Bienestar

Dra. Paloma Gil, especialista en endocrinología: "En algunos casos, mejorar nuestra vida sexual es más sencillo de lo que creemos"

La doctora Paloma Gil, especialista en endocrinología.
La doctora Paloma Gil, especialista en endocrinología.. Editorial Aguilar
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La Dra. Paloma Gil es médico especialista en Endocrinología y Nutrición, con más de 30 años de experiencia clínica y una sólida trayectoria como divulgadora científica. Aunque en redes sociales nos ayuda a entender mucho mejor el sistema hormonal humano, ha escrito un libro que puede servir de guía para muchas personas, sobre todo, en lo relacionado con nuestra salud sexual porque es una gran desconocida y porque existen gran cantidad de mitos a su alrededor. '

El poder invisible de tus hormonas' (editorial Aguilar, 2025) nos muestra cómo el equilibrio hormonal es esencial en cuestiones como la sexualidad o los ciclos femeninos, pero también en otros menos conocidos, pero igual de importantes como el correcto funcionamiento de nuestros órganos, el descanso, la actividad física, la alimentación, la microbiota, la fertilidad, la salud mental, las relaciones sociales... Esta es la entrevista que ha concedido a Informativos Telecinco para hablar de hormonas y sexualidad.

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Pregunta: ¿Qué papel juegan las hormonas sexuales en nuestra salud emocional? 

Respuesta: Las hormonas sexuales —como los estrógenos, la progesterona y la testosterona— no solo influyen en la fertilidad o la libido. También tienen un impacto directo en nuestro estado de ánimo, nuestra energía y cómo respondemos emocionalmente al entorno. Por ejemplo, los estrógenos tienen un efecto protector sobre el cerebro: estimulan la serotonina, mejoran la plasticidad neuronal y modulan el estrés. Por eso, muchas mujeres notan altibajos emocionales durante el ciclo menstrual, el posparto o la menopausia, etapas en las que los niveles hormonales fluctúan o caen bruscamente. Del mismo modo, la testosterona influye en la motivación, la confianza y la vitalidad tanto en hombres como en mujeres.

Entender cómo estas hormonas afectan a nuestras emociones es clave para no sentirnos "culpables" por ciertos cambios de ánimo y, sobre todo, para saber que podemos hacer mucho por nuestro equilibrio hormonal y mental.

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"El estrés, la falta de sueño o una mala imagen corporal son grandes enemigos del deseo, y eso afecta tanto a hombres como a mujeres"

P: ¿Qué función cumple la testosterona en el comportamiento de los hombres?

R: La testosterona es mucho más que la hormona sexual masculina. Afecta directamente al comportamiento, la energía, la autoestima y la motivación. Está implicada en la búsqueda de logro, el deseo sexual, la agresividad (en su justa medida) y la capacidad de tomar decisiones. En los hombres, los niveles de testosterona tienden a ser más altos, especialmente entre los 20 y 40 años, y eso puede traducirse en una mayor iniciativa, impulso y competitividad. Pero cuando sus niveles bajan —por la edad, el estrés crónico, el sobrepeso o ciertos tratamientos— es frecuente que aparezcan síntomas como apatía, fatiga, bajo deseo sexual o tristeza inexplicable.

Comprender cómo esta hormona influye en nuestra conducta ayuda no solo a evitar estigmas, sino también a detectar problemas de salud que a veces pasan desapercibidos. Y no solo en hombres: la testosterona también está presente en mujeres, y juega un papel clave en su energía y deseo sexual.

P: ¿Es verdad que los hombres siempre tienen más predisposición a tener relaciones sexuales que las mujeres? ¿Por qué ocurre? ¿Es un tema hormonal?

R: Es cierto que la testosterona es fundamental para el mantenimiento del deseo sexual en los hombres y en las mujeres, aunque en las mujeres sus niveles son significativamente más bajos que en los hombres. Por ello, los niveles más altos de testosterona suelen correlacionarse con un mayor deseo sexual y mayor frecuencia de pensamientos relacionados con la actividad sexual en ambos sexos. Pero reducir la sexualidad solo a una cuestión hormonal sería simplista, el deseo sexual es complejo: influyen factores hormonales, pero también emocionales, sociales, psicológicos y contextuales. Por ejemplo, los estrógenos y la oxitocina —más presentes en las mujeres— están relacionados con el deseo más vinculado a lo emocional o relacional. Además, las mujeres atraviesan grandes cambios hormonales a lo largo del ciclo menstrual, el posparto o la menopausia, que también afectan el deseo. Y hay algo fundamental: el estrés, la falta de sueño o una mala imagen corporal son grandes enemigos del deseo, y eso afecta tanto a hombres como a mujeres.

Por eso, más que preguntarnos quién tiene "más deseo", deberíamos entender cómo lo vivimos cada uno, y cómo cuidando nuestras hormonas y nuestro bienestar podemos recuperar la energía y el placer. 

P: ¿Cómo puede una pareja trabajar para equilibrarse hormonalmente? 

R: La clave está en la comunicación ya que cada persona tiene un perfil hormonal diverso y en constante cambio y, cómo explico en el libro, es esencial entender en qué momento hormonal se encuentra tu pareja. Las mujeres atraviesan fases hormonales muy distintas a lo largo del ciclo menstrual, del embarazo, el posparto o la menopausia. Los hombres, por su parte, también experimentan variaciones, como la bajada progresiva de testosterona con la edad. Estos cambios influyen directamente en el estado de ánimo, la energía, el deseo sexual o la necesidad de contacto.

"En algunos casos, para mejorar nuestra vida sexual basta con descansar mejor, reducir el estrés del trabajo o cambiar de pareja"

P: ¿Qué influencia tienen los estrógenos en la salud emocional de la mujer? ¿Somos realmente más inestables emocionalmente por nuestras hormonas?

R: Los estrógenos y la progesterona tienen un papel fundamental en la salud emocional de la mujer. No solo influyen en el estado de ánimo, sino también en funciones clave como el sueño, la memoria o la regulación del estrés. Por eso, cuando hay fluctuaciones hormonales —como ocurre en cada ciclo menstrual, durante el embarazo, el posparto o la menopausia—, es normal que muchas mujeres noten cambios emocionales reales y profundos. Esto no nos hace más inestables sino más resilientes emocionalmente a tanto cambio hormonal. La ciencia ya ha demostrado que sí existen síndromes premenstruales severos, depresiones posparto y alteraciones emocionales ligadas a la menopausia, y que deben diagnosticarse y tratarse con la misma seriedad que cualquier otro trastorno médico.

Este complejo sistema hormonal, lejos de ser una debilidad, refleja una adaptación biológica compleja que debe ser comprendida y respetada desde el conocimiento científico y no desde el estigma social.

P: ¿Cómo podemos mejorar nuestra salud sexual? ¿Cuánto tiempo se necesita para ver resultados?

R: Mejorar la salud sexual empieza por entender que el deseo y el placer no dependen solo de la voluntad, sino también del contexto emocional, mental y hormonal. Mejorar la salud sexual requiere un enfoque integral: cuidar el equilibrio hormonal (durmiendo mejor, reduciendo el estrés, alimentándonos bien, y en algunos casos, con tratamientos médicos), pero también cuidar la relación con nuestro cuerpo y con la otra persona. En algunos casos para mejorar nuestra vida sexual basta con descansar mejor, reducir el estrés del trabajo o cambiar de pareja. En otros casos, como desequilibrios hormonales complejos o bloqueos emocionales profundos, el proceso puede tardar más y requerir acompañamiento médico o psicológico. Pero siempre hay margen de mejora. La clave es no resignarse y pedir ayuda.