Vitoria transforma 370 toneladas de hojas secas en mil toneladas de compost

  • Tras su recogida van a la planta de Tratamiento Mecánico Biológico (TMB) de Vitoria-Gasteiz, en Jundiz

  • El compost se emplea para recuperación de suelos o usos de jardinería

  • El pasado año al otoño se sumó la granizada del 6 de julio que arrancó hojas y ramas por todo Vitoria

Cuatro meses es el tiempo que han tardado los operarios de la contrata de limpieza del Ayuntamiento de Vitoria en recoger 370 toneladas de hojas secas acumuladas en parques, jardines, pero también por las aceras y carreteras de toda la ciudad. Una vez retirada esa alfombra de hojas de la vía pública, el ciudadano vuelve a caminar por el desnudo asfalto sin riesgo de darse un buen resbalón.

Pero, ¿dónde van a parar toda esa ingente cantidad de hojas?, ¿alguna vez se lo habían preguntado? Porque sí desaparecen de nuestra vista, pero por arte de birlibirloque las hojas no se desintegran. El Ayuntamiento vitoriano ha decidido este año desvelar este misterio y resulta que las 370 toneladas recolectadas han ido directamente a la planta de Tratamiento Mecánico Biológico (TMB) de Vitoria-Gasteiz, en Jundiz.

Allí, las convertirán en compost, un fertilizante natural que proviene de la descomposición controlada de materia orgánica, que se empleará para la recuperación de suelos o usos complementarios en jardinería. Así que, aunque no las vuelvan a ver, esas hojas que un día enmoquetaron el suelo de la capital alavesa, regresarán a él. Este proceso se repite cada año y el consistorio calcula que se llegan a producir más de mil toneladas de compost “de calidad”.

El otoño y la tremenda granizada de julio

370 toneladas de hojas, 1.000 toneladas de compost… Con estos volúmenes cualquiera podría imaginar que el trabajo de los operarios de la limpieza ha sido ingente: “Se han invertido 731 jornadas repartidas en tres turnos de trabajo, 3 en horario matinal, dos en turno de tarde y 1 durante la noche”, ha detallado el concejal de Medio Ambiente, Pascual Borja.

Barredoras de calzadas, sopladores eléctricos o de combustión, una mini cargadora tipo ‘bobcat’, que ha llegado a recoger más de una tonelada en una misma jornada, han formado los dispositivos que durante 16 semanas han recorrido la ciudad recogiendo ramas y hojas.

Cada año, el otoño hace de las suyas y los árboles se empeñan en desprenderse de las hojas en un mecanismo de autoprotección de cara a los días más fríos del año. El crujido de las hojas secas bajo nuestros pies, los colores rojizos, marrones y anaranjados cubriendo las calles son el escenario natural perfecto para postear o hacerse un selfie. Aunque también entraña sus riesgos como el colapsar las alcantarillas o los resbalones.

Este pasado 2023, a la habitual llegada del otoño y sus consecuencias, los operarios de limpieza tuvieron que enfrentarse con una más inesperada caída masiva de hojas y ramas rotas, recién estrenado el mes de julio. La tremenda granizada que cayó aquel 6 de julio sobre la ciudad supuso “un aumento excepcional de este tipo de residuos generados”.

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