, aunque en esencia tratemos a todos por igual, a cada persona debemos darle lo que realmente necesita recibir. Y de esa forma volvemos al punto de partida: logramos ser mucho más confiables y generar esa autoridad que nos permite influir en conductas y construir una confianza sólida.

P: Pero hay personas que son expertas en el engaño y la mentira. ¿Es difícil desarticularlas en un interrogatorio?

R: Debemos partir de la base de que existen muchos tipos de mentiras. Están, por ejemplo, las ‘mentiras enteras’: relatos completamente falsos de principio a fin, que pueden llegar a detectarse si los contrastamos con la realidad y encontramos incongruencias, o si conseguimos desmontarlos con pruebas. Pero eso ocurre en un plano probatorio, no en el de la comunicación no consciente, ya que, según la evidencia científica, no existe ningún gesto que indique de manera fiable que alguien está mintiendo.

Ahora bien, lo que sí podemos identificar son gestos de ocultamiento, de exageración o señales que sugieren que alguien no está contando toda la verdad. Y esas manifestaciones, siempre interpretadas dentro de su contexto, pueden ofrecernos pistas útiles. También existen las medias verdades o medias mentiras, en las que una historia puede ser cierta en parte pero otra gran parte es falsa, digamos un 50/50. En estos casos, a veces resulta incluso más sencillo percibir un cambio, porque la parte veraz puede contrastar con la que no lo es, generando diferencias en el comportamiento no verbal. El problema está en discernir cuál es la verdad y cuál la mentira, es decir, qué ha vivido realmente la persona y qué no. Podemos detectar que hay un cambio, pero no necesariamente identificar en qué dirección.

Y luego está un tipo de mentira prácticamente indetectable: cuando, dentro de un relato verdadero, se introduce una mínima alteración. Por ejemplo, puedo contarte algo que me ocurrió ayer y que sea todo real, pero al decirte que me adelantó un coche rojo, en realidad el coche era verde. ¿Cómo detectar eso? Es prácticamente imposible, porque se trata de un detalle tan puntual que no genera ninguna variación en la conducta.

P: ¿Qué tipo de comportamientos no conscientes son los más difíciles de ver y que resultan decisivos en una investigación?

R: Diría que no hay gestos más difíciles que otros en sí mismos. Lo que sucede es que algunos son muy sutiles, o se presentan en conjunto con otros. Y ahí está la dificultad: de cinco, seis o siete gestos, quizá sólo aparezcan dos. Por eso, lo complejo es tener la capacidad de observar a la persona en su totalidad, con una visión general, e ir detectando el mayor número posible de señales. Después, contrastarlas con el contexto y compararlas con la línea base de comportamiento de esa persona.

Lo realmente complicado es no caer en el error de creer que un gesto significa siempre lo mismo y no tener en cuenta el contexto. Probablemente, ese sea el mayor desafío. En cuanto a los gestos difíciles de percibir, más que gestos específicos, lo que ocurre es que hay movimientos muy rápidos que pueden escapar al ojo. A veces se alcanzan a ver y otras, simplemente, pasan inadvertidos por la velocidad del momento.

P: ¿Para qué tipo de investigaciones se requiere la presencia de expertos como tú? ¿Cuándo intervienes? Imagino que no siempre será necesario…

R: Efectivamente, es necesario siempre. Lo ideal sería que todos los agentes de todas las policías (e incluso voy a ir más allá: todos los sanitarios, todos los psicólogos, todos los médicos, todos los funcionarios públicos, si cabe...), tuvieran ciertas habilidades de análisis de la comunicación no verbal. Al final lo que estamos haciendo es mejorar la calidad de la comunicación, y con esta mejora en ciertos sectores, como puede ser la seguridad o puede ser la sanidad, generamos confianza. Por ejemplo, en el ámbito de la sanidad podemos generar sosiego en una persona y borrar incertidumbre si identificamos que tiene miedo. A nivel policial, siempre es muy útil, incluso ante la situación más cotidiana. 

Un buen analista de comunicación no consciente puede resultar fundamental, ya que en cualquier momento puede surgir una alerta, una ‘bandera roja’, o incluso la necesidad de generar un impacto positivo en una persona cuya colaboración es clave en una investigación, pero que al principio se muestra reticente a comunicarse. En esos casos, una buena estrategia comunicativa —lo que podríamos llamar una autenticidad táctica— puede convertirse en un arma muy poderosa.

Considero que este tipo de perfiles deberían estar presentes en todos los ámbitos. ¿La realidad? Aún no lo están, porque no todo el mundo está preparado. Sin embargo, poco a poco se va avanzando en esa dirección.

"Una persona que pega un apretón de manos lánguido, con una mano blanda, sin cierta firmeza, a mí me suele generar mucho rechazo"

P: ¿Hay muchos expertos en comunicación no verbal en la UCO o en el FBI? Es decir, ¿es algo común o sois rara avis?

R: En el FBI llevan muchos años trabajando con numerosos expertos. Un ejemplo es Joe Navarro, un agente ya jubilado, especialista en comunicación no verbal, que realizó un trabajo extraordinario. Además, cuentan con la Sección de Análisis de la Conducta, mucho más desarrollada, precisamente porque lo han tenido en consideración desde hace más tiempo. En la Guardia Civil y en la Policía Nacional también existen bastantes expertos en la materia, quizá no tantos como sería deseable, aunque cada vez se forman más. 

En mi caso, mi primera formación específica en comunicación no verbal dentro de la Guardia Civil fue alrededor del año 2011. Ya en 2010-2011, al formarme como negociador de incidentes críticos, comenzamos a trabajar también con estos temas. Así que, en realidad, la comunicación no verbal sí está presente y se le da importancia.

P: También te formaste con el FBI en negociación de incidentes críticos y en análisis del comportamiento. ¿Cómo trabaja el FBI la comunicación no verbal? ¿Es muy diferente a cómo trabajan los agentes españoles?

R: La única diferencia entre el FBI y la policía española es, en realidad, la misma que puede existir entre una analista de Estados Unidos y una de España, sin que necesariamente tenga que ser del ámbito policial. Lo que cambia es el contexto cultural en el que se desenvuelven. Por ejemplo, en Estados Unidos las distancias interpersonales son mayores que en España, donde solemos hablar más cerca unos de otros. Eso ya supone una lectura distinta de la comunicación no verbal. En cuanto a la manera de trabajar o proceder, es prácticamente la misma, pero siempre teniendo en cuenta esas diferencias culturales. Incluso en gestos universales, como poner cara de miedo, hay matices. La expresión de miedo se entiende en todas las culturas, pero la intensidad puede variar: en países de Oriente tiende a ser más contenida que en países europeos. Esto se debe a que culturalmente existe una mayor inhibición en mostrar emociones de forma tan evidente en el rostro.

P: Supongo que como un psicólogo tiendes a analizar los gestos de cada persona con la que te cruzas. ¿Es difícil engañar (consciente o inconscientemente) a una persona que conoce el comportamiento humano?

R: Tengo que confesar que no estoy continuamente analizando todo el mundo con el que me encuentro, ni muchísimo menos, porque tendría un coste cognitivo altísimo y una fatiga enorme. No obstante, si se pudiera hacer, o en los momentos en los que se está haciendo, es completamente posible que alguien nos pueda engañar porque puede ser un perfecto mentiroso. ¿Y eso qué significa? Pues que haya interiorizado tanto una mentira que no tenga ninguna reacción. Puede actuar de una manera completamente normal y corriente. Pero vamos a dar un paso más. Como hemos dicho antes, no hay ningún gesto que identifique a una persona que miente. Te podría decir incluso que una persona que miente puede hacer los mismos gestos que otra que está diciendo la verdad. Porque cada una es diferente a la hora de gesticular cuando miente o cuando dice la verdad. Entonces, por eso el trabajo previo del baseline es muy interesante para poder llegar a la cercanía de la detección de la mentira, aunque insisto que no es posible, pero sí nos podemos ir acercando un poquito.

P: Supongo que cuando cambias de país es más complicado ¿o existen gestos que son universales?

R: En cuanto al cambio de país y los gestos universales, como hemos comentado antes, una gran parte de la comunicación no consciente es universal, pero otra parte importante es cultural. Además, incluso dentro de lo universal, existe un componente cultural que puede hacer que las respuestas emocionales en el rostro se inhiban o se expresen con mayor libertad.

También hay gestos que son completamente diferentes. Un “sí” en Bulgaria se hace rotando la cabeza de izquierda a derecha, es decir, lo que es aquí un “no”. Por tanto, tenemos que tener muy en cuenta la cultura. Incluso, por ejemplo, a nivel espacial, los que nos hemos culturizado en lenguas como la castellana situamos el pasado en la parte izquierda y en la parte derecha el futuro. ¿Por qué? Porque es así como escribimos, de izquierda a derecha. Sin embargo, los países árabes lo hacen al contrario. Es decir, escriben de derecha a izquierda y, por tanto, a nivel espacial, sitúan el pasado a la derecha y el futuro a la izquierda. Eso es algo que tenemos que tener en cuenta. Y de la misma manera, por ejemplo, en los saludos, en las distancias, también es un componente cultural enorme.

"La gente suele elevar las cejas cuando llegamos, cuando somos bienvenidos"

P: ¿Cómo se expresa la mentira en el cuerpo? ¿Y la verdad? ¿Cómo podemos detectar que estamos frente a una persona que nos quiere y nos tiene afecto?

R: Ya hemos mencionado que es imposible detectar mentiras con un 100% de eficacia, por lo que no podemos afirmar con certeza que exista un gesto concreto que las delate. Es cierto que, al contrastar la comunicación verbal con la no verbal, a veces pueden aparecer incongruencias: por ejemplo, cuando alguien dice que sí pero su cuerpo expresa lo contrario. Eso podría hacernos pensar que está mintiendo, aunque no necesariamente sea así. No es tan sencillo ni tan directo. Lo importante, sobre todo al inicio de una interacción —cuando llegamos a un lugar—, es darnos cuenta de si estamos generando en la otra persona una buena sensación, ya que esa primera impresión marca mucho el desarrollo posterior de la comunicación.

La gente suele elevar las cejas cuando llegamos, cuando somos bienvenidos. Lo que no significa que si no nos elevan las cejas es que seamos algo indeseable para ellos. Solo que no tenemos la potencia suficiente hacia la otra persona como para que la eleven. No pasa nada, yo no me enfado si veo que alguien no me eleva las cejas. Pero sí es verdad que es algo que utilizo yo mucho. Lo que hago es elevar las cejas a personas que no me apetecería hacerla de manera normal, pero yo quiero que su cerebro sí me perciba como alguien muy cercano. 

P: Hablas de las siete emociones universales en el libro. ¿Cuáles son para ti las más difíciles de detectar? 

R: Las emociones universales no son en sí mismas fáciles o difíciles de detectar, pero en mi opinión hay dos que resultan más problemáticas. La primera es el desprecio, que muchos consideran no universal, y con lo cual coincido en gran medida, ya que no se percibe de la misma forma en todas las culturas. Aunque se manifiesta de manera mayoritaria, no es unánime, lo que puede llevar a errores. Además, el desprecio suele confundirse con la alegría, porque ambos implican un movimiento de la comisura del labio hacia atrás.

La segunda emoción que también suele generar confusiones es la alegría. Esto se debe a que la sonrisa, su principal expresión, se utiliza en muchos contextos sociales —por ejemplo, al dar la mano—, lo que puede dificultar interpretar correctamente si se trata de una emoción genuina o de una convención social.

P: Un apretón de manos: ¿se puede saber si alguien es de fiar solo con cómo da la mano?

R: Yo no me basaría solo del apretón de manos para intentar identificar a alguien que es de fiar. No basta solo con eso. Pero es verdad que una persona que pega un apretón de manos lánguido, con una mano blanda, sin cierta firmeza, a mí me suele generar mucho rechazo. De la misma manera que si yo lo hago seguramente vaya a generar rechazo en la otra persona (y por tanto yo lo voy a evitar). 

Ahora bien, cuando lo detecto en los demás, intento observar y comprender por qué lo hacen. Si la persona tiene la atención puesta en otra cosa, si me percibe como un obstáculo para alcanzar su objetivo o, simplemente, no le intereso en absoluto, puede darme la mano de forma floja y sin más. En ese caso, no sería posible sacar una conclusión clara, porque puede deberse a cualquiera de estas razones. De hecho, puede tratarse de alguien formidable, un gran candidato, pero que en ese momento, al saludarme, estaba distraído y por la rapidez del gesto me dio la mano sin fuerza. Por eso, es fundamental complementar la interpretación del apretón de manos con otros gestos y actitudes.